Un buen baño de humildad

Un buen baño de humildad

30 Septiembre 2020

Creo que esta tragedia del Covid -19 ha servido para mostrar ese olvidado lado Z de Chile y también para hacernos sentir gusanillos a todos: ricos, los del medio y pobres. 

Horacio Silva Duarte >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Si hubiese que encontrarle algo bueno a la pandemia creo que una de las pocas cosas rescatables ha sido su capacidad de bajar a tierra, en especial a ese chileno cachetón, zorrón se le dice ahora, que entendió y asumió que en esta vida no hay nadie inmortal ni de acero líquido como en Terminator 2. 

Al igual que los accidentes de tránsito, caídas accidentales o enfermedades catástróficas, este virus ataca a cualquiera sin ver su educación, billeTera o posición social. Para él somos todos iguales, es el más democrático de los seres, dejándonos al desnudo a todos frente a su capacidad asesina.

Pero hablemos de lo bueno, ya que me carga esa tendencia negra de andar viendo sólo lo malo y en especial lo malo de Chile que para mí es lo mejor del mundo, aquí soy feliz, por ello trabajo para que más personas sientan lo mismo que yo. Si bien hay mucho por crear, mejorar y optimizar en el país, esta pandemia ha mostrado lo que muchos no conocían, ya que mucha gente en Chile vive una realidad como si fuera Suiza.

Les pido hagan el ejercicio de algún día estar físicamente parados en el barrio alto de Santiago o localmente en muchos barrios de Viña o Bosques de Montemar y les aseguro que aunque estén una hora en esos lugares, se les va a olvidar que en Chile existe pobreza y de la dura. Obviamente en esos lugares deben existir muchas personas con tendencia y trabajo en lo social, pero en general el ser humano es así, se adapta rápido y tiende a ver sólo lo que tiene frente a su nariz, eso no lo hace mala persona, sino que lo hace un ser inactivo en el crecimiento global del país. Por ello creo que esta tragedia del Covid -19 ha servido para mostrar ese olvidado lado Z de Chile y también para hacernos sentir gusanillos a todos: ricos, los del medio y pobres. 

Esta sensación y sentimiento ha activado a mucha gente trabajadora de todo origen, vecinos que hacen ollas comunes, ciudadanos con mayor solvencia económica que ayuda a estas acciones, funcionarios públicos en terreno, empresarios conscientes que han hecho consistentes aportes de distintas maneras a esta situación. Ese espíritu colectivo de trabajo es el que debiese quedarse a todo nivel para siempre en nuestra sociedad; está bien unirse para reclamar, ok lo apoyo, pero para mí es más sabroso y satisfactorio unirse para trabajar, ésa es mi forma de pensar y creo que tengo todo el derecho a tener una forma de pensar propia y no caer en la manipulación mental del pensamiento único. Digo yo... 

Paralelamente, que se acabe de una buena vez ese menosprecio social por el otro, en especial ese típico maltrato chileno de algunos zorrones mala clase con sus trabajadores, haciéndolos sentir humillados y poca cosa. Eso es ser muy mal educado, eso es no tener clase, ojalá esas personas después de todo esto cambien su actitud y se aprendan bien el manual de la sana convivencia y el buen trato. Por último que aprendan de sus colegas zorrones buenas personas que también existen muchos, ¡hay que decirlo! 

Saquemos en limpio lo mejor de todo esto, botemos a la basura los lastres sociales y karmas que muchos cargan de su formación familiar desde niños y recomencemos purificados en muchos aspectos que nos alegrarán más la vida aún y nos harán personas más sanas que hacen feliz a quienes nos rodean y los que están lejos también. De eso se trata. Digo yo...

FOTO: Obra de SUBOR Aztekas, para Proyecto de Intermediación Cultural. Liceo Industrial de Miraflores Alto. Viña del Mar.

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