[Entrevista] Patricio Manns y el Premio Nacional de Literatura: “A mí no se me da por mi pasado político”

[Entrevista] Patricio Manns y el Premio Nacional de Literatura: “A mí no se me da por mi pasado político”

19 Febrero 2021

En entrevista con El Martutino, conversamos con el hombre y  leyenda sobre las vivencias y aspiraciones que lo llevaron a convertirse en un referente cultural no solo a nivel nacional, sino también dentro del plano internacional.

Matías Cortés Rosati >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Patricio Manns, figura emblemática de la canción chilena, con ideales fuertes, pero de corazón sensible. Amante de la prosa y de la música. Creador de múltiples canciones que quedarán grabadas en el imaginario popular durante décadas. Hombre decidido, defensor de los Derechos Humanos y comprometido con la libertad de los pueblos. Sin duda, un mar de recuerdos y anécdotas guardadas en el alma de quien, a estas alturas, es la imagen viva de la historia de nuestro país.

Este último tiempo no ha sido fácil para Manns: el reciente fallecimiento de su esposa y compañera, Alejandra Lastra; sumando la millonaria deuda que conllevó su hospitalización, pusieron en una situación bastante complicada al reconocido artista nacional.

Sin embargo, el autor de “Arriba en la Cordillera” no decae, y ya se encuentra planeando su anhelada vuelta a los escenarios este año. “Es un compromiso que tengo adquirido”, asegura. Asimismo, adelanta que está en pleno proceso de escritura de sus memorias “sin censura”, las que calcula, serán publicadas en marzo.

En entrevista con El Martutino, conversamos con el hombre y  leyenda sobre las vivencias y aspiraciones que lo llevaron a convertirse en un referente cultural no solo a nivel nacional, sino también dentro del plano internacional.

¿Cómo nace su interés por la música y por la literatura? 

Soy una persona de cordillera, toda mi vida viví en cordillera. Eso hacía que en mi casa no hubiera electricidad ni agua potable, mucho menos televisión y radio. La universidad más cercana estaba a 15.000 kilómetros, no había ningún colegio, salvo el que fundó mi madre en el lugar y que nos sirvió para poder terminar la escuela primaria. Sin embargo, en esa casa había una gran biblioteca y dos pianos, porque mi madre tocaba música clásica y mi papá, Jazz. Esas fueron las primeras oportunidades que tuve para escuchar música, no había otra forma de hacerlo. Además, mi padre también tocaba guitarra y música folclórica.

A raíz de esa biblioteca que tuvo en su infancia, ¿qué papel juegan los libros y la literatura en su vida?

Los libros son mis profesores, porque yo escogí lo que quería saber, a diferencia del colegio, en donde te enseñan cosas que no sirven para nada en la vida. En esa biblioteca habían unos tres mil volúmenes, así que tenía dónde escoger y naturalmente me incliné por la literatura, porque tengo una afinidad con ella desde muy niño, que no fue ni auspiciada ni sugerida por mis padres. Yo tenía las ganas de leer y las aproveché mucho. Vivía leyendo; leía debajo de las carretas, los árboles, en todas partes. En fin, fue una infancia maravillosa, porque yo vivía constantemente en otros países a través de los libros. Eso formó la base cultural que tengo, que es bastante amplia a estas alturas del partido.

Usted ha declarado que hace tiempo que debiera haber ganado el premio nacional de Música o el de Literatura. ¿Cree que Chile ha sido injusto con el valor que le ha otorgado a sus obras?

En lo que a mi respecta, ha sido injusto, porque yo llevo 60 años trabajando por la cultura de Chile y de América Latina, que son las dos instancias que me atraen más. Yo tengo un espíritu bolivariano en el sentido de querer que todos seamos un mismo país, que era la dinámica que arrastraba Simón Bolivar, uno de nuestros libertadores. En líneas generales, yo creo que el Estado chileno no ha considerado necesario ni ayudarme ni premiarme. Yo creo que lo merezco, después de 60 años de hacer música y hacer literatura.

¿De dónde provienen sus valores e ideales?

En mi casa, mis padres además de ser profesores primarios, eran militantes políticos de partidos de izquierda. Yo nací en un lugar de izquierda, entonces no podía ser otra cosa que de izquierda. Del mismo modo, tampoco podía hacer otra cosa que interesarme por la política, porque mi padre participaba activamente. Era candidato en las comunas donde vivíamos. Si bien mi madre era menos activa, una vez nos reunió a todos una noche de invierno, mientras los pumas pasaban afuera de nuestra casa aullando y dijo: “¿hay aquí algún derechista? Si hay algún derechista, que se vaya inmediatamente”. Claro, afuera estaban los pumas esperando, así que tuvimos que declararnos de izquierda nomás.

Usted tuvo un pasado político bastante marcado y activo, a raíz de aquello, ¿cree que el arte debe mostrar posición? 

Yo soy una persona que ha luchado por los Derechos Humanos, y además he estado en la palestra, donde hace daño la cosa. De hecho muchas cosas que he tenido que sufrir son a causa de mi compromiso político, porque yo estuve en la quemada. Eso es imperdonable en un país tan chueco como Chile, porque creen que soy el único político en este país, ya que escribo libros, canciones y poemas políticos; pero resulta que todos son políticos. Me dicen que yo no debería participar en política porque soy artista y es justamente por eso que participo en política. No puedo dejar al hombre botado así nomás. Si tuve la fortuna de tener una cultura personal, la pongo al servicio del pueblo de mi país. Eso no tiene nada de malo, pero algunos creen que sí, por lo que se me han cerrado muchas puertas, entre ellas los premios literarios, que no se me dan por mi pasado político. Pero sí, no concibo el arte sin la política.

¿Cómo fue trabajar en la campaña de Allende? Se lo pregunto porque, a medida que ha pasado el tiempo, las campañas políticas han ido perdiendo su magia y cada vez menos personas se interesan en ellas...

A mi me sirvió mucho trabajar para Allende, porque tuve una relación muy cercana con él, sobre todo en el plano político. Yo en ese tiempo estaba ejerciendo el periodismo radial y escrito, entonces me enviaban a cubrir sus campañas. Yo trabajé en tres campañas de Allende, entonces me pasaba el día con él, porque tenía que captar todo lo que decía y enviarlo a Santiago. Fue una relación maravillosa. Recuerdo que, en las noches, con Emo Catalán, que era otro periodista que más tarde fue asesinado por unirse a la guerrilla del Che; y yo, que no me uní a ninguna guerrilla y seguí acá en Chile, nos sentábamos a escuchar a Allende. Él nos explicaba las bases del Marxismo-Leninismo, cosa que me dejó pasmado porque yo nunca estudié ni en una universidad ni en un liceo, entonces tener un profesor como Allende, que a mi juicio es probablemente uno de los más grandes estadistas nacidos en latinoamérica, no fue tiempo perdido.

Usted hace un tiempo aseguró que formó parte de la preparación del atentado contra el dictador Augusto Pinochet, ¿Cómo se gestó eso? 

En primer lugar aclarar que no estuve el día del atentado, porque la gente piensa que yo vine a Chile a dispararle a Pinochet y no fue así. Yo en ese tiempo vivía en Francia, en una casa en el campo que estaba alejada de todo y poca gente podía observar lo que pasaba. Un día, llegó la gente del Frente que estaba estudiando una carrera militar en el extranjero (que eran cerca de 20 oficiales), y empezamos a discutir la forma de detener a Pinochet y frenar el intento de magnicidio que estaba cometiendo. Yo le ofrecí un par de posibilidades, pero las desecharon. Propuse, por ejemplo, usar drones; o poner explosivos en el puente por el que pasaron. Lamentablemente, no me escucharon. Pero mi participación en el atentado fue más bien intelectual.

Se viene un proceso de cambio intenso, con una ciudadanía sedienta de justicia y dignidad, bajo este contexto político, ¿Cómo ve a la izquierda para afrontar el momento de cambio histórico? 

Creo que están muy desordenados, porque hay muchas izquierdas. Están haciendo todo lo contrario que tendrían que hacer, que es unirse. Lo que hay que hacer es llevar grandes movimientos que puedan concretar lo que la ciudadanía quiere. Siempre va a ser más poderoso un colectivo grande, potente, que esté unido, que una masa dividida. Así yo lo veo. 

¿Cómo fue cantar en el bandejón central, en Concón, junto a sus vecinos, en pleno estallido social? 

Eso resultó muy bien. La gente aún se acuerda de eso, pese a que toqué sin mis músicos y sin ningún elemento, solo con los medios que habían ahí. Pero fue un bello acontecimiento que guardo en mi memoria. Concón parecía tan plácido y tan ajeno a la política, pero ese día mostró otra cara, muy linda por lo demás.

Tras ver todo lo logrado, y todos los momentos pasados; algunos buenos y otros malos, y viéndolo en perspectiva, ¿qué le diría a ese joven Patricio que está comenzando a dar sus primeros pasos en la vida? 

Le diría que se interese por el otro, que no se mire el obligo tanto, porque no se va a mover de ahí. En cambio, el otro está al lado nuestro, y es a ese al que hay que dirigir la atención. El humano es un ser social, y aspira a la compañía, no puede vivir en soledad. También que trabaje por sus sueños, porque llegar hasta donde estoy me costó un trabajo enorme, horas y horas de lectura y de escuchar música. Pero aquí estoy, viviendo la vida y sin arrepentirme de nada. 

¿Qué se siente ser un referente para los jóvenes? ¿Qué le dirías a ellos?

Les diría que lo esencial es tener curiosidad e interesarse en las cosas políticas, porque la política no es un crimen. La política es un arte. Es importante la participación en cualquier instancia que pueda incidir el pueblo. Ahí, tienen que sentarse y escuchar, no hablar. Vale la pena escuchar, porque yo he escuchado muchas cosas bellas y, por tanto, he aprendido. No se olviden que el conocimiento es poder. 

Para ir finalizando, me gustaría preguntarle, ¿Qué planes tiene para este año que comienza? 

Bueno, hace un par de semanas hicimos un concierto vía streaming y el rector de la Universidad de Concepción me dijo que, a la primera que se puedan hacer conciertos presenciales, me voy para allá a cantar. Ese es un compromiso que tengo adquirido. Además, que de a poco se han ido abriendo los cines y los teatros, y eso quiere decir que pronto volveremos a los escenarios y podremos volver a tocar, respetando las normas de seguridad obviamente. También, espero publicar mi próximo libro que son mis memorias sin censura, el que estoy en pleno proceso de escritura y que pienso publicar pronto. Haré todo lo posible para que salga en noviembre.

Foto: Huawei / Agencia Uno