A casi un mes del histórico plebiscito que permitirá que la ciudadanía defina su destino democrático en un proceso constituyente sin precedentes, se dió inicio a la campaña en medios de comunicación, en que los sectores del apruebo y del rechazo están buscando seducir a supuestos votantes indecisos. 

Chile, desde el 18 de octubre del año 2019 hizo sentir un claro y fuerte clamor, pidiendo cambios estructurales que permitan construir bases sólidas para la justicia social. Luego sobrevino la pandemia, las cuarentenas, y un “bombardeo” de contenidos que intentaron captar la atención de la opinión pública, con relatos que han ido transitando entre matinales y noticieros, casi todo en manos de una clase política deslegitimada con baja credibilidad y escaso apoyo. 

En este escenario los movimientos ciudadanos han resistido como grandes puntos de convergencia, de convocatoria y de construcción de opinión y decisión. 

El 8 de marzo pasado, una fecha que ya percibimos lejana tras intensas semanas de confinamiento, fue el movimiento feminista la última gran expresión ciudadana que evidenciamos en diversos rincones de Chile. Una masividad nunca antes vista, tuvo a millones de mujeres, minorías y disidencias, colmando calles, impulsando con fuerza, una forma pacífica de exigir lo que por derecho merecemos como sociedad: equidad, participación, justicia e igualdad. 

Toda esta “corriente feminista”, ante un sector político carente de herramientas para tomarle el pulso al sentir ciudadano, se ha transformado en “marca” para lucir. Vemos a parlamentarios usando mascarillas moradas buscando cierta identificación con un movimiento que pareciera que no alcanzan a ver, comprender ni dimensionar. 

Ejemplo claro es todo lo ocurrido en materia de defensa de víctimas de agresión sexual y femicidios.

El poder judicial actuando desde los estereotipos culturales en el caso de Antonia fue la gota que rebalsó el vaso y que volvió a articular al movimiento feminista, esta vez por redes y teniendo a millones siguiendo en línea el juicio, porque la atención ciudadana ya no permitiría endosar responsabilidad absurda sobre otra víctima. 

Esta fuerza inusitada e imbatible del feminismo sigue latiendo. Un movimiento que no tiene partido político, ni lideresa única. Un movimiento que nadie ha podido secuestrar ni lograr asir, porque es transversal, dinámico, horizontal y colaborativo. 

Como en Sacarlavoz.cl, una organización de víctimas de agresión sexual que como señalan sus articuladoras, “recibieron más violencia que justicia por parte del Estado”. Valentina Díaz, Génesis González, Vivian González e Ivonne Verdugo, son el equipo tras esta iniciativa que conforma esta organización. De esta manera, Sacarlavoz.cl recopila testimonios de mujeres que han sido víctimas, hayan denunciado o no, y que quieran “contribuir a presionar por los cambios que son necesarios para un sistema judicial que debiese ser eficiente y con perspectiva de género.” 

Vivian González, doctora sobreviviente de agresión sexual y cofundadora del departamento de género del Colegio Médico de Chile, señala: “Valentina contactó a Alejandro y a Génesis. Ivonne me contactó por twitter. Luego surgió el contacto con Alejandro (papá de Antonia). Así empezamos a trabajar juntos. Hasta ahora hemos recopilado 121 respuestas y tenemos un grupo de 15 mujeres actualmente, donde nos apoyamos para pasar juntas esta horrible experiencia, sólo con sororidad y empatía. La idea es acompañarnos también en un proceso que es muy solitario habitualmente y que puede vivirse en soledad y silencio toda la vida.” 

Sacarlavoz.cl es actualmente la cuenta de instagram de esta organización que invita a compartir testimonio en dos formularios:

Uno dirigido a “todas las víctimas de delitos sexuales que no se han sentido con la confianza y seguridad de denunciar en el sistema judicial por diversas razones propias y personales. El proyecto de ley #JusticiaParaAntonia busca modificar diversos cuerpos legales para proteger los derechos de las víctimas de delitos sexuales, brindándole apoyo estatal para que conozca y pueda ejercer adecuadamente sus derechos, protegiendo su integridad y privacidad en la investigación y el proceso penal. Evitando asimismo su re victimización y, en definitiva, garantizando su derecho a una vida libre de violencia.”

Y un segundo formulario denominado “Sacar la Voz”, dirigido a víctimas que si denunciaron y fueron revictimizadas por el Estado y la institucionalidad. Este formulario invita a compartir testimonio, y aclara que “la información personal es de carácter confidencial, el resto de los datos serán utilizados para construir un estudio que pruebe empíricamente las deficiencias del sistema judicial chileno en materias de género.” 

Sacar la voz es otra arista más del poderoso movimiento feminista que sin duda seguirá remeciendo convicciones y que tendrá un rol preponderante en el proceso constituyente, en la consulta popular, y en la ruta que definirá Chile en su búsqueda de igualdad y justicia social.

 Porque sacar la voz tiene que ver con vivir y sobrevivir, con cuidarnos, con validar y respetar derechos humanos, con recordar cada día la estadística dolorosa que viene consolidando y haciendo pública desde el año 2010 la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres y que nos deja sin aliento, porque en lo que va del año ya se han registrado “37 femicidios, 3 suicidios femicidas y 4 asesinatos por violencia femicida”. En total desde el año 2010 a la fecha 579 mujeres fueron asesinadas en contextos de horror, extrema violencia, cultura machista, desprotección de parte de la sociedad y del Estado. 

Por ellas, por nosotras, por todas y todos, por las que vendrán, por la sociedad en que merecemos vivir: a sacar la voz.

Instagram: @sacarlavoz.cl / Twitter: @sacarlavoz_cl