El día después: Reflexiones sobre una derrota

23 Diciembre 2020

Preocupa que en esta consulta se haya observado la reiteración de prácticas que traicionan el espíritu cívico y republicano de un ejercicio democrático, que resta legitimidad al candidato triunfador.

Patricio Rozas >
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El domingo 20 recién pasado, los socialistas participamos en una consulta ciudadana de carácter voluntario para designar el candidato a alcalde para Valparaíso del pacto Unidad Constituyente, cuyos resultados la opinión pública conoce. A diferencia de las primarias para gobernador y para alcalde de Chile Vamos, esta consulta no fue organizada por el SERVEL ni contó con financiamiento estatal, sino por los partidos políticos incumbentes. Por la misma razón, no le es aplicable la normativa legal que rige a las primarias convencionales, sino la que estos acuerden, siendo este vacío legal algo que debiera corregirse en el futuro.

Los resultados obtenidos, que dieron por ganador al exconcejal DC Marcelo Barraza, con el 77% de los votos, debieran constituir, sin embargo, un motivo de honda preocupación para todos los partidos que forman parte de la Unidad Constituyente, incluyendo al partido triunfador, y muy especialmente para aquellos que fueron vapuleados. Al final de cuentas, solo el 0,5% de las ciudadanas y ciudadanos inscritos en el padrón electoral (1.403 electores) decidió participar en esta consulta, pronunciándose por una de las cuatro candidaturas.

Nadie puede sacar cuentas alegres al observar el decremento creciente de nuestro caudal electoral como coalición o pacto en la comuna de Valparaíso, incluso respecto de las primarias recientes para elegir el candidato a gobernador (2.600 votos menos, equivalentes a una caída de 65%). Este resultado acentúa la polarización de fuerzas en el ámbito comunal, fortaleciendo extremos vociferantes y sin proyectos de ciudad, y cuya gestión ha quedado al debe en reiteradas ocasiones.

Es esta una mala noticia para Valparaíso y para el fortalecimiento de una centroizquierda democrática que busca construir un gran bloque político y social de transformación y desarrollo de nuestro país.

Preocupa, asimismo, que en esta consulta se haya observado la reiteración de prácticas que traicionan el espíritu cívico y republicano de un ejercicio democrático, que resta legitimidad al candidato triunfador. Más aún, cuando se buscó hasta el día previo a la consulta un acuerdo en torno a dejar de lado prácticas específicas de traslado masivo de votantes a los lugares de votación, al que no concurrió el candidato ganador ni representantes de su comando.

A pesar de ello, no justificaremos la exigua votación obtenida por los candidatos que no incurrimos en esas prácticas endosando la responsabilidad a la reiteración de las mismas por parte del candidato triunfador, entendiendo que son otros los factores que explican nuestra falta de convocatoria. Esta es una derrota que debe ser asumida como tal. Digámoslo con claridad: esta es de nuestra responsabilidad y no de quienes incurren en conductas viciadas.

Tras esta derrota subyace, específicamente, una profunda crisis política y orgánica del Partido Socialista que se refleja no solo en los malos resultados obtenidos en Valparaíso, sino, en general, a lo largo del país. De hecho, ninguna de las candidaturas socialistas levantadas en las comunas que cobijan a más de 60 mil habitantes, tuvo resultados positivos.

En el caso de Valparaíso, ha de reconocerse la inexistencia de una inserción territorial y social básica por la estructura partidaria; la inoperancia de una dirección comunal fracturada y sectaria, asociada a un estilo de conducción política elitista y divorciada del pueblo socialista, que truncó incluso la proclamación oficial de nuestra candidatura; la permeabilidad partidaria ante proyectos políticos ajenos al ideario socialista y el populismo de terceros; y el apoyo excesivamente tardío o nulo de los parlamentarios socialistas a la candidatura, entre otros factores, explican en parte la derrota experimentada este 20 de diciembre.

Sin duda, el comportamiento disonante de algunos parlamentarios y dirigentes nacionales del socialismo han permeado la credibilidad y confianza ciudadana en lo que fue el partido de Salvador Allende. Quienes contribuyeron a rescatar a Pinochet de su detención en Londres o descalificaron la lucha que muchos chilenos libramos por una nueva Constitución como resultado de fumar de opio, o pasaron el platillo en las oficinas del yerno del dictador, y fomentaron el clientelismo exento de un proyecto político que respondiera a las necesidades de la ciudadanía, tienen la mayor cuota de responsabilidad en la debacle que se está viviendo. Este comportamiento disonante con nuestra historia y principios me fue reprochado en diversas ocasiones, tanto en las redes sociales como en el despliegue territorial en los cerros de Valparaíso durante la campaña.       

Tomamos parte en esta contienda porque sentimos que nuestra comuna requiere de un proyecto y de una administración que la saque del estado de agonía en que se encuentra y aporte prosperidad para la ciudad y sus habitantes. Con las manos limpias y la frente en alto, podemos decir que hicimos una campaña que procuró dar respuesta a lo que exige la ciudadanía, con fraternidad, entrega, alegría y transparencia.

Nos alegra constatar que, al margen de los resultados, fuimos capaces de sembrar un cuerpo robusto de ideas sólidas y consistentes para el desarrollo de Valparaíso, y demostrar que no obstante las dificultades señaladas, estábamos en condiciones de hacernos cargo del gobierno comunal con un equipo de profesionales de trayectoria, experimentado y de excelencia, que no venía a improvisar ni a aprender cómo se construyen e implementan las políticas públicas, condición que nuestra comuna reclama con urgencia.

Nuestro compromiso es seguir trabajando en este proyecto desde diversas instancias, no solo desde los partidos, sino también desde la sociedad civil, potenciando los equipos de diálogo y conversación en los que participaron también numerosos profesionales independientes, y cuya ejecución hizo posible la participación abierta de la ciudadanía en los debates sobre los principales problemas de Valparaíso. Más aún si se considera que otros actores políticos se han manifestado disponibles para agruparse tras este proyecto, suscribiendo sus términos.

Nos hacemos cargo del resultado adverso y analizaremos como superarlo, señalando desde ya que la responsabilidad incumbe fundamentalmente a la forma en que se ha estado conduciendo a la política, a las decisiones que no toman en cuenta las aspiraciones de las mayorías nacionales, los apoyos que se entregan a proyectos de ley que en vez de propender a un estado de mayor igualdad, producen el efecto contrario, como también aquellos que incrementan injustamente la represión en contra de la movilización social. Estos resultados se deben, de igual forma, a decisiones tomadas cupularmente o a última hora, sin dar el tiempo suficiente para que las candidaturas se conecten con la ciudadanía y comuniquen sus propuestas.

En realidad, el domingo 20 de diciembre fuimos nuevamente testigos de un abstencionismo condenatorio que muestra el descontento existente hacia los partidos políticos y sus comportamientos.

Foto: Huawei / Agencia Uno