Camiones aljibes en Valparaíso: Promesas, emboscadas y mentiras

12 Enero 2021

Los bomberos se fueron con la misma promesa incumplida por los mismos motivos, pero esta vez lo hicieron convencidos de que quienes deben velar por el buen uso de los recursos municipales fueron los culpables y no quien les hizo una promesa irresponsable.

Boris Kúleba >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

El domingo 27 de diciembre del año pasado, una nota aparecida en El Mercurio de Valparaíso se viralizó en las redes sociales porteñas, culpando al alcalde Jorge Sharp de no haber cumplido con su promesa de donar dos camiones aljibes y entregar una subvención por 100 millones de pesos al Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. En la comentada nota, el superintendente de Bomberos, Erasmo Olivares, declaraba que “los carros están en poder de la Municipalidad, pero no puede traspasarlos hasta que no se dilucide la situación jurídica de ese traspaso”.

Se refería a dos de los cuatro carros aljibes multipropósitos entregados por el Gobierno Regional seis meses antes, con un costo de 100 millones de pesos cada uno y que tienen la característica de poseer un estanque de acero inoxidable, pues su finalidad es transportar agua para el consumo humano. Al postular estos camiones, la Municipalidad de Valparaíso precisó que eran necesarios para entregar 1.160.000 litros semanales a las familias y residentes de 19 campamentos en los macrosectores O’Higgins, Laguna Verde, Placilla y altos de Valparaíso (El Vergel, Violeta Parra, La Ruda, entre otros) y de ese modo suplir también el actual déficit de 776 mil litros de agua que cada semana no se puede entregar a quienes no cuentan con agua potable en sus hogares, y también serían utilizados en el hidrolavado de las calles y el riego de las áreas verdes. Por esos motivos, en medio de la emergencia, su financiamiento, junto al de otros 56 camiones aljibes para las demás comunas con escasez hídrica en la región, fue priorizado por el Consejo Regional (CORE), reajustando el presupuesto de ese año para financiarlos con un total de 6 mil millones de pesos con fondos fusionados tanto del gobierno central como del regional.

¿Qué motivó al alcalde a comprometer dos de estos costosos e imprescindibles camiones diseñados para transportar agua para el consumo humano, a los bomberos? Durante los meses en que los nuevos camiones han estado en la flota municipal, la distribución de agua en los sectores postulados ha sido bastante irregular (cada vez que hay incendios, el municipio destina todos los camiones aljibes a las emergencias, interrumpiendo la distribución a las familias) e incluso insuficiente. Hasta tres días antes de la polémica última sesión ordinaria del año 2020, no solamente los concejales no sabían de esa promesa sino que solamente el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso parecía recordarla (y creer que era cierta) y exigía públicamente su cumplimiento. Ello obligó a que el concejo realizara una sesión de emergencia de la Comisión de Régimen Interno para analizar esa promesa, y a una forzada votación, bajo la constante presión del alcalde, para terminar culpando a los concejales de no cumplir con las promesas ajenas durante la sesión ordinaria del día siguiente, la última del año 2020.

El traspaso imposible.

Los carros están en poder de la Municipalidad, pero no puede traspasarlos hasta que no se dilucide la situación jurídica de ese traspaso”. Ésas fueron las palabras que el superintendente del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, Erasmo Olivares, utilizó en El Mercurio de Valparaíso para explicar la demora en su entrega. Durante la comisión del día anterior, se barajaron varias opciones, incluyendo el comodato, pero todas fueron descartadas por el Director Jurídico de la Municipalidad, intentando persuadirlos de que el traspaso inmediato es la única manera legal de cumplir con la promesa del alcalde mientras el sentido común advertía que la donación de bienes que han sido aprobados por el Consejo Regional mediante una postulación, que cuentan también con aprobación administrativa de Contraloría, y que son sumamente necesarios para el fin específico al que se postularon al Gobierno Regional, debía al menos ser consultada al CORE. Los ánimos se caldearon bastante en la sesión telemática de ese día, el alcalde quería que el traspaso se hiciera de inmediato sin esperar una respuesta del CORE y sorpresivamente, y alegando que como presidente del concejo es el soberano y decide a quién invitar, hizo ingresar a la video-reunión al comandante y al mismísimo superintendente del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, quienes apelaron desgarradoramente a la voluntad del concejo para recibir los camiones, ignorando u olvidando convenientemente que lo impedía el único argumento dado hasta entonces por la Municipalidad y que ellos mismos declararon en el diario hace tres días: “los camiones no se pueden traspasar hasta que no se dilucide la situación jurídica de ese traspaso”. El Director de Control, Cristián Paz (el único funcionario que se comporta como adulto en las sesiones del concejo), recomendó consultar al CORE antes de votar el traspaso, pues la jurisprudencia administrativa señala que los bienes adquiridos bajo financiamiento del gobierno regional tienen la obligación legal de ser destinados al fin al que fueron postulados.

Pero tal como lo hicieran antes al emboscar a los concejales para culparlos del rechazo a una absurda modificación presupuestaria para la emergencia del COVID y en tantas otras oportunidades, lo que estaba sucediendo era un montaje. El equipo municipal no pretendía concluir exitosamente esta donación ni esperar una respuesta del CORE, sólo quería apurar la votación para forzar un rechazo por parte de los concejales y terminar culpándolos a ellos por el incumplimiento de su promesa bajo el mismo argumento inicial (“los camiones no se pueden traspasar hasta que no se dilucide la situación jurídica de ese traspaso”) pero retorciéndolo de tal modo que se volvería a su favor.

En medio de la incauta intervención de los bomberos, Sharp anunció que en verdad no se haría una donación, sino un trueque: los dos camiones último modelo para transportar agua para consumo humano que les donaría a bomberos serían dados a cambio de dos camiones aljibes viejos pero no particularmente diseñados para consumo humano (¿alguien se acuerda a estas alturas de los humanos a quienes les llevarían agua con esos camiones?), de tal modo que la flota no se vería mermada.

Dicho anuncio, eso sí, jamás existió previamente y los concejales, ya atrapados en la farsa del ahora enfurecido alcalde, acusaron falta de transparencia, fueron obligados a votar y a excepción de los dos concejales con fondas en la Alejo Barrios y de Claudio Reyes, que prudentemente se abstuvo, rechazaron la jurídicamente irrealizable donación, enfureciendo aún más al alcalde quien en medio de una pataleta de aquellas, teatralizó una indignación y antes de retirarse de la sesión, apagarles el Zoom y funarlos en redes sociales, pidió perdón a los bomberos, no por prometerles regalos con financiamiento público imposibles de regalar, sino porque “los concejales” los hicieran perder tiempo. Los bomberos se fueron con la misma promesa incumplida por los mismos motivos: “los camiones no se pueden traspasar hasta que no se dilucide la situación jurídica de ese traspaso”, pero esta vez lo hicieron convencidos de que quienes deben velar por el buen uso de los recursos municipales fueron los culpables y no quien les hizo una promesa irresponsable.

El conflicto no debería terminar acá. En la misma euforia de hace un año en la que prometió los imposibles aljibes, también prometió a los bomberos que el desfinanciado municipio aumentaría su subvención anual de 20 millones de pesos a ¡100 millones de pesos! Su ofrecimiento textual fue “hemos tomado la decisión también de aumentar de forma significativa la subvención que anualmente la Municipalidad de Valparaíso le otorga al Cuerpo de Bomberos de la ciudad, de forma sistemática la subvención había variado entre 20 a 30 millones de pesos, nosotros hemos tomado la decisión de poner la vara mucho más arriba y alcanzar los $100 millones, recursos que le van a permitir a Bomberos poder tener mayor disponibilidad para poder cumplir con sus objetivos”, y la perversa conclusión lógica de esta otra promesa sería que el alcalde deberá endosar nuevamente su culpa a los concejales tras, déjenme adivinar, solicitar una sorpresiva modificación presupuestaria al mismo presupuesto que tres sesiones atrás le rechazaron por su pésima presentación, la falta de financiamiento y las serias omisiones (como, por ejemplo, el irresponsable aumento de la subvención prometida a los bomberos que ya acumulará dos años, o sea, $200 millones) y debería realizar un nuevo montaje, una nueva pataleta y una nueva funa para que sean ellos quienes aparezcan nuevamente como los culpables del incumplimiento de sus insolventes promesas populistas que nunca pensó en cumplir.