Día Internacional del Medio Ambiente: El nuevo horizonte político-medioambiental para nuestra región

Día Internacional del Medio Ambiente: El nuevo horizonte político-medioambiental para nuestra región

04 Junio 2020

En un nuevo día internacional, la preservación de las condiciones naturales de la Región de Valparaíso será la próxima y gran prueba de la supervivencia humana post-covid. Acuerdos como el de Escazú son fundamentales para la zona.  

Claudio Elórtegui >
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Por Claudio Elórtegui

Un nuevo Día Internacional del Medio Ambiente. Una fecha especial para reflexionar. Como humanidad, pertenecientes a un país y, sobre todo, a una bella región. La hermosura de un territorio encierra condiciones subjetivas, pero también variables que podemos medir de acuerdo a lo que entendemos por aquello que mencionamos como “bello”.

Si planteamos la diversidad de la flora y fauna, las postales geográficas, los paisajes culturales, la riqueza del contraste marino y montañoso, humedales y valles, dunas y playas, historias ancestrales que se relacionan con estos lugares, identidades creativas inspiradas por dichos rasgos, personas que buscan preservar los enclaves, por citar algunas categorías, podríamos llegar a indicadores que convenzan, hasta al más incrédulo, sobre la belleza que tenemos en la Región de Valparaíso.

Sin embargo, todas esas características únicas que nos acercan a la trascendencia, se ven amenazadas debido a nuestras acciones. Algo común están evidenciando las diversas crisis actuales; probablemente, las del pasado también apuntaban a lo mismo: la fragilidad de la condición humana. Pero, a la vez, el afán destructivo de esa condición cuando no se mide/regula o no se desean establecer equilibrios con los fines materiales, incrementando la vulnerabilidad de lo humano y los entornos naturales.

Estamos en un mundo pandémico que nos pesa, limita, aunque pasará. Se hará muy complejo el tránsito, pues las pérdidas de vidas y de bienestar económico, marcarán lo sicológico y las sucesivas etapas regionales de existencia. Pero nada nos asegura que lo que vendrá, será mejor. 

Por de pronto, cuando nos situamos en una jornada de reflexión del medio ambiente, las regiones, sobre todo Valparaíso, siguen golpeadas por los accidentes/desastres ecológicos y por políticas permanentes-centralizadas de sacrificio en una serie de comunas. El cambio climático para nuestra zona no se detiene porque haya pandemia. Incluso, el “efecto rebote” de contaminación, saliendo del episodio covid-19, puede abrir más tentaciones para que en nombre de la "recuperación" se aproveche a depredar con mayor intensidad.

Un día como éste, lejos de generar mayor división y polarización como la que experimentamos en el sistema-mundo, debería apelar a la cohesión y a determinados acuerdos en función del respeto por los derechos humanos de las comunidades afectadas.

La superación de la crisis medioambiental, como seres orgánicos conectados a nuestra riqueza simbólica de especie, es concretar la supervivencia y avanzar a un siguiente paso que podamos dar como civilización sostenible. Además, lo anterior se conecta con todas las dimensiones y niveles del quehacer, incluida la misma gestión del riesgo que lleva consigo las manifestaciones del cambio climático. Algo que ya nos está golpeando, mediante marejadas, sequías, desertificación, entre otras.

Para ésta y futuras jornadas internacionales del medio ambiente, se podría avanzar en cinco dimensiones, entre muchas otras, que combinen caminos concretos de mejoramiento para este presente convulso en la región:

  1. Gobernanza ambiental: La gestión de los gobiernos y sus instituciones requieren integrar nuevas formas de educación, difusión y resolución de conflictos ambientales, más expeditos, comprensibles y accesibles para las personas. El resguardo de lo sanitario-público será un elemento estratégico prioritario para cualquier política democrática saliendo del coronavirus. Por ello, los desafíos que involucren la protección de la biodiversidad, entendiendo que en la misma los seres humanos merecen una dignidad ante la contaminación e interactúan con esa dinámica ecológica, es una obligación y un derecho por el cual se debe velar.  

  2. Datos abiertos: El acceso a la información para el impulso de una inteligencia colectiva ciudadana, que dialogue con lo público y los gobiernos locales, también con los privados responsables socialmente de lo que acontece, plantea potenciar desde la eficiencia, los datos que se están produciendo en todo momento y que son recolectados por los actores involucrados en las interacciones con los espacios públicos. También, la finalidad es optimizar las plataformas que el Estado ya tiene instaurada, para que las orientaciones gubernamentales en momentos de futuras crisis, se comprendan y asimilen mejor para y por los ciudadanos. Lo críptico, sesgado o confuso que se comunica políticamente desde un gobierno o institución, desorienta a las personas. No se les puede culpar después a esos individuos. 

  3. Protagonismo de las comunidades: La organización existente en los territorios y la conexión que, por ejemplo, han presentado las alcaldías en Chile, es una estructura instalada para la gestión de nuevas crisis que se podría fortalecer con mayor descentralización política y económica. Las comunidades conocen perfectamente sus limitaciones y fortalezas en el tejido social. La responsabilidad que han exhibido, debería estar dotada de mayores atribuciones para la rápida detección y visibilización de sus problemas ambientales, conectándose en las formas de agilizar potenciales soluciones, con los puntos anteriores.  

  4. Nuevos acuerdos: Chile debe firmar y comprometerse con Acuerdos como Escazú. El sentimiento de abuso (entre ellos el medioambiental) que la ciudadanía acumuló y estalló en octubre, se puede gestionar en lo político, social y judicial, mediante vías legitimadas desde experiencias internacionales, con los mecanismos que este importante tratado ofrece a países como el nuestro. En tiempos donde no debemos dar la espalda a los horizontes de cooperación desde lo local hacia lo global, y vice versa, evitar la discriminación y hacer de la prevención la constante, es un imperativo.

  5. Nueva economía: La economía no es un impedimento, es otro de los caminos necesarios para mejorar las condiciones de la ciudadanía. Una economía verde, sostenible, creativa, digital e innovadora, es la llamada a liderar desde la Región de Valparaíso. Es posible, pero requiere de un nivel de liderazgo que quiebre la lógica del inmediatismo y el sectarismo político, así como el compromiso de las universidades, incubadoras, inversionistas y el Estado con un nuevo futuro. Si no hay pactos de ninguna naturaleza en Chile, Valparaíso sí debe crear el suyo. Identitario, virtuoso y respetuoso de su medio ambiente, de su bello entorno regional. Es uno de los grandes temas con covid y sin covid.