Cambiar la constitución y elegir a quiénes la escribirán: dos oportunidades históricas inéditas

Cambiar la constitución y elegir a quiénes la escribirán: dos oportunidades históricas inéditas

23 Septiembre 2020

Por primera vez desde los 210 años que iniciamos el proceso emancipador, se va a consultar a la ciudadanía, sin importar su sexo, origen o postura política. No se requiere un linaje para saber qué tipo de leyes queremos que nos rijan y sobre todo para decidir qué país queremos construir.

Corresponsal El... >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Por Alba Porto Fuentes
Cabildo Plaza Recreo 

Hace 210 años, un grupo de criollos en nuestro país encabezó un gobierno propio y luchó por un Chile libre y justo.  Después de ocho años firmamos la independencia y fuimos explorando diferentes caminos para decidir  cómo debían ser nuestros gobiernos: federalistas, liberales, conservadores.

Iniciada la década de 1830, los conservadores se impusieron por treinta años, sin embargo, mantuvieron sus cimientos por mucho más tiempo a través de la Constitución de 1833, que defendía los principios de un fuerte presidencialismo y de una democracia protegida.

La Constitución de 1833, suponía que el pueblo no estaba preparado para decidir sobre quiénes debían ser sus gobernantes y reconocía esa experticia solo a la aristocracia. Esta creencia se fue arraigando en nuestra cultura política, fortaleciéndose y naturalizándose durante todo el siglo XIX.

En el siglo XX seríamos testigos del despertar histórico de nuevos actores que ingresarán al mundo público exigiendo sus derechos y disputando el poder a la élite aristocrática. Se logra en 1925 un cambio de Constitución donde se reconoce la igualdad de derechos y el rol social del Estado.

En los años 40 los sectores medios logran identificarse con los nuevos gobiernos vinculados al partido Radical, sin embargo, el campesinado y los pueblos indígenas seguirán marginados del mundo público, ellos tendrán todavía, un largo y tormentoso camino que recorrer para lograr el reconocimiento.

En la década del 60, el mundo se ve convulsionado por cambios a nivel nacional e internacional. Irrumpen con fuerza los sectores populares urbanos y rurales  luchando por la igualdad económica y social proceso que se interrumpe violentamente en Chile y América Latina con golpes de Estado apoyados por sectores conservadores nacionales y estadounidenses que comienzan a restringir el Estado Bienestar.

Los setenta y ochenta son años duros, el cambio de constitución en 1980, nos hace retomar los principios de 1833.  Somos testigos de transformaciones estructurales en nuestro país, que comienza paulatinamente a mercantilizar nuestros recursos y a vender a grupos privados las empresas públicas.  

Nuestro país adopta el sistema  neoliberal y la pobreza de una gran cantidad de compatriotas, junto al enriquecimiento de un reducido número de familias, pasa a ser parte de nuestra realidad cotidiana. Así como persecución de ideas, encarcelamientos y torturas de aquellos que piensan diferente y un Estado que no respeta los Derechos Humanos.

A fines de los 80’   volvemos a ilusionarnos  con un país libre y justo, recorre por nuestro país la idea de liberarnos de la dictadura y retornar la senda democrática.

Recuperada la democracia, esa ilusión de un país libre y justo se ha ido poco a poco desvaneciendo, sin embargo  hoy nos encontramos frente a una inédita oportunidad histórica: podemos elegir si cambiamos la constitución, quiénes la escribirán, y en qué tipo de país queremos convertirnos.

Por primera vez desde los 210 años que iniciamos nuestro proceso emancipador,  se va a consultar a la ciudadanía,  sin importar su sexo, origen o postura política, porque no se requiere un linaje para saber qué tipo de leyes queremos que nos rijan y sobre todo para decidir qué país queremos construir.

Foto: Huawei / Agencia Uno