A 8 años del “Fin del mundo”: ¿Agoniza el rock en Villa Alemana?

A 8 años del “Fin del mundo”: ¿Agoniza el rock en Villa Alemana?

20 Noviembre 2020

La administración de Sabat nunca ha estado a la altura del cuidado ambiental y le ha quitado de a poco a la “Ciudad de la eterna juventud” uno de los tesoros más preciados para su juventud, el rock.

Raimundo Zumarán >
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Hablar de Villa Alemana es sinónimo de molinos, de una ciudad que por su clima abraza a la eterna juventud, de una diversidad y gran riqueza cultural. Sin embargo, la ciudad también ha sido epicentro de hechos de connotación nacional que cada cierto tiempo la alejan de la arraigada condición de “ciudad dormitorio”: Miguel Ángel, joven vidente de la Virgen en los cerros de Peñablanca a finales de la década de los ochenta y que resultó ser más que un montaje de la CNI; el arsenal de guerra encontrado a principio de los 2000’s; y los brutales casos de homicidios como el del “Chacal de Peñablanca” en 2008, el caso del profesor Nibaldo Villegas en 2018 y el de Ámbar Cornejo en agosto pasado, a manos del “psicópata del tambor”, Hugo Bustamante quien en 2005 ya había cometido un crimen similar; entre muchos otros negros episodios.

Y es que con cada trágica noticia que pone a Villa Alemana en la palestra, vuelve a resucitar ese viejo mito urbano que hace alusión a la placa de cuarzo que se encontraría bajo la ciudad, produciendo estragos en la mente de sus habitantes por medio de la resonancia. De ahí, quizás, cierta explicación para el “Loco Ale”, “La 2”, “El Gringo”, la gitana bailarina y el “Luchín” quien hoy se le ve recorriendo la ciudad con su carro de supermercado y admirando a Bomberos; personajes que, durante las últimas décadas, han sido parte de la diversa fauna social presente a diario en el Paseo Los Héroes ubicado en el centro de Villa Alemana.

Al parecer la resonancia del cuarzo ha generado también un impulso y desarrollo creativo el cual se ha visto plasmado en diversas manifestaciones artísticas, sobre todo en el rock. Hablar de Villa Alemana en este sentido, es hablar de una ciudad cuna del rock y de grandes exponentes tales como La Floripondio, Blue Jeans, Oveja Negra, Patrañas Tóxicas, LSD, Los Mac’s, Villa Alemana Rock, Paraguapléjico, Sonora de Llegar, Los Balticos, Los Kiltros, Huenuman, Ropa Vieja, Ayahuasca, Sorcerers Metal, Parafina Monroy, Sargento Aldea, La Yegua Negra, La Mandarina Ácida, Nerbuda, Puentenegro, Aria, Celibatos, Limón Crown, Pichihuentru y un largo etcétera.

Festival del Fin del Mundo

Sin dudas que el mítico “Festival del Fin del Mundo”, organizado bajo la premisa de la humorada de las predicciones apocalípticas de finales del siglo pasado, y que congregó en su primera versión a cerca de mil “chascones” amantes del rock en el Tranque Recreo, ha sido una de las plataformas de autogestión más importantes de la escena musical villalemanina hasta su ‘muerte’ en 2012, cuando Carabineros irrumpieron violentamente en el Estadio de Peñablanca en una jornada que según indicaba la misma directiva del Club Deportes Peñablanca, se desarrollaba con “abosoluta normalidad y tranquilidad desde su inicio hasta su término (…) donde los asistentes no realizaron destrozos a la propiedad, no hubo disturbios ni accidentes, sino hasta el ingreso de Carabineros”.

“La cancelación del Festival del Fin del Mundo dio cuenta de la opción de la administración del alcalde Sabat: el fascismo, la represión de la diversidad, el considerar la juventud como sinónimo de riesgo, la preferencia por el cliché popular sobre la innovación” indica Fritz Demuth, Baterista de La Floripondio, banda ícono en los carteles del ‘Fin del Mundo’. “Un error fatal fue criminalizar el festival (…) creo que, en vez de hacerlo, debió haberlo potenciado, apoyado en logística, aunque también debiese existir una autocrítica de la forma como se enfrentaba un festival que año a año se convertía en un emblema cultural de la ciudad”, complementa el cineasta y director de la serie “Mutancia, crónicas del rock villalemanino”, Cristian Luna.

Han pasado 8 años desde el fin del “Fin del Mundo” pero ¿Agoniza el Rock?

Si bien, luego de los bochornosos episodios ocurridos en 2012 y a falta de apoyo desde la administración de Sabat, la autogestión logró desarrollar instancias más acotadas como el “Sub Mundo” o el “Festival de Melvin”; pareciera que la escena ha caído en un estancamiento dejando una interrogante que se agudiza ante la imposibilidad de generar eventos por la pandemia ¿Está el rock villalemanino agonizando? Para Luna es un no rotundo, indicando que “hay un montón de gente que sigue creando y más temprano que tarde vomitará todo lo que tenga que decir. Ojo que no todo es rock, también hay hip hop, indie, cumbia, folk y mucho contenido reprimido”.

Y claro, la “mutancia” ha sido una tónica en el territorio. Si bien en la década de los 60’s y 70’s fue dominada por el blues, el rock más puro y obviamente aquel rock que incorporaba tintes psicodélicos; a mediados de la década de los 80’s y principio de los 90’s, la escena local era dominada por el ‘metal’ y en particular por el ‘trash’ y a medida que avanzaban los años noventa, se iba mezclando con el ‘punk’, el rock experimental y el ‘ska’ lo que terminó en una sana convivencia de estilos y ‘tribus’ vista en el “Fin del Mundo” a contar de los años 2000’s. Que el rock en Villa Alemana agonice o esté muerto “sólo lo podría pensar un abuelito ignorante y militante de la UDI”, dispara Demuth.

Para el ex guitarrista de Celibatos -banda de rock pop- Adolfo Painian, el panorama está bajo una “mutación de frescura musical. El indie-pop, el rock pop, tal vez se está tomando la escena actual. Hay muchos colegas que están dejando de lado el rock duro y el punk que identificaba la escena villalemanina y se están cargando cada vez más al pop y sus variables”, comenta el músico que se encuentra en su etapa solista con sonido synth pop, indie y algunos harmónicos rockeros, bajo el nombre de ‘Pichihuentru’.

No sabemos si volverá el “Fin del Mundo” o sus derivados, pero lo que sí está claro, es el triste escenario que ha dejado como legado los 12 años de la administración municipal del Alcalde Sabat en materia de apoyo cultural y en especial a la escena musical.

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Nulo apoyo municipal

Al consultar sobre el apoyo de la administración de Sabat hacia la escena musical local, la respuesta al unísono fue una gran negativa. “La gestión y política cultural del municipio no considera la identidad, ni la cultura local. Se ha limitado a repetir el esquema de la administración del gobierno central, del gusto del alcalde y de su electorado, mayoritariamente adultos mayores”, indica Demuth. “Hay un problema estructural porque el departamento de cultura terminaba siendo el de eventos y terminaba destinando los recursos y esfuerzos al ‘Festival de la nueva Ola’ en desmedro del todo el resto”, complementa Luna.

“Sabat se ha dedicado (…) a contratar siempre al ‘Pollo Fuentes’ pagando más de tres millones de pesos y no ha sido capaz de montar un show con artistas locales, ni menos levantar la riquísima escena local que tiene Villa Alemana”, lapida Painian.

Efectivamente la autogestión tiene una segunda lectura respecto a la falta de espacios públicos para el desarrollo de las artes, tal como indica el artista visual y presidente de la Asociación de Pintores y Escultores de Chile, APECH filial Marga Marga, Christian Carrillo: “Generar espacio para la cultura es fundamental. En éstos tiempos de crisis social y política, las artes juegan un rol principal en la necesidad de expresión ciudadana, el arte debe ser siempre crítico a lo establecido y las autoridades deben entender este punto, sin embargo, se extrañan más espacios que permitan acoger muestras de gran nivel”.

“Es la deuda cultural para zonas interiores de la Región de Valparaíso y no sólo es responsabilidad de los municipios, sino también del Gobierno Regional y sus Gobernaciones que no han hecho de la cultura una política real con respeto y dignidad hacia los artistas”, enfatizó Carrillo.

Queda claro que en la comuna “Capital del medio ambiente”, la administración del Alcalde José Sabat nunca ha estado a la altura de ir a la vanguardia del cuidado ambiental y le ha quitado de a poco a la “Ciudad de la eterna juventud”, uno de los tesoros más preciados para su juventud, la escena cultural, artística y musical, pero, sobre todo la condición de ciudad cuna del rock.

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