Teatro Imperio: ¿De qué recuperación se hablará?

24 Septiembre 2012

Una recuperación que deje solo la fachada e ignore su rol y potencial como teatro solo confirmará la crítica que hoy se le da a Valparaíso, más cuando este rubro económico recobra vida.

Jonathan Godoy >
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Mientras se desarrollaba el incendio en el Teatro de Av. Pedro Montt se detectaron varios comentarios en las redes sociales donde porteños e incluso santiaguinos que conocían este inmueble nombraban hechos históricos del edificio y recuerdos personales llamando urgentemente a su recuperación para evitar que su destino se alinee con el de sus pares que son usados como bodegas (Teatro Pacífico) o han desaparecido sin dejar rastros (Teatros Valparaíso y Apolo).

A pesar de estas buenas intenciones, lo interesante fue notar en estos comentarios que el modelo de “recuperación” asumido y al que estamos acostumbrados es reemplazándolo por otra edificación manteniendo solo la fachada para dejar vestigio de su existencia, sin importar si el interior se demuele y si su uso se destina a departamentos, universidades, repartición pública o de retail.   

Lo anterior resume uno de los principales problemas de Valparaíso y una de las críticas que se le hace no solo a sus autoridades sino ahora también a sus ciudadanos. Las decisiones sobre el futuro del Teatro Imperio estarán centradas en discursos como: “se mantendrá la fachada”, “se instalará una universidad”, “está fuera de la zona Unesco” o “dará X trabajos”, cuando la primera opción debiera estar centrada en tratar de recuperar el inmueble en base a su uso original barajando todas las opciones.

Si la Municipalidad de Valparaíso lo adquiere, pero no tiene capacidad económica para recuperarlo, siempre podrá realizar una buena gestión mediante un “road show” a Santiago o dentro de la Región para buscar privados interesados como una Universidad (Teatro UC en Ñuñoa) o empresas con planes de expansión en el rubro (Teatro Nescafé); multiplicar servicios como la instalación de una escuela de teatro adjunta, saliendo a buscar eventos nacionales e internacionales para tener una cartelera que lo haga rentable como lo hicieron el de Viña y Valdivia junto con sacar provecho a sus ventajas competitivas como la disponibilidad de estacionamientos cercanos, ubicación céntrica y arquitectura envidiable. Indudablemente existen edificaciones como el Palacio Cousiño, la Fábrica Hucke y el Bodega Simón Bolívar que han sido reacondicionados para nuevos usos, sin embargo estos han sido con un rol superior para repotenciar la ciudad, como el proyecto Duoc-UC que transformó un antiguo edificio de oficinas del siglo XIX en el centro de formación del capital humano que la industria del Turismo y del Patrimonio requieren con urgencia.

Red cultural para eventos:

Al actual Teatro Imperio habría que incorporar el Teatro Velarde, Teatro Condell, Cine Hoyts y las instalaciones del Centro Cultural Valparaíso entregando a la Municipalidad un set de recintos para entrar al mercado de eventos de índole cultural e incluso de negocios de mayor escala dado que cada inmueble ofrece características técnicas únicas; la mayor parte de la rentabilidad de este modelo de negocio se sustenta en la gestión que realice y los competidores que tenga, por ello la ciudad cuenta con una ventaja única si mencionamos que Viña sólo cuenta con el Teatro Municipal local y tanto el mercado cultural como el de centro eventos para negocios han aumentado exponencialmente en los últimos años.

Según cifras del Gobierno entregadas a fines de Agosto mediante la “Cuenta de Satélite de Cultura 2011” a través del Consejo de la Cultura y las Artes, la facturación del área que incluye venta de tickets de cines, teatro, conciertos y salas de artes alcanzaron USD 9.902 millones en 2010 versus los USD 6570 millones obtenidos en 2006. Hoy el mercado de la cultura alcanza un peso en el PIB de 1,6%, superior al 1,3% que obtienen restaurantes y hoteles por lo que Valparaíso presenta una oportunidad no menor al contar con una serie de activos públicos y privados construidos y subutilizados como teatros de gran capacidad (Pacífico, Hoyts, Velarde e Imperio), centros para acoger eventos de negocios (Centro Cultural Valparaíso) y otros de menor tamaño (Condell). A lo anterior se suma un nuevo comportamiento ciudadano menos aspiracional e incorporando dentro de sus necesidades mayor gasto en cines, conciertos y demandando mayor variedad, situación que ha motivado a algunos municipios como Providencia, Santiago o Valdivia, poder rentabilizar sus viejos recintos e incorporando a la familia a estos; situación que a Valparaíso bastante bien le haría dado que justamente es este segmento el que más ha emigrado a Viña, Concón y Quilpué por la falta de servicios.

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