Las lecciones de 2020 para emprendedores

22 Septiembre 2020

Emprender es un viaje en el que hay que estar preparado para cualquier inconveniente que pueda pasar, e incluso estar prevenido antes de que el problema ocurra, lo que es imposible al enfrentarse a una pandemia.

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La tasa de desempleo en el Gran Santiago en agosto alcanza la exuberante cifra de 23,9%, según el Centro de Microdatos de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile. Más allá de toda reflexión macroeconómica respecto de esta cifra, me quiero detener en algo que personalmente me preocupa: la cantidad de personas ‘rendidas’ ante esta situación de crisis producida por la pandemia del COVID-19, y que ni siquiera buscan trabajo, los denominados “desalentados”. 

2020 ha sido, sin duda, un año caótico. Uno que comenzó con un clima político y económico inestable, al que luego se le sumó nada más, ni nada menos que la pandemia del COVID 19 y, con ella, una crisis económica de proporciones que afecta a todo el mundo, tocado por esta pandemia. Podemos seguir enumerando, pero no nos torturemos más. Claramente se entiende el sentimiento de todos estos “desalentados”, pues sobrellevar el fracaso laboral o de un negocio en estos momentos, puede parecer la gota que colma el vaso. Sin embargo, de la adversidad se extraen los mejores aprendizajes, por lo que vale la pena preguntarse ¿qué es lo que hemos aprendido al mantener a flote nuestros emprendimientos en esta tormenta?

En primer lugar, que todo negocio es frágil. Como en todo orden de cosas, el cambio es la única constante y hay que sobreponerse a lo que va ocurriendo en el día a día. En momentos de crisis es evidente que hay que minimizar los costos y eso puede llevarnos a tomar decisiones realmente difíciles por el bien de la empresa. Lo importante es decidirse y llevarlas a cabo en tiempo. 

La segunda clave es la reinvención. Este año se han creado una infinidad de necesidades nuevas y se han potenciado otras que antes no eran prioridad. Observar, analizar y tomar estas oportunidades son esenciales para el crecimiento del emprendimiento, no se puede seguir haciendo lo mismo cuando el panorama mundial cambió totalmente.

Lo último, y más importante, que nos deja esta pandemia es valorar a los cercanos. Esta situación nos obligó a frenar y quedarnos donde estábamos, literalmente. Llevar una vida al cien es clave en la vida del emprendedor, pero prestar atención a los seres queridos no puede dejarse abandonado por un negocio, y ese es uno de los aprendizajes que nos enrostró esta pandemia. 

Emprender es un viaje en el que hay que estar preparado para cualquier inconveniente que pueda pasar, e incluso estar prevenido antes de que el problema ocurra, lo que es imposible al enfrentarse a una pandemia. Lo que sí se puede advertir, es que nunca hay que perder el norte, las ganas y saber qué es lo realmente importante en la vida, porque los emprendimientos pueden mutar, fracasar, tener éxito, nos podemos fusionar con otros, siempre va a haber una oportunidad que nos va a alentar a seguir. Pero siempre, siempre, teniendo en cuenta que cuidar nuestras relaciones cercanas es lo más importante.

Por Kristopher Brighman, Socio de Novator (WOM), CEO de inversiones de KB e integrante de G100