La conservación del océano y sus recursos: un trabajo para todos

La conservación del océano y sus recursos: un trabajo para todos

10 Julio 2020

Chile ya cuenta con un 42% de su zona marítima con especial importancia para la biodiversidad resguardada por medio de un sistema de áreas protegidas. ¿Quiénes y cómo protegen esos recursos?

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Por Alejandra Espinoza Olavarría

En Chile, nuestro patrimonio oceánico natural comprende parques y reservas marinas, reservas de la biósfera como son las de Archipiélago Juan Fernández y Cabo de Hornos, Áreas Marinas Costeras Protegidas de Múltiple Uso (AMCP-MU) y mucho más entre diversas categorías de protección. En este sentido somos grandes privilegiados a nivel planetario, y tenemos la enorme responsabilidad en el resguardo y manejo de una de las áreas protegidas más grandes de América: el Parque Marino Nazca – Desventuradas, cuya extensión abarca 300 mil km2 y es hogar de una gran cantidad de biodiversidad y endemismo. 

El Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), dependiente del Ministerio de Economía, es el organismo público que tiene la tuición de los Parques y Reservas Marinas y uno de sus principales focos es justamente la administración, fiscalización y gestión de esas áreas como herramienta para la protección del ecosistema y la biodiversidad marina.

¿Cuántas áreas marinas protegidas tiene Chile?

Nuestro país tiene un total de diez parques marinos en los que sólo se pueden realizar actividades de investigación y observación debidamente autorizadas, 12 santuarios de la naturaleza con ambiente marino, donde es posible efectuar investigación, observación y acciones con fines educativos, cinco reservas marinas en las que se llevan a cabo actividades según un Plan General de Administración (PGA) y 13 áreas marinas costeras protegidas de múltiples usos (AMCP-MU), donde se permiten actividades sostenibles que no pongan en riesgo los objetos de conservación.

“Como resultado de la protección de estas áreas, en donde no hay interferencia como pesca o algún tipo de acción humana, las poblaciones y el hábitat marino se recuperan, produciendo un efecto de rebalse desde el área marina protegida a otras zonas, lo que permite mejorar las actividades de pesca en dichas zonas, bajo las normas del país que corresponda”, señaló Erika Silva Flamm, Encargada Nacional de Parques y Reservas Marinas de Sernapesca

Las categorías de protección que no poseen una restricción total, también permiten la utilización de estas áreas como semilleros, es decir, que éstas surtan semillas para el repoblamiento y cultivos a pequeña escala en otras zonas. “Así, podemos ver que un área marina protegida que de por sí tiene un valor, también tiene valor por generar beneficios a las actividades productivas”, explicó la profesional.

Erika Silva, quien es ingeniera en Pesca, ha trabajado en la preparación e implementación de los planes generales de administración de estas áreas marinas protegidas, y también en la coordinación interinstitucional para una gestión integrada de su fiscalización y manejo. 

¿Y cómo se aplica esta protección en la práctica?

El Marco Normativo de Parques y Reservas Marinas establece que dentro del PGA debe existir un programa de fiscalización que defina las acciones y el control de actividades que se realizan en ellas. En esta tarea participan Sernapesca, la Armada y Carabineros de Chile, ejerciendo vigilancia en operativos conjuntos.

“La fiscalización es de tipo presencial y remoto”, explicó Erika Silva, y “está definida en el Manual Nacional de Fiscalización Integral del Servicio, para cada procedimiento específico de las áreas marinas, parques y reservas”, continuó.

Desde este año, el Servicio cuenta también con un ROV (Remote Operated Vehicle) el cual apoya a la embarcación llamada "Surgencia", que ejerce labores de patrullaje en la Reserva Marina Islas Choros y Damas, con capacidad de efectuar fotografías, videos e incluso el envío de imágenes en tiempo real. 

La fiscalización remota se realiza junto con la Armada y corresponde a un sistema de monitoreo de naves pesqueras chilenas, por medio de dispositivos de posicionamiento satelital (VMS). Así se logran fiscalizar embarcaciones pesqueras de ciertas características, según lo establecido por la Ley General de Pesca y Acuicultura. 

Debido a su gran superficie y condiciones oceánicas alejadas de Chile continental, el foco de esta prospección son los parques marinos, porque operativa y logísticamente es muy difícil operar en ellas de forma presencial.

“Esta labor es inmensa y complicada, ya que la superficie total de las áreas marinas protegidas es mayor que la de Chile continental”, comentó Erika Silva, quien aseguró que “se trabaja en mejorar día a día en conjunto con las instituciones y la comunidad”. 

Un trabajo comunitario

 De las cinco reservas marinas que existen en Chile, hay tres que protegen bancos naturales de semillas para repoblamiento y cultivo a pequeña escala: La Rinconada en la Región de Antofagasta, Pullinque  y Putemún en la Región de Los Lagos. Las otras dos, Isla Chañaral en la Región de Atacama e Islas Choros y Damas, en la Región de Coquimbo, tienen por objetivo proteger poblaciones de vertebrados acuáticos y conservar poblaciones de especies de interés comercial.

En estas zonas de Chañaral y de Choros y Damas, y debido a la alta afluencia de turistas, Sernapesca implementó diversas medidas de manejo y ordenamiento de las actividades permitidas, particularmente de buceo recreativo y de observación de la naturaleza. Como consecuencia, parte de los pescadores artesanales que extraían en estas áreas protegidas, reconvirtieron su trabajo al servicio de avistamiento de fauna marina, lo que fue clave para el éxito del manejo, de la gestión y de la participación.

Con la colaboración integrada de instituciones y la comunidad en general, y con la disponibilidad de información, el cuidado sustentable y responsable de todas las áreas marinas protegidas de nuestro país se traduce en un esfuerzo conjunto de voluntades. Esto permite y seguirá permitiendo la protección y manejo de estas zonas con buenos resultados en el presente, así como planes futuros para el resguardo de nuestro patrimonio oceánico natural.

Sobre éste y otros temas relacionados expuso Erika Silva Flamm en el marco del V Seminario de Patrimonio Oceánico Natural, organizado por el Centro Interdisciplinario de Estudios Oceánicos de la Facultad de Arquitectura UV. Su presentación se puede ver completa en el siguiente VIDEO.

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