[Crítica de cine y TV] Maestros del engaño

[Crítica de cine y TV] Maestros del engaño

17 Agosto 2020

“Maestros del engaño”, de TVN, vendría a ser heredero de esa línea de trabajo, al igual que el espacio “En su propia trampa” de Emilio Sutherland en Canal 13, aunque ambos no hacen mucho honor a sus predecesores. 

Alejandro Nogue >
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Algo no calza en este programa. El periodismo de investigación, que requiere de una mayor inversión de recursos y tiempo (en comparación a la noticia del día a día), ha servido para fiscalizar el poder y equilibrar la balanza hacia quienes muchas veces no tienen voz. Hay buenos ejemplos de ello en la TV internacional y en Chile recordamos espacios de investigación como “Contacto”, con buenos reportajes como el que llevó a descubrir el paradero del líder pedófilo de Colonia Dignidad, Paul Schäfer; o el antiguo “Informe especial”, con esa entrevista exclusiva a Michael Townley que revelaba el actuar del organismo más horroroso de la historia de Chile, como fue la Dina, en el caso del ex canciller Orlando Letelier.

“Maestros del engaño”, de TVN, vendría a ser heredero de esa línea de trabajo, al igual que el espacio “En su propia trampa” de Emilio Sutherland en Canal 13, aunque ambos no hacen mucho honor a sus predecesores. 

Los anuncios de “Maestros del engaño” generan expectativas, siempre van a denunciar y revelar casos impactantes de grandes estafas, pero al igual que el “Tío” Emilio, esas expectativas se diluyen rápidamente cuando vemos que los acusados no pasan de ser delincuentes de poca monta o personas que tienen problemas psicólogos o, simplemente, ya sea por carencias económicas o afectivas, han perdido el rumbo en la vida afectando a otros.

Entonces uno se pregunta si vale la pena gastar dinero, el trabajo de equipos periodísticos, de especialistas de varios ámbitos, el uso de muchas cámaras, drones y hasta viajes al extranjero, para obtener resultados que no responden a las expectativas que generan. Uno esperaría que esos recursos se utilicen para descubrir el engaño de quienes están en el poder, de gobernantes, parlamentarios, grandes empresarios, capos de la droga o estafadores que han generado grandes afectaciones.

Pero no, a quienes apunta la cámara de este espacio es a estafadores menores, fáciles de descubrir, como el último capítulo dedicado falsos clarividentes. Por cierto, los matinales y otros programas han dado bastante espacios a clarividentes, brujos y otros personajes de este rubro, y hasta ahora no se conoce la institución que los certifique o clarifique si son chantas. En todo caso son casos denunciables y condenables, pero el punto es la proporción de la “fuerza periodística” para este tipo de faltas (algunos ni siquiera llegan a ser delitos). 

La forma también como se desarrollan las investigaciones, con cámaras escondidas que no siempre se justifican o con un periodista corriendo tras un acusado en la calle, solo tratan de aportar un nivel de riesgo a la investigación, que en verdad no la tiene, y se utilizan mal esos recursos audiovisuales para dramatizar situaciones con la respectiva música ad hoc de tono manipulador.

La forma no convence y el resultado tampoco. Por ejemplo, en el capítulo “Acosadores y suplantadores de famosos” buscaron el paradero de una persona que se hace pasar en Facebook por el conductor de TV y radio Ignacio Franzani; y a otro personaje que acosa a la animadora Carmen Gloria Arroyo. Entrevistas a un hacker anónimo, búsqueda de domicilios y otras víctimas, viajes a Argentina, seguimientos en auto, son parte de la investigación que van generando un suspenso que al final se resuelve cuando nos muestran a un informático argentino que usaba fotos de Franzani como suyas en redes sociales porque no se encontraba atractivo, mientras que en el caso del acosador ni siquiera llegan a la identidad del responsable y toda la trama termina con un letrero que dice que el caso está siendo investigado por la fiscalía ¿Tanta persecución para eso?

Insisto, las conductas de los criminales son reprochables y muy lamentables los malos momentos que pasan las víctimas, pero uno esperaría un final diferente por como desarrollan la trama, pero todo queda en una persona acusada que da la cara, reconoce que cometió un error y pide disculpas. 

Ojalá en las próximas entregas de “Maestros del engaño” podamos ver la caída de peces gordos, que sabemos andan dando vueltas por ahí, y cuando se llega a ellos, ahí sí dan ganas de aplaudir, porque para llegar a estos personajes de poca monta no se requiere armar este show frenético, ni tampoco el gastar tanto recurso. 

“Maestros del engaño”. Departamento de prensa de TVN. Jueves a las 22:40 horas. 

Capítulo “Acosadores y suplantadores de famosos”