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La aparente "apolítica" de los Bomberos de Chile

03 Septiembre 2020

Bomberos de Chile no se puede definir como un organismo apolítico, puesto que su relación con el Poder, en la administración pública y en su organización jerárquica institucional ha demostrado todo lo contrario a lo largo de su historia.

Felipe Zumaran >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

A lo largo de sus 169 años de vida institucional, Bomberos de Chile ha estado presente en prácticamente todos los escenarios de crisis por los que ha pasado nuestro país: Incendios, Avalanchas, Terremotos, Crisis sociales, son algunos en los que sus voluntarios de una u otra manera han sido parte, no sólo garantizando el servicio de emergencias, sino también manifestándose de diferentes maneras. No obstante, durante años, el discurso que ha imperado entre sus filas es la de definirse como una “institución apolítica” y en sus cuarteles existe una regla no escrita en que se prohíbe hablar Política, Futbol ni Religión, pero, ¿Qué significa realmente ser Apolítico?.

En simples palabras, ser Apolítico puede ser caracterizado por la actitud de quien se siente ajeno o se desentiende de la política. Se puede decir que la política es una manera de ejercer el Poder y lograr mediar las diferencias que se presentan entre partes, en lo que se refiere a intereses sociales en particular. ¿y el Poder?, Poder, en su conjunto conceptual posee un extenso campo de aplicaciones, nos indica que proviene del uso de connotaciones que definen la capacidad de hacer, decir, expresar o ejecutar una acción, por otro lado, hace referencia a la autoridad y superioridad en un sistema jerárquico; en esta línea, según Max Weber “el Poder es la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social aún contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de su probabilidad.”

Entonces, en resumidas cuentas se podría decir que la Política es la gestión y administración del Poder, y Poder, por la capacidad de A sobre B.  De esta forma, vemos que la política está en todos lados tal como lo postula Miquel Caminal: “La Política está presente en todos los ámbitos de la vida económica, social y cultural, en el dominio de lo público y, también, en el de lo privado. Pero no todos los ciudadanos están en disposición, posibilidades y condiciones de intervenir e influir de igual manera”, por lo tanto considerarse cómo Apolítico, es prácticamente imposible; situación diferentes es marginarse de la política partidista, donde se abraza un Partido Político en específico.

Pero en la praxis, ¿Bomberos de Chile es una institución apolítica? ¿Su organización jerarquita, en la que existe una cadena de mando, se puede considerar así?, veamos la historia detrás de uno de sus ritos más tradicionales y emblemáticos: los funerales nocturnos. Según lo señala la página web de Cuerpo de Bomberos de Valparaíso en la parte correspondiente a la Historia de la Tercera Compañía:

 “La Tercera tuvo la ingrata circunstancia el año 1859, a raíz de una revuelta encabezada por don Pedro León Gallo Goyenechea, de que tuvieran en prisión a su Director, Capitán y Teniente 3º, los señores Angel Custodio Gallo Goyenechea, Juan J. Rodríguez y Manuel A. del Río, respectivamente. Además, su Secretario, don Octavio González Raimundis, se debió autoexiliar regresando posteriormente a Chile. Con el tiempo llegó a ser Cónsul de Chile en París. Durante los días de aquella revuelta, dejó de existir el joven voluntario tercerino don Domingo Segundo Espiñeira. Para cumplir con sus exequias fúnebres, se solicitaron los respectivos permisos, sin embargo la autoridad los negó para ser realizados en pleno día. Para suplir esta eventualidad, los funerales se hicieron a la una de la madrugada usándose para la iluminación chonchones. De esta triste circunstancia quedó la costumbre hasta nuestros días, de celebrar los funerales de voluntarios del Cuerpo de Bomberos en horas vespertinas e iluminados con antorchas”.

Entre los historiadores se debate que la prohibición de efectuar el mencionado funeral no era precisamente por el Toque de Queda que imperaba en aquella época, sino en castigo por la relación familiar del Director de la mencionada Compañía, con Pedro León Gallo Goyenechea, regidor de Copiapó y líder de revuelta contra el gobierno de Manuel Montt. Pese a todo, el mencionado funeral es llevado a cabo, transformándose en un simbólico acto político contra las restricciones del gobierno. Un simple, pero potente acto de resistencia para la época.

Las distintas crisis sociales y políticas del siglo XX siguen marcando la historia reciente. Distintas son las visiones históricas que buscan ilustrar el accionar de Bomberos para el Golpe de Estado de 1973 y los posteriores años de la Dictadura Militar: por un lado, se reconocen las gestiones del General Pinochet para modernizar el servicio de emergencias, pero en el otro extremo, sigue siendo tema tabú hablar sobre las persecuciones de las que fueron víctimas cientos de voluntarios que por su militancia o inclinación política, eran considerados enemigos del Estado y la activa colaboración de bomberos (afines a las autoridades golpistas, que también intervinieron indirectamente algunos Cuerpos de Bomberos) para denunciarlos, en un claro ejemplo de como la simpatía ideológica e intereses personales primó por sobre la lealtad con sus compañeros de ideales.  

Ya en tiempos actuales la Junta Nacional de Bomberos de Chile, liderada por su presidente, Raúl Bustos Zavala, sigue teniendo actitudes políticas. La polémica generada en abril del presente año en relación a la rebaja de $3.755 millones de pesos en el presupuesto otorgando por el gobierno generó profunda molestia e indignación en las filas de la institución que se materializó el pasado 5 de mayo en un sonar de sus sirenas a nivel nacional mientras, en la población, se rumoreaba de una posible paralización del servicio cómo medida de presión, que hizo recordar el episodio del “Ruido de Sables” de 1924. Las muestras de apoyo desde la sociedad civil fueron lo suficiente fuertes para que se negociara un acuerdo entre el gobierno y la Junta Nacional; sin embargo, la incomodidad permanece en miles de voluntarios que rechazan la actitud poco energética de sus dirigentes nacionales al momento de velar adecuadamente por sus recursos y ser partícipes de mediáticas ceremonias oficialistas, apuntando directamente al acto de promulgación de la ley que aumenta las penas para agresiones en contra de bomberos del pasado domingo 26 de julio.

El manejo mediático de la administración piñerista se ha caracterizado por ocultar sus derrotas, acrecentando la percepción negativa de la población en general, un ejemplo de ello fue la contingencia por el retiro del 10% de los fondos de pensión para poder combatir las dificultades económicas que viven miles de compatriotas; aprobada en el Congreso la reforma constitucional, desde La Moneda no hubo ceremonias ni mayores declaraciones, es más, la actitud oficialista fue más caricaturesca al tener que aceptar a regañadientes su más grande derrota y promulgar una tarde de viernes dicha reforma para que, recién el día lunes, Contraloría hiciera toma de razón. Sin embargo, casi 48 hrs después de aquel revés, se observaba el aparataje mediático oficialista en todo su esplendor, mostrando al Presidente Piñera en el frontis de la casa de gobierno, acompañado por modernos vehículos del Cuerpo de Bomberos de Santiago, promulgando la ley que aumenta las penas para quienes agreden a bomberos en actos de servicio, agregando "Algunos no reconocen su nobleza y generosidad", escoltado por las más altas autoridades bomberiles nacionales (entre ellas, Bustos); las opiniones a nivel nacional no se hicieron esperar y miles de voluntarios se cuestionaban la participación y complacencia mediática con una administración que hace unas semanas les rebajaba el presupuesto operacional, también el aprovechamiento político de La Moneda, puesto que la noticia ya era de conocimiento en el ambiente bomberil muchos días atrás, por lo tanto la puesta en escena, sólo responde a la necesidad del gobierno de mostrarse cercano a la población a través de la institución más valorada por los chilenos. Dicha actitud cercana al oficialismo, hizo recordar las tibias declaraciones con que la Junta Nacional se expresaba respecto a los episodios de agresiones y provocaciones efectuadas por Carabineros hacía personal de bomberos en distintas localidades del país durante el Estallido Social y los días posteriores, buscando bajarle el perfil catalogándolos de “hechos aislados”, en vez de rechazar energéticamente dichas actitudes, que bien sabemos, están normalizadas en la policía uniformada.

A comienzos de agosto, el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, realizó el lanzamiento se su Rifa Anual 2020, haciendo desfilar sus unidades operativas más antiguas (muchas con problemas mecánicos) por el frontis del Congreso Nacional, haciendo sonar sus sirenas en un acto que buscaba llamar la atención de los dirigentes políticos para mayores recursos, acción avalada por la totalidad de la población porteña, en un claro ejemplo del respaldo ciudadano que gozan los voluntarios y que muchas autoridades han sabido explotar, mostrándose como grandes aliados de ciertos Cuerpos de Bomberos, especialmente al momento de prometer recursos o hacer lobby para proyectos; actitud que se traduce en potenciales votos de confianza al momento de las elecciones.

Durante años, Bomberos de Chile, se ha jactado y de autodefine como una institución democrática por su sistema de elección de cargos, sin embargo, no siempre es así. Si bien los oficiales encargados de dirigir una Compañía son elegidos por una asamblea en una instancia de voto universal, hasta hace unos años, para elegir a los oficiales generales de un Cuerpo de Bomberos (que agrupa a las distintas Compañías de una comuna) sus votaciones eran efectuadas sin la participación total de sus efectivos; por el contario, los oficiales de cada compañía sufragaban, a puertas cerradas, por los candidatos en competencia; demás está decir que en más de una ocasión, dichos candidatos no eran de la simpatía de la mayoría de los voluntarios. Este proceso viciado y dudosamente democrático (ni transparente en algunas ocasiones) traía como consecuencia que algunos candidatos una vez electos y ejerciendo su puesto (Superintendente y Comandante, principalmente), daban rienda suelta a actitudes autoritarias amparados en el poder que les entregaba la calidad de oficiales superiores, perpetuándose en el cargo, persiguiendo y sancionando a voluntarios que podrían amenazar sus planes de reelección.

Bomberos de Chile no puede ser denominada cómo una institución democrática si sus líderes en las distintas regiones y a nivel nacional, con el poder de instaurar políticas presupuestarias y determinar lineamientos de trabajos, son elegidos por un grupo reducido de representantes que tampoco han sido seleccionados por elección popular y que en más de alguna ocasión son completamente desconocidos para los miles de voluntarios operativos que son la cara visible del servicio de emergencias.  Así mismo, Bomberos de Chile no se puede definir como un organismo apolítico, puesto que su relación con el Poder, en la administración pública y en su organización jerárquica institucional ha demostrado todo lo contrario a lo largo de su historia.

Lamentablemente, para muchos bomberos, forjar una carrera en cargos directivos y de mando se ha convertido en la fachada perfecta para esconder sus verdaderas aspiraciones de monopolizar el poder y gozar de un reconocimiento social por sobre los verdaderos ideales de servicio con la ciudadanía. Finalmente, no reconocer el poder en las relaciones sociales y el comportamiento, es tratar de ocultar el sol con un dedo, si bien, se puede rechazar la política partidista, nadie se puede considerar apolítico, todos de una u otra manera participamos en la política. No es fácil tomar parte activa en ella ya que implica reconocer que nos afecta, conocer el pasado para no repetir los errores, estar informado, participar en la medida de nuestras posibilidades, contrastar opiniones para formarnos un criterio, transmitir ideas a nuestros cercanos para tratar de crear conciencia en nuestro entorno. No es sólo votar, como muchos argumentan; votemos o no, asumimos una actitud política, aún sin desearlo

 

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