La 74º Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 29 de septiembre como el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, reconociendo el papel fundamental que desempeña la producción sostenible de alimentos en la promoción de la seguridad alimentaria y la nutrición.Este año se celebrará por primera vez, en un escenario único de pandemia mundial, la cual ha provocado un despertar mundial sobre la necesidad de transformar y reequilibrar la forma en que se producen y consumen nuestros alimentos.

Cada año un tercio de la producción mundial de alimentos para consumo humano no llega a ningún plato y se pierde o se desperdicia. Si lográramos reducir una cuarta parte de la comida que ahora se desperdicia, se podría alimentar a 870 millones de personas que padecen hambre. Por otra parte, los efectos dañinos del cambio climático se reducirían, teniendo en cuenta que, al día de hoy, el desperdicio alimentario es responsable del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y casi el 30% de la tierra agrícola del mundo se utiliza para producir alimentos que nunca serán consumidos.

En el año 2017 Chile conformó un Comité Nacional para la prevención y reducción de pérdidas y desperdicio de alimentos, cuya presidencia y secretaría técnica recaen en Odepa (Oficina de estudios y politicas agrarias-Min. Agricultura). Este comité busca facilitar y coordinar estrategias con distintos sectores y proporcionar un marco de referencia eficaz para elaborar leyes, politicas públicas y acciones con el secytopr privado.

Desde la sociedad civil existen una cantidad importante de organizaciones que trabajan arduamente en la disminución de las pérdidas de alimentos, desde bancos de alimentos a quienes generan evidencia y sensibilizan a las personas sobre la importancia de estas materias. Dentro de las acciones por parte del sector privado, se espera que los esfuerzos por disminuir las pérdidas de alimentos vayan enfocados a alimentos de mayor valor nutricional, es decir aquellos frescos y altamente perecibles, y no en disminuir las mermas de productos altamente procesados y poco saludables, que afentan la salud de las personas.

Debemos ser conscientes de la importancia de la pérdida y el desperdicio de alimentos ahora más que nunca, valorando los alimentos en toda la cadena, desde su producción al consumo.