[FOTOS] Turrel, música experimental: La experiencia del tiempo subjetivo en El Internado

05 Diciembre 2016

El uso de los instrumentos es admirable, puesto que cada intérprete rompe con los métodos tradicionales para su ejecución, en un paseo tímbrico en donde todo estaba permitido.

Pablo Herrero >
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El Internado (Cerro Alegre, estación alta del ascensor Reina Victoria) no sólo es un restorán que satisface el exigente paladar de comensales que buscan en la gastronomía de autor, el gusto de probar algo hecho exclusivamente para ellos.

Tampoco es sólo un rescate arquitectónico del patrimonio de los cerros de Valparaíso y menos aún, sólo una terraza con espléndida vista de la dimensión de los cerros Alegre y Cárcel. En el piso inferior funciona una estación de radio en la que se reproduce la música que acompaña a los comensales y visitas del lugar. En este sub suelo, se organizan actividades relacionadas a la música experimental y es un lugar en donde el selecto grupo de compositores e intérpretes porteños puede expresar las intenciones sonoras y rítmicas propias de esta forma de hacer música. Además, aquí los asistentes pueden sumergirse en los variados discursos estilísticos de cada improvisación, en una sala poco acondicionada para estos fines, pero que cumple con el requisito capital de aislarse de la presencia externa. Porque eso es en parte una condición de la música experimental, alejarse de lo masivo.

En esta jornada, organizada en conjunto con el Proyecto TárabusT comenzamos viviendo la experiencia sonora traída por un dúo, compuesto por Bárbara González (Chile) y Christian Delon (Chile), que a diferencia de un concierto convencional y por motivos del formato, los espectadores se ordenaron en círculo y los ejecutantes paseaban entre ellos. De esta forma, en aproximadamente media hora, presenciamos una improvisación basada en conexiones de ensamblajes sonoro-visuales, grabaciones de campo, superficies amplificadas y retroalimentación, activados a través de desplazamientos por el lugar intervenido.

Tras una pausa de 15 minutos (aproximadamente) se ordenaron las sillas de forma tradicional y el sonido comenzó con el cuarteto conformado por: Georg Wissel (Alemania) / Lukax Santana (Chile – UK) / Marcelo Maira (Chile) / César Bernal (Chile) interpretando música para Saxo, Accesorios sonoros, Saxo y manguera, y Contrabajo respectivamente. El uso de los instrumentos es admirable, puesto que cada intérprete rompe con los métodos tradicionales para su ejecución, pudiendo sobrellevar dos improvisaciones de aproximadamente quince minutos cada una, en un paseo tímbrico en donde todo estaba permitido: el ensamblaje de la caña en una manguera y el desarme del instrumento en el caso de los saxos o frotar el arco en el cordal o en la pica o pie en el caso del contrabajo, incluso el frote de plumavit contra el suelo sirve de recurso para lograr una interesante dinámica, en un discurso en donde la improvisación por momentos lo requiere.

Cabe destacar, por último, que en estas instancias musicales el tiempo cronológico pasa a ser un elemento del exterior y por esto debo “aproximar” todos los tiempos de esta experiencia, manifestándose como un ejemplo práctico y cotidiano de la teoría de la relatividad.

otra info, en el evento: https://www.facebook.com/events/1755624351366841/

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