Valparaíso: El ruido de las cosas al caer

03 Diciembre 2015

Valparaíso vislumbra en su futuro un nuevo renacer. La pregunta es: ¿Dónde estarás tú en ese momento? Necesitamos que todos volvamos a creer.


Alvaro Arriagad... >
authenticated user Corresponsal

Álvaro Arriagada Zanetta

Escritor y activista porteño

Miembro de Valpo Inteligente

@aiarriagadaz

Valparaíso es una ciudad que se ha precipitado hasta el fondo de alguna quebrada seca y llena de basura. Un bastión olvidado de cultura, esplendor y esperanzas que yace ahora como el posible foco del mismo fuego que consume a sus habitantes en una dicotomía que no ve salida.

He tomado en prenda el título de un excelente libro del autor colombiano Juan Gabriel Vásquez, quien publica esta obra maestra del suspenso cerca del 2011. Un libro magistral, que habla sobre las irregularidades, corrupción y accidentes sociales que superan todo tiempo y espacio en la ciudad de Bogotá. La historia gira en torno de un personaje que para poder entender el presente debe indagar en sucesos del pasado, siendo testigo en este ejercicio de cómo todo lo que cree cae estrepitosamente frente a él, dejando al final un desenlace abierto que de alguna manera nos da a entender que el devenir depende de lo que hagamos hoy.

Todos los que hemos trabajado por la defensa de nuestra ciudad en una u otra área, podríamos decir que hemos identificado gran parte de las problemáticas –sistema de dificultades asociadas, dícese políticas, sociales, económicas, etc- que afectan a nuestra ciudad. La gran pregunta ahora es: ¿Qué podemos hacer?

Como comunidad porteña, podríamos seguir jugando a los soldaditos de plomo y pretender que hacemos política seria, pregonando y enarbolando discursos abstractos una y otra vez por la prensa o redes sociales. Aunque claramente así avanzamos poco y nada.

Como ValpoInteligente, nos basamos en cifras y estadísticas. Datos duros que -junto a nuestro punto de vista- nos ofrece una visión más seria de la real situación que se vive en la ciudad. Sin embargo, también entendemos que los números no siempre entienden de razones.

Trabajamos semana a semana en la creación de propuestas ambiciosas para mejorar nuestra ciudad, diseñando el ideal de lo que como equipo creemos que debiese ser Valparaíso. Es un trabajo permanente, dedicado y serio que no responde a la política tradicional de posicionamientos de egos o mesías que bajarán desde el cielo y nos salvarán.

Durante la caída de Valparaíso, no sólo se ha resquebrajado la institucionalidad de nuestra municipalidad, sino que también -al ver mancillado su nombre- se conceptualiza a todos los habitantes dentro de los márgenes de la ineficiencia, como si se tratase de un hoyo negro que consume voraz e insaciablemente a toda la comunidad. Nuestras instituciones y funcionarios públicos son, por mandato, representantes no exclusivos de la cultura porteña y su dignidad. En este sentido cada uno de nosotros es a su vez embajador de nuestra forma de vida.

En este sentido, debemos entender que actualmente el concepto de representación política permite a quien representa a la ciudadanía interpretar subjetivamente la voluntad popular, en desmedro de lo que nosotros podríamos llamar interlocutores válidos. Necesitamos personas comprometidas que logren traducir de la mejor manera posible la voluntad de la gente, transformándola en políticas públicas coherentes acompañadas de acciones cívicas responsables.

Creemos importante y trascendental que en este punto seamos concientes como habitantes de la crisis institucional que han generado nuestro actual edil y algunos concejales con más de dos generaciones en sus cargos. Hoy existe una salida, pero depende de nosotros como porteños. No basta sólo con vociferar el eslogan de “ciudadano”, sino que sentirse parte de un territorio, donde se realice un trabajo serio, sostenido en el tiempo y que presente un compromiso efectivo con la comunidad.

Hoy somos testigos de cuan estrepitosa ha sido la caída de la calidad de vida de nuestros habitantes, las malogradas y deficientes respuestas institucionales, la escasez de recursos públicos por mala gestión, la falta de visión de futuro y proyectos definidos con plazos fijos. Todo esto ha derivado en que parte de la comunidad haya perdido las esperanzas. Es hora de volver a creer.

Necesitamos creer en nosotros mismos. Por eso, como ValpoInteligente no sólo estamos trabajando en la propuesta y diseño de la comuna que soñamos, sino que también queremos materializar la ejecución y creación del Primer Parlamento Comunal Ciudadano de Chile, proyecto que pretende devolverle la sonrisa y la confianza a la comunidad en el trabajo asociado, donde sindicatos, vecinos, colegiaturas e instituciones, estaremos trabajando mano a mano por un mejor devenir, lo cual permitirá el fortalecimiento de nuestras juntas de vecinos, y así podremos caminar junto a ellas en la creación de proyectos económicos, sociales y de barrio.

El puerto puede más, por eso debemos volver a creer. No debemos espantarnos con el fuerte ruido que produce la decadencia de la ciudad. Hoy necesitamos mantener la cabeza fría y ver más allá. Ver la salida colectiva y no la de algunos que buscan posicionarse disputando egos con otros egos, una batalla adolescente en un puerto ya demasiado viejo.

Valparaíso vislumbra en su futuro un nuevo renacer. La pregunta es: ¿Dónde estarás tú en ese momento? Necesitamos que todos volvamos a creer.

 

Comentarios

Imagen de Francisca Lapostol B.

Bla bla bla, este tipo es un

Bla bla bla, este tipo es un PLOMO, todos sus palnteamientos gritan "miren lo inteligente que soy". Y claro, puede que mucha gente de su entorno pueda creer eso, pero para personas más instruidas nos resulta demasiado obvio que es solo una maqueta sin analisis de sus lecturas populares.
Solo falta que personas con nada más valorable que las ganas de hacer algo se creen capacitadas para poder lo que no se aprende en la nube de la arrogancia ni en el ajercicio ordinario de mirarse al espejo y maquilarse con intelectualidad.
Prefiero un "te invité yo a vivir aqui" la decepción es menor que cuando tipos como estos son escuchados por los que habiualmente no saben escuchar.

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