[FOTOS] Un Cerro de Jazz en Achupallas

[FOTOS] Un Cerro de Jazz en Achupallas

08 Septiembre 2021
Volví a caminar por el cerro, a disfrutar de la plaza escuchando IVM, Marcel Bruna, Kameleon, Huairavo Ensamble y a Moncho Pérez. A sentir el viento entre las copas de los árboles, a protegerme en su sombra de la carretera.
Cristián Hormazábal >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Volví a caminar por el cerro después de varios meses de encierro. Sin embargo, miraba la plaza del paradero tres y medio de Achupallas desde lejos, con un cierto temor referencial, como si el uso y goce de los espacios públicos fuera un delito. A ratos pensaba en las conversaciones con el Nico y su deseo de recuperar la cancha, al día siguiente imaginaba al Diego haciendo su clase de ejercicio funcional, ¡sí, hasta llegué a soñar con el Festival de la Rebeldía!

Pensaba en la plaza de la misma manera como se piensa en un detenido desaparecido, en los presos de la revuelta, en un familiar muerto, en un padre ausente. Aunque de manera muy concreta me acompañaba, me costaba imaginar la plaza vacía, pero así fue.   

Una mañana temprano, poco antes de las diez, Carlos me llamó: "¿Cómo está compita? Lo llamo para invitarlo a “Un Cerro de Jazz”, es el sábado 4 de septiembre desde las 15.00 horas en la plaza del tres y medio".

Acto seguido comencé a pensar en las bandas que tocarían, en el despliegue, en la logística, en los niños y niñas ocupando los juegos, en las emprendedoras, en la Arielle, en el Jaime, en la Maca, en mi hijo comiendo sopaipillas.   

Volví a caminar por el cerro, a disfrutar de la plaza escuchando IVM, Marcel Bruna, Kameleon, Huairavo Ensamble y a Moncho Pérez. A sentir el viento entre las copas de los árboles, a protegerme en su sombra de la carretera. 

A la vecina del quiosco le compro un café, le pregunto si me puede guardar cuatro panes y que paso por ellos después de las seis. Relajadamente me contesta que no hay apuro, que estará hasta tarde porque la actividad de la plaza está buena y hay mucho que ver. Me hubiera gustado decirle que ella también puede ir a mirar, que es un evento familiar y que el Jazz dura mientras la gente lo escuche. 

Bruscamente sentí en mi piel el profundo sonido de un contra bajo, algo fuera de tiempo que exigía ir al encuentro de cosas que no vendrían solas al deseo y a la imaginación. Estaban acompañadas por un suspiro de alivio capaz de acabar con todo lo que todavía no es capaz de doblegar.