Café República de Playa Ancha: Un punto de encuentro para vecinos y turistas

Café República de Playa Ancha: Un punto de encuentro para vecinos y turistas

16 Mayo 2019

Ubicado en pleno corazón del cerro Playa Ancha, constituye todo un ícono del tradicional barrio porteño.

Hernán Castro >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Artículo publicado en Apuntes y Viajes

A eso de las tres de la tarde suele estar más tranquilo en el Café República Independiente de Playa Ancha. Si no hay más platos que lavar y el local está ordenado, es el minuto que aprovecha Alicia para hacer un puzle, Gabriela para fumarse un cigarro y Luis para conversar. Ese mismo lapso de tiempo es el que aproveché para reunirme con Luis y conocer un poco más la historia de este emblemático café de Valparaíso.

Fue una mañana del 2013 cuando Luis Bastías Castillo se topó con el cartel de se arrienda colgando desde la vitrina de un pequeño local en la avenida Playa Ancha. En un acto algo impulsivo, pero movido por un contexto de posible precariedad económica, golpeó la puerta de la que fuera una peluquería durante casi 50 años y dijo que quería arrendarla.

De profesión diseñador, Luis pronosticaba un futuro poco promisorio para su oficio: Muchos profesionales de la misma carrera, poca demanda y bajos sueldos le hicieron pensar en buscar una fuente de ingresos complementaria. Así surgió la idea del café.

Arrendado el local, pasaron siete meses antes de que abriera sus puertas. En ese periodo realizaron la adaptación del espacio, mandaron a confeccionar los muebles y se produjo lo que Luis describe como un proceso de construcción personal para hacerse cargo de este proyecto.

Mientras hablamos de la historia del local entra Reinaldo, un hombre jubilado de la Policía de Investigaciones,  pide un americano y comienza conversarnos de la importancia de los sitios web, que la gente ya no desea participar en los partidos políticos y que los carabineros no hacen bien su trabajo porque tienen demasiada autonomía y no dependen directamente de los municipios, como sí sucede en otras partes del mundo.  El diálogo fluye con el ritmo del jazz mientras desde las paredes nos observan los rostros en blanco y negro de los vecinos y vecinas de Playa Ancha.

Así suelen ser las tardes en la café. Los clientes llegan como al living de su casa, saludan a los dueños y se instalan a conversar. Luis, amablemente, intenta pausar el diálogo para continuar con la entrevista. Pero apenas menciona mi profesión, el cliente nos cuenta que su papá fue periodista del extinto diario La Unión, en la época en que no se estudiaba en la universidad para ser periodista.

Lo bello de lugares como este, es que cada persona (y me incluyo) es un personaje con una historia digna de contar. Pero la entrevista debía continuar. Así que pasado los 20 minutos, pedimos las excusas del caso y volvimos a lo nuestro.

Un café con nombre de República

¿Por qué República Independiente de Playa Ancha? “Hay varias versiones -me dice Luis-. Una de ellas, dicen que es el antiguo anhelo que tiene el barrio por volverse comuna; otra habla de que hacía referencia a la estatua de la República, la que se encontraba en Plaza Rubén Darío (La misma que se robaron y luego apareció en la casa del empresario Raúl Schüler en la región de O’Higgins)”.

Otra versión algo más sabrosa, se la contó un misterioso abogado que alguna vez vino al café. Según él, en los años 20 anduvo Arturo Alessandri haciendo campaña en Playa Ancha y los vecinos le dijeron que querían ser comuna, a lo que él respondió que Playa Ancha no estaba para comuna, sino para república”.

Como sea, adoptado el nombre del café, el resto de las cosas se fueron dando por añadidura. Al menos para Luis. El paso siguiente fue construir pequeños retratos con las fotos de de los vecinos destacados que reflejaran la geografía humana de Playa Ancha (Los mismos que nos observaban desde las paredes al conversar): “Todos los restaurantes de Valparaíso tienen fotos de ascensores e iglesias, pero no tienen personajes… Y las personas son las que encarnan la identidad de un lugar”.

Al año de funcionamiento compró el que se transformaría en un ícono del local: El cuadro de Gonzalo Ilabaca que luce sobre el espejo de la antigua peluquería. Para llegar a él tuvo que hablar con el pintor, quien suele dar vueltas por el barrio con su overol azul con algunas manchas de pintura, su pelo amarrado con una cola y su paso calmo. En una de sus idas al café le propuso la idea de comprarle un cuadro.

Juntos fueron hasta la casa del pintor. Ahí Luis vió un hermoso cuadro del Roland Bar, el que Gonzalo se negó a vender. Pero a cambio le ofreció uno más grande. Fueron hasta su taller y le mostró la gran pintura con dos jóvenes delante de un paisaje que bien podría ser Valparaíso, pero con acceso al mar.

El precio propuesto por el pintor era imposible de pagar para Luis, así que llegaron a un acuerdo y se lo fue pagando en cómodas cuotas mensuales. Cerrado el trato, partieron a pie con el cuadro recorriendo las calles de Playa Ancha. Ya en el café, una tercera persona los ayudo a instalarlo sobre unas ventanas que daban a un cuarto de alojados. Y ahí quedó hasta el día de hoy. Al entrar al café es imposible no verlo, así como es imposible no sentirse envuelto por el jazz, el bossa nova o las letras de algún tema en francés. Ese es el encanto de este pequeño café con nombre de República.

Luis me mira y sonríe: “Lo logré. Fui capaz de hacerlo”. Me lo dice con la sencillez y el orgullo de quien plasmó un sueño en este pequeño espacio enclavado en pleno corazón de Playa Ancha.

Bello Barrio

Cuando le pregunto a Luis por el entorno inmediato al café, me responde que “Playa Ancha todavía tiene vida de barrio. La gente se saluda en la calle, en cuatrocientos metros a la redonda siempre puedes encontrar un conocido. Tiene comercio local administrado por gente que vive acá, tiene instituciones deportivas, del adulto mayor, grupos de baile, bomberos, comisaría, biblioteca, correo, Banco del Estado, colegios públicos, la Escuela Naval, universidades, un par de ascensores y una caleta. Sería un barrio completo si existiera una sinergia institucional, así como existe entre los vecinos. Si así fuera, sería un barrio poderoso”.

Los vecinos del café le han hecho saber a Luis que este es un lugar muy importante para la vida en comunidad. Aquí se reúnen los antiguos vecinos cuando llegan desde otro lugares de Chile o el extranjero. Es un punto de encuentro. Y para Luis, esto es lo más valioso del local: “Permite generar conexión entre las personas”.

Para Luis los barrios son ecosistemas que hay que cuidar: “Los barrios son producto de la actividad económica, cultural y social que sucede en un lugar. Así generan historias en común, recuperan historias del pasado y las proyectan hacia el futuro. Son espacios a escala humana. Por eso los supermercados destruyen la vida de los barrios.”

Un turismo barrial

Luis considera que en Valparaíso existen elevados niveles de cesantía y que usualmente se plantea como solución a este problema la creación de trabajos a través del retail. Pero estos empleos, según su criterio, son de tipo precario.

Ahí aparece el turismo como una alternativa que podría ser viable a través de planes de fomento para crear pequeñas empresas en los cerros de Valparaíso: modistas, zapateros, cafeterías, colegios, polideportivos. “Al turista de intereses especiales le atrae la vida cotidiana y para eso debe haber vida de barrio. Esto resulta atractivo, pero faltan servicios como cafés o restaurantes que podrían ser desarrollados por las mismos habitantes de los cerros. Esto puede generar buenos empleos, como lo hacen los almacenes de barrio, donde se puede llegar a ganar $600.000 versus los $300.000 que se puede obtener en un supermercado”.

Para Luis esto podría ser un círculo virtuoso para Valparaíso, ya que si la gente gana dinero con el turismo cuidará más su ciudad. A eso habría que sumar un puerto que ponga énfasis en los cruceros y un borde costero atractivo para los turistas y habitantes de la ciudad. “Así se podrán rescatar los cerros y la identidad de Valparaíso”, concluye con un tono optimista.

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