[OPINIÓN] La paradoja de Concón

31 Enero 2019

Podemos afirmar que los habitantes de Concón son felices, pero a la vez perciben una gestión pública con resultados deficientes en varios aspectos.

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Por Maximiliano Duarte
Investigador Fundación P!ensa

¿Es determinante la calidad de vida para ser feliz? Seguramente la mayoría de las personas responderían que sí a esta pregunta, al menos intuitivamente. Al parecer, existe la creencia de que a mayor calidad de vida, mayor sería la satisfacción y felicidad de las personas. Sin embargo, al analizar los datos de nuestra última encuesta de calidad de vida P!ensa 18 apreciamos que la realidad parece ser distinta, lo que denotaría una especie de paradoja. 

Precisamente, uno de los ejemplos emblemáticos de este fenómeno lo encontramos en Concón. Nuestros datos muestran que la ciudad ocupa el penúltimo lugar de calidad de vida entre las comunas evaluadas, siguiendo de cerca a Valparaíso, la más rezagada. En concreto, Concón es la comuna con peores evaluaciones a los servicios de educación, de vivienda y de transporte público, siendo particularmente llamativo el bajo porcentaje de aprobación del sistema de alcantarillado (43%) y de la frecuencia del transporte urbano diurno (11%).

Pese a lo anterior, nuestro estudio indica que la ciudad presenta el mayor índice de satisfacción personal. Los datos muestran que 8 de cada 10 conconinos están satisfechos con su vida en general, que el 85% está satisfecho con su estado de salud mental y que el 51% opina lo mismo respecto a su situación económica. Además, la comuna presenta el mayor porcentaje de personas que se declaran felices (91%).

Esta realidad también se manifiesta en otras localidades, como La Ligua, que este año fue la comuna con el mayor índice de calidad de vida. Dicha ciudad cuenta con el mayor porcentaje de aprobación en casi todas las áreas evaluadas. Sin embargo, ocupa el último puesto en el índice de satisfacción personal, siendo además, la comuna que presenta  el menor porcentaje de personas felices (64%) y el mayor porcentaje de personas infelices (11%).

En base a estos resultados, podríamos aventurarnos a sostener que la sensación personal de felicidad no pareciera relacionarse con la apreciación positiva o negativa de los bienes y servicios administrados por el sector público, sino con factores ajenos al ámbito de control de las autoridades locales.

Sin perjuicio de lo anterior, no estamos acá ante un problema de elección, en el sentido de que debamos escoger entre ser felices o satisfacer nuestras necesidades. No existe una relación inversa entre estas finalidades. Y aunque ambas son perfectamente compatibles (y deseables), son también distintas, y confundirlas puede distorsionar la correcta evaluación de la gestión pública. 

En este contexto, podemos afirmar que los habitantes de Concón son felices, pero a la vez perciben una gestión pública con resultados deficientes en varios aspectos. Por lo mismo, el desafío que se avecina es grande, aunque afrontarlo con felicidad puede hacer la tarea sea más llevadera.