[COP25] La papa caliente que es el clima

01 Diciembre 2019

Lo que se debatirá estas semanas en Madrid es también algo que influirá en el gran debate sobre la nueva Constitución para ChilE.

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Por Pía Díaz
Corresponsal El Martutino 
COP25, Madrid

Europa se convirtió el viernes en el primer continente en declarar la emergencia climática. Ningún otro continente parece tener la unidad o el liderazgo necesario como para sacar una declaración similar.

¿Pero qué es una declaración frente a la subida de los mares, la desertificación de la tierra o la posibilidad de la extinción de millones de seres, incluyendo a humanos? Nada y todo. 

Nada porque obviamente no son leyes que obliguen a cierta acción sino tan sólo palabras. Y todo, porque las palabras son los bloques con los que formamos nuestra realidad. Como ejemplo basta decir que los científicos hablan ya de crisis climática, no de calentamiento global. El cambio de énfasis indica la gravedad de la situación.

A partir de este lunes se reunirán en el centro de ferias de Madrid (IFEMA) más de 25 mil personas, entre delegados de más de 200 países y de cientos de organizaciones dedicadas a temas ambientales, para escuchar al secretario general de las Naciones Unidas. El camino hasta aquí no fue fácil porque la organización del mismo fue pasando de mano en mano como una papa caliente.

Primero le habría tocado a Brasil ser la sede del evento, pero el Presidente Jair Bolsonaro no quiso enfrentar el tema que ve como una limitación al crecimiento de su país, inventando excusas que malamente han disfrazado su rechazo a asumir la realidad y gravedad de la crisis climática. Entonces Chile quiso hacerse cargo y todo iba bien encaminado hasta que ocurrió el gran estallido social que aún remece al país. El Presidente Piñera tuvo que asumir que ya no podía organizar un evento internacional y lanzó la papa al aire. Días después el gobierno en funciones español (España aún no cuenta con un gobierno formal porque a pesar de tres elecciones en cuatro años aún no logran ponerse de acuerdo respecto a qué coalición formar) propuso Madrid como sede y recogió en sus manos una papa ya bastante manoseada.

Este lunes se inaugurará la COP 25, que no es otra cosa que la Comisión de Partes, un encuentro técnico de Naciones Unidas para proponer leyes y métodos para evitar que la tierra sobrepase los 1.5 grados de sobrecalentamiento o, por lo menos quedar bajo de los 2 grados. Ya Estados Unidos anunció que se retirará y con eso se irá uno de los principales contaminantes como también de los donantes, lo que no augura nada bueno. Chile sigue a cargo del evento, sustentando la Presidencia del mismo, cargo que ejerce la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt.

La cumbre de este año es especialmente trascendente, ya que constituye la última reunión para activar el Acuerdo de París, concebido como el primer pacto mundial vinculante en defensa del clima del planeta, que tiene que estar plenamente vigente en enero del 2020. El punto crucial es el artículo 6 que trata sobre los bonos de transmisión de carbono, con los que los países podrían comprar las cuotas de emisión de otros países para poder emitir más.

Esos puntos teóricos cobran vida cuando se piensa en las marejadas que cada vez son más fuertes, la falta de peces, la sequía que ha acabado con ríos y lagunas. Todos estos temas tienen que ver con cómo cada país está explotando los recursos que tiene y cómo se preparan para paliar los efectivos negativos que llegarán. La crisis climática afecta todo y a todos. Lo que se debatirá estas semanas en Madrid es también algo que influirá en el gran debate sobre la nueva Constitución para Chile.