[OPINION] Estancamiento económico y oposición ausente: ¿Hacia dónde se dirige la región de Valparaíso?

[OPINION] Estancamiento económico y oposición ausente: ¿Hacia dónde se dirige la región de Valparaíso?

03 Abril 2019

Estas cifras han puesto de relieve las dificultades y carencias del Gobierno Regional para hacer frente a la delicada situación de la Región en su primer año de gestión.

Patricio Rozas >
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Por Patricio Rozas

Las cifras sobre el desempeño económico durante 2018 y los primeros meses de este año muestran con elocuencia la profundización del estancamiento y deterioro de la Región de Valparaíso en materia de crecimiento y empleo. Estas cifras han puesto de relieve las dificultades y carencias del Gobierno Regional para hacer frente a la delicada situación de la Región en su primer año de gestión, cuando todavía se cuenta a favor el impulso dado por un categórico triunfo electoral como el logrado por Chile Vamos en diciembre de 2017. Estas dificultades y carencia han significado no solo que la actividad económica se contrajera respecto a 2017 (-0,4%) y que los niveles de desempleo se ubicaran muy por encima del promedio nacional (8,2% vis-à-vis 6,7%), sino también, que las expectativas de los agentes económicos sobre el futuro de la Región sean bastante menores en comparación a marzo del 2017, cuando asumió el gobierno de Chile Vamos (ver “Paro de camioneros en ruta 68: ¿se vienen las banderas negras?”).

No obstante que buena parte de la coalición de gobierno, incluyendo al Intendente, ha argumentado que la explicación de este estancamiento y deterioro radica en el clima de incertidumbre jurídica que desincentiva la inversión, aludiendo a la revisión de los marcos reguladores del desarrollo urbano en algunas de las ciudades de la Región y, sobre todo, a las acciones emprendidas por el Municipio de Valparaíso y el alcalde Sharp en relación con algunos proyectos específicos, como el T2 o el complejo inmobiliario en el terreno del ex jardín Pümpin, lo cierto es que las cifras provistas por el Instituto Nacional de Estadísticas y el Banco Central se refieren al conjunto de la Región y sus 38 comunas, y no sólo a la comuna de Valparaíso.

No es serio intentar explicar malas cifras de la Región a partir de lo que acontece en una comuna, aunque sea la capital regional, sobre todo si varias de las principales actividades económicas de la Región no están localizadas en la comuna de Valparaíso.

La contracción de la actividad económica suscitada en la Región en el 2018 (-0,4%) contrasta notoriamente con el crecimiento del PIB nacional (4%), celebrado con euforia por el presidente Piñera y su ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quienes hicieron ver la notoria recuperación de la economía chilena registrada en su primer año de mandato. De hecho, subrayaron específicamente que el incremento obtenido triplicaba el crecimiento del 2017 (1,3%), último año del gobierno de la presidente Bachelet.  

Claramente, los «tiempos mejores» prometidos por Chile Vamos y el gobierno de Sebastián Piñera no llegaron a la Región de Valparaíso en 2018. Digámoslo con claridad: la Región de Valparaíso no solo es la única del país cuya economía se contrajo en el 2018 y cuyo desempeño contrasta notoriamente con la recuperación promedio que muestra el resto del país (con la excepción de la región de Coquimbo), sino también es la que exhibe la mayor desigualdad negativa de su tasa de crecimiento respecto de las regiones que muestran en el país los mayores incrementos de su actividad económica, más propios de economías asiáticas de reciente industrialización que de América Latina.

Como se puede apreciar en el gráfico 1, el contraste del desempeño económico de la Región de Valparaíso en 2018 es sideral con regiones como la del Maule (que creció en 11,5%), Magallanes (9,3%), O’Higgins (8,0%) y La Araucanía (6,5%). Por cierto, el desempeño de esta última llama especialmente la atención si se tiene en cuenta a los conflictos recurrentes entre el empresariado agroforestal y las comunidades mapuches, que en no pocas ocasiones han implicado la destrucción de capacidad productiva, configurándose de este modo un clima nada favorable para la inversión.

Gráfico 1

Fuente: Banco Central de Chile

Otro aspecto que destaca en la información presentada en el gráfico 1 es la tendencia que marca la variación trimestral interanual del período octubre-diciembre de 2018 respecto de la variación anual de la actividad económica en cada región.

Puede apreciarse que los valores correspondientes al último trimestre del año, en el caso de las regiones del Bio Bio al sur (con la excepción de Magallanes), además de las de Coquimbo y O’Higgins, tienden a ser inferiores a la variación anual, lo que sugiere que en esas regiones habrá una disminución del ritmo de crecimiento en los próximos meses. En cambio, en las regiones del norte del país, se aprecia un comportamiento inverso, de tal manera que la variación de la actividad económica, más alta que la variación anual, podría inducir una mayor expansión en los primeros meses del presente año, posibilidad asociada a la recuperación del precio del cobre en los mercados internacionales. En el caso de la Región de Valparaíso la variación del último trimestre (02%) tiende a confirmar el estancamiento revelado por la variación acumulada en el 2018 (-0,4%).

No extraña, en consecuencia, que las autoridades económicas del Gobierno central hayan empezado a disminuir las expectativas de crecimiento para el presente año, a la vez que abandonado el tono triunfalista de los primeros meses de gobierno, en tanto tales expectativas se sustentan mayoritariamente en el desempeño esperado de las regiones del norte.

Por otra parte, ha de consignarse que el estancamiento de la actividad económica de la Región de Valparaíso empieza a reflejarse en los últimos tres meses de 2017, cuando la actividad económica regional se contrajo en -2,0% y se consolida la desaceleración que venía produciéndose en el trimestre anterior. A partir de entonces el estancamiento y deterioro es una realidad instalada a lo largo del 2018.

Como puede observarse en el gráfico 2, la actividad económica regional había tenido una aceptable expansión durante el primer semestre del 2017 en torno al 4%, para disminuir a 1,8% en el trimestre julio-septiembre. A pesar de la contracción producida en el último trimestre del año, el PIB regional creció ese año en 2,3%, por encima del crecimiento del PIB nacional (1,3%), fuertemente golpeado por la contracción de la actividad minera. El año anterior, 2016, el PIB de la región de Valparaíso había crecido en 2,8%, también por encima del crecimiento del PIB nacional (1,7%).

Gráfico 2

Fuente: Banco Central de Chile

A partir del último trimestre del 2017, el estancamiento y deterioro de la economía regional ha sido prácticamente una constante. De hecho, entre octubre de 2017 y marzo de 2018 la región de Valparaíso estuvo en situación de recesión (-2,00 y -1,10%) al generarse dos decrementos continuos. La asunción del nuevo gobierno vino acompañado de un punto de inflexión en la trayectoria a la baja de la actividad económica de la región (1,2% de incremento en el segundo trimestre de 2018), pero luego volvió a producirse una caída significativa en el trimestre siguiente (-1,8%).

Es sabido que la prolongación de una situación como la descrita tiene consecuencias de diversa naturaleza: aumenta el número de desempleados y cesantes, disminuyen los salarios y la calidad del empleo, aumenta el sector informal de la economía, se contrae el consumo y cae la demanda agregada, todo lo cual desestimula la inversión y la posibilidad de un ciclo económico virtuoso. En vez de ello, tiende a desarrollarse una espiral de hechos de incidencia negativa que profundiza el problema y acentúa el deterioro. Un ejemplo de esto fue la decisión adoptada por la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV) en relación al desistimiento de construir su edificio corporativo en el barrio Puerto con argumentos casi infantiles. Eso, desde la perspectiva de los efectos económicos, que no son los únicos.

También hay efectos sociales y políticos derivados de la menor calidad de vida que obtienen los habitantes de la región o territorio afectado, según ha quedado en evidencia por la irrupción de acciones emprendidas por actores sociales como los trabajadores portuarios de contrato eventual en diciembre último y por el gremio de los dueños de camiones que operan en la Región el domingo 24 de marzo.

Llama profundamente la atención el silencio opositor acerca de la situación de estancamiento y deterioro de la Región que las cifras oficiales, presentadas por el Banco Central de Chile y el Instituto Nacional de Estadísticas, han puesto al descubierto. No ha existido de su parte siquiera un pronunciamiento claro y preciso sobre el improvisado plan de reactivación económica definido por el Gobierno Regional para enfrentar la contingencia, entregando respuestas a las preguntas claves que la ciudadanía se hace sobre el futuro de la Región y su desarrollo.

Antes que eso, parecen más interesados en urdir tesis conspirativas en las que participarían ministros, senadores, intendentes y dirigentes gremiales para lesionar el capital político del alcalde de Valparaíso, omitiendo que el paro de los camioneros no solo denunció a Sharp, sino también, y principalmente, al Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones y a la Empresa Portuaria de Valparaíso, por su responsabilidad en la caída del proyecto de ampliación del Terminal 2 del Puerto (T2). En realidad, la conspiración denunciada no resiste análisis y se revela como el tipo de política que la Región de Valparaíso no necesita para salir de su estancamiento.