Mariela Pérez
Directora Regional
Fundación Superación de la Pobreza

La región de Valparaíso está atravesando un problema muy grave de escasez hídrica. En total, son hoy 18 las comunas que sufren esta seria crisis y demasiados los vecinos que dependen de camiones aljibes para poder beber agua potable. La preocupación ante esta problemática, especialmente para quienes viven en zonas rurales, se puso de manifiesto la semana pasada en una marcha que convocó a más de un centenar de organizaciones de la sociedad civil.

Todas las demandas sociales que se levantaron durante esta “marcha por el agua y la vida” se hicieron desde la mirada territorial, poniendo así sobre la palestra las tensiones socio-ambientales que hoy día enfrentan nuestras comunidades a propósito de la falta de legislación en la regulación de los excesos que se observan desde el sector privado.

Hoy, a pesar de la inversión en agua de consumo humano por intermedio de los camiones aljibes para la población, la acción del Estado no resulta suficiente, ya que no refleja una preocupación clara por solucionar de forma definitiva la escasez hídrica, lo que genera múltiples tensiones territoriales sobre los distintos usos del agua. Esta situación ha provocado que las comunidades locales se estén enfrentando a una creciente y sistemática pérdida de derechos sociales básicos, que el Estado debería garantizar.

La escasez de agua limita nuestro desarrollo como región y agudiza la pobreza de nuestras comunidades, por eso cada año, desde hace dos décadas, nuestros profesionales del Programa Servicio País se trasladan a trabajar a comunas como San Esteban, Calle Larga, Rinconada, Nogales, Santa María, o Petorca, localidades en las que  se pone de manifiesto que la crisis actual del agua tiene más bien su origen en la pobreza, la desigualdad y la descoordinación institucional,  que en una efectiva escasez del recurso.

Sin duda iniciativas como la alianza público-privada, llamada “Agua potable para todas y todos”, que se implementó en Petorca y que consistía en la puesta en marcha de una nueva tecnología (obra del chileno Alfredo Zolezzi), que facilita el acceso a agua de calidad a comunas vulnerables y de difícil acceso o el fortalecimiento de las Cooperativa de Agua Potable Rural, en especial a la de Hierro Viejo, para apoyar la gestión de agua para el consumo humano, inclusive en aquellas zonas más aisladas de la comuna, responden a estrategias que se hacen cargo de este diagnóstico.

Con la implementación de éste tipo de iniciativas, es posible señalar que para llevar a cabo planes de mitigación de sequia no sólo se requiere una comunidad consciente de las problemática ambientales; sino también, que la inversión del sector público y privado considere espacios de participación en los que las comunidades afectadas se involucren directamente en las soluciones no sólo desde los aspectos técnicos, sino también desde la perspectiva cultural y ambiental.