Leydi Higidio, economista colombiana: “En las industrias culturales y creativas tenemos que tener una demanda clara”

Leydi Higidio, economista colombiana: “En las industrias culturales y creativas tenemos que tener una demanda clara”

20 Marzo 2017

Invitada al V Seminario Internacional de Economía Creativa & Territorio que se realizará en Valparaíso el 28 y 29 de marzo, hablará sobre la necesaria relación público privada para este sector económico.

El Martutino >
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La economista Leydi Higidio estuvo a cargo del proyecto Industrias Culturales de Cali, que desde su puesta en marcha en 2009 y por cinco años, logró apoyar a más de 300 iniciativas y empresas culturales de esa ciudad colombiana, generando más de tres mil puestos de trabajo. Es invitada al V Seminario Internacional de Economía Creativa & Territorio que se realizará en Valparaíso el 28 y 29 de marzo, donde hablará sobre la necesaria relación público privada para este sector económico.

Su fuerte como economista es investigar qué pasa desde la cultura -“entendida como la que nos determina como seres humanos”-  con los planes de desarrollo de un territorio, “sin necesidad de volvernos una estandarización de modelos”, y cuáles son las tendencias que se están moviendo en las distintas generaciones. Las Industrias Culturales de Cali, proyecto que lideró, partió siendo un piloto que dio paso a una corporación de carácter público-privado, la primera de Colombia, dedicada al fortalecimiento de las industrias culturales y creativas. Para contar su experiencia Leydi Higidio estará en Valparaíso participando en el V Seminario Internacional Economía Creativa & Territorio -organizado por Balmaceda Arte Joven Valparaíso con la colaboración de Corfo- con la ponencia “Cultura y creatividad como motores de desarrollo”.

¿Cuál fue la experiencia que pudiste recoger como coordinadora del Proyecto Industrias Culturales Cali?

-El proyecto fue muy importante porque desde su objetivo principal de convertirse en un laboratorio para Latinoamérica en relación a lo que estaba pasando con emprendedores creativos y culturales determinó una conclusiones de mucha incidencia, dentro de ellas, cambiar el chip en algunos casos, en otros la necesidad de trabajar colectivamente y lo más importante fue entender que si estábamos pensando en emprendimientos y empresarialidad tenemos que tener una demanda clara, o no funcionaría por más cursos y procesos formativos que desarrollemos. Hay un listado de buenas prácticas y lecciones aprendidas durante esos 5 años que han permitido socializar lo que pasó con alrededor de 300 proyectos -diseño de modas, diseño visual, artesanías, música, teatro, editorial, y un abanico muy amplio- en la ciudad de Cali, una ciudad muy rica en contenidos artísticos.

¿El contexto de la ciudad permitió la implementación de este tipo de proyecto? En Valparaíso uno de los obstáculos es su infraestructura económica y política.

-Son procesos similares. Aquí existe una Secretaría de Cultura que junto al proyecto nació con una oficina enfocada desde lo público para apoyar la industria cultural. Éramos varias instituciones dentro de la ciudad: cámara de comercio, municipio, una universidad, una organización española, el ministerio de cultura, la entidad ejecutora y el BID. Esa suma de instituciones nos permitió tener un posicionamiento de ciudad propositivo. Contamos con 1.8 millones de dólares del BID, lo cual facilitó promover este ejercicio que quizás con recursos locales no se habría alcanzado. Eso hizo que la experiencia pudiera tener un motor solo y que no dependieramos de si llegaban o no los recursos. Sin embargo, el contexto es muy similar al que mencionas: pocos recursos y oportunidades ante el tema cultural, poca credibilidad de que esto puede ser un motor productivo. Creo que los escenarios son similares. Uno de los logros de nuestro proyecto fue cambiar la percepción, comienza a contemplarse un movimiento de economía naranja con fuerza.

¿Cómo fue ese cambio de chip? ¿Se logró entender que el sector además de generar contenidos, podría generar una dinámica económica positiva, de pensar en la posibilidad de vivir del arte y la cultura?

-Yo creo que se abrió una puerta. Falta potenciar aún más la demanda, y que crezcan espacios para la circulación en las artes escénicas (especialmente para la música). Pero ya se puede ver que los artistas visuales, por ejemplo, no solamente miran hacia el único museo importante que hay en la ciudad, sino que ven que pueden integrarse a una empresa porque saben que puede generar valor agregado a sus marcas. Hay una comprensión de que la música es un impulsor de otros productos. Esas conexiones productivas fueron y siguen siendo muy importantes.

¿Crees que el impulso de las industrias creativas genera gentrificación?

-Sí, y creo que tenemos que ser muy autocríticos y muy propositivos con este tema. Ver cómo comenzar a manejar desde lo económico muchas líneas de especulación. Sabemos cómo personas empiezan a ser desplazadas desde sus territorios que entran en esta moda. Tenemos que ver entonces desde las industrias culturales y creativas cuáles son las oportunidades de este movimiento, pero también cuáles son sus amenazas.

Cuéntanos sobre la consolidación de comunidades y redes que se logró en el proyecto...

-Eso fue algo muy positivo en este proceso. Intentamos generar un trabajo muy amigable tanto desde la institucionalidad como entre los mismos emprendedores. La música fue lo que se trabajó más fuerte, articulando diferentes grupos de distintos géneros musicales que nunca se hablaban o que se criticaban porque estaban disputándose los recursos públicos. Los sentamos en una mesa y discutían, pero ya con el tiempo comenzaron a entenderse. Dentro de este ejercicio trabajamos un proyecto muy bonito que fue “Cali suena en vivo” con 3 objetivos principales: difusión, formación de públicos y circulación. Fue una experiencia muy propositiva, tanto que Bogotá tomó el ejemplo creando Arte y Conexión, en Medellín hay un ejercicio paralelo que se llama “Aquí suena Medellín”. Barranquilla también está pensando en tomar el modelo de Cali, así es que el ejercicio de juntarnos a hablar, tener reuniones constantes, ver qué puntos había en común para trabajar dio frutos. Este ejercicio de asociatividad se extendió luego a otros sectores de la economía creativa de la ciudad.

V Seminario Internacional Economía Creativa & Territorio
28 y 29 de marzo
Centro de Extensión Duoc UC

Streaming por www.baj.cl/seminario.

 

Programa: https://issuu.com/espaciocowork/docs/programa_web/12

Información e inscripciones: www.baj.cl/seminario

 

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