[Comentario de Cine y TV] Historias de sobrevivencia en Festival Docs Barcelona

09 Octubre 2020

Varios estrenos de documentales extranjeros nos dejó la última versión del Festival Docs Barcelona. quí repasaremos algunas de esas cintas que vale tener en cuenta para visionar.

Alejandro Nogue >
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Varios estrenos de documentales extranjeros nos dejó la última versión del Festival Docs Barcelona, películas que se centran en historias humanas, de un determinado territorio, pero que funcionan como metáforas de situaciones que se repiten en diferentes lugares del mundo. Aquí repasaremos algunas de esas cintas que vale tener en cuenta para visionar.

"Honeyland": La historia de esta película de Tamara KotevskaLjubomir  Stefanov se ubica en Macedonia, en un pueblo remoto de los Balcanes, donde vive Hatidze Muratova con su madre enferma, sin contar en su andar cotidiano con electricidad, carreteras, ni atisbos de urbanidad.

Hatidze se dedica a criar colonias de abejas que mantiene escondidas entre unas rocas, desde donde extrae el néctar que le permite comerciar su miel en un pueblo cercano para adquirir con ese dinero productos que le permiten subsistir. Pero su ecosistema se ve completamente alterado cuando llega a este villorio una familia nómade que arrasa con todo a su paso.

Con una bella fotografía que capta áridos paisajes de la dura vida en las montañas de los Balcanes, este documental logra un relato contemplativo, a ratos amargo, sobre una mujer que pierda su territorio, examinando así una situación que está ocurriendo a nivel global, donde la vida natural de muchas personas se ve afectada por la acción de otros de manera irremediable. 

“Overseas": Esta producción aborda una política del gobierno de Filipinas que ha impulsado a las mujeres de su país a ofrecerse para el servicio de trabajadoras del hogar, siendo llevadas por agencias a trabajar por dos años a destinos de países ricos como Arabia Saudita y Qatar, logrando el ingreso de divisas extranjeras a Filipinas.

El lente de la realizadora Sung-a Yoon funciona como un reality show en este filme, mostrando lo que ocurre al interior de una suerte de “academia de nanas”, donde se les enseña de todo: a cocinar, poner correctamente una mesa para comer, hacer una cama de manera impecable, responder a las humillaciones que podrían ser sometidas por sus empleadores o a reaccionar a un intento de abuso sexual, sin denunciarlo a la policía.

Este filme surrealista abre una ventana a una realidad que en todo caso no nos resulta tan ajena en Chile, y que plantea una reflexión sobre estos exilios voluntarios y el desamparo que viven estas personas cuando migran a otros países, dejando lo que quieren, atrás.  

"Advocate": Hay roles sociales que nadie quiere asumir, pero que alguien debe tomarlos. De eso trata este documental de Philippe Bellaiche y Rachel Leah Jones que tiene como protagonista a Lea Tsemel, una abogada judía que en Israel se dedica a defender prisioneros palestinos que han sido acusados de terrorismo tras involucrarse en hechos de sangre.

En esta trama, seguimos las causas que debe litigar esta abogada, la mayoría casos en que la prensa y la opinión pública ya han hechos sus juicios condenatorios, por eso ella se define como una “abogada perdedora”, porque a lo máximo que aspira es a rebajar penas, aunque se anota el haber logrado abolir el ejercicio de la tortura en el servicio secreto de Israel.

Es notable como este documental aborda el complejo ejercicio profesional que debe realizar esta abogada en un país donde ningún compatriota le da palmadas en la espalda por lo que hace, y al avanzar la trama, uno va entendiendo que no se trata de una película de tribunales, cuyos veredictos tampoco resultan ser tan relevante, sino que se trata de una película que sigue a una mujer que tiene una causa política y busca mover el límite de entendimiento de Israel hacia la comunidad palestina.

“Hi, AI”: Dicen que en el futuro habrá más robots que personas en el mundo. Esta realización alemana de Isabella Willinger, nos pone al día respecto al nivel de sofisticación que han llegado los androides que hoy ocupan -con su aspecto humanizado- un lugar similar al de las personas en algunos hogares. “Hi, AI” nos muestra la forma en que se relaciona una mujer mayor con un robot-niño, Pepper, y la historia de un hombre solitario, Chuck, que circula en una casa rodante acompañado de una robot-mujer.

Una de las gracias de esta generación de robots, es que a veces son impredecibles, espontáneos, se puede sostener conversaciones con ellos e incluso cuentan chistes. Así la abuela encuentra entretención en Pepper, le alegra el día, y Chuck logra establecer una especial relación con la acompañante femenina que traslada en una silla de ruedas, relación que a ratos se torna confusa, casi amorosa, como en la escena que decide contarle secretos íntimos al calor de un fogata, y donde se da cuenta con pudor que no es una mujer lo que tiene al frente, sino que una máquina que estaba programada para decirle cosas románticas, pero no para responder a una confesión dura de infancia. 

Esta cinta si bien nos habla de los grandes avances de la robótica, también nos muestra cuán robotizados estamos los humanos y como hemos perdido nuestro desarrollo emocional y afectivo, automatizando cada vez más las relaciones a través de las redes sociales y páginas de citas, todo a distancia, dejando a un lado lo más esencial de las relaciones, como es el contacto humano.