Frente Amplio: La transición de la "nueva política" a la "vieja política"

05 Octubre 2020

Tales prácticas de la “vieja política”, pero reclamadas hoy por los portavoces de la “nueva política”, distorsionan completamente el sentido de las primarias como un instrumento democrático para elegir candidatos a cargos claves de representación popular.

Patricio Rozas >
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La tarde del 30 de septiembre, las dirigencias de los partidos opositores perdieron una gran oportunidad de redimir los partidos políticos a los ojos de una ciudadanía que crecientemente los ha mirado críticamente en los últimos años. El desánimo y la rabia desatada se han expresado con fuerza en las opiniones ciudadanas. 

La posibilidad de construir un camino de unidad de las fuerzas políticas de oposición ya se había visto amenazada en los días previos por la conducta ambigua de los líderes del Frente Amplio. Esto auguraba que no sería fácil llegar a buen puerto las conversaciones referentes a acordar el mecanismo de primarias legales para designar los candidatos de la oposición en los comicios de gobernadores y alcaldes programados para abril del próximo año.

Primero fueron las declaraciones del diputado RD, Pablo Vidal, en medio de las fiestas patrias, que sostuvo que “una derrota en una primaria no implica que tengamos que apoyar a quien gane”, con lo que validó la idea antidemocrática de no respetar el veredicto de las urnas si acaso no le eran favorables.

Enseguida vino una declaración pública firmada por los presidentes de partido (sábado 27), en la cual el Frente Amplio descartó participar en primarias para elegir los candidatos a alcalde y a gobernador. Asimismo, se informó que esta coalición continuará trabajando con Convergencia Progresista (PS-PPD-PR) y Unidad para el Cambio (PC,  FRVS y PRO), con el propósito de “… avanzar en mecanismos de coordinación territorial vía omisiones mutuas que permitan por un lado, reconocer nuestras legítimas diferencias y por otro, aunar esfuerzos para ofrecer alternativas ciudadanas competitivas a Chile Vamos”.

El rechazo masivo que estas declaraciones obtuvieron en las redes sociales indujo a los dirigentes del Frente Amplio a cambiar de actitud, manifestando su disposición a abrirse a un proceso de primarias. Sin duda, la reivindicación de prácticas de la “vieja política”, como los pactos de omisión (y negociación de cupos entre cuatro paredes) no se veía demasiado presentable en quienes han buscado pontificar sobre la ética política desde el nacimiento de sus organizaciones, negándose a someterse a la voluntad ciudadana para elegir a los candidatos de oposición. Volvieron, entonces, un día antes del cierre de las inscripciones (martes 29) a la mesa de negociaciones con los representantes de Convergencia Progresista y de Unidad para el Cambio. Esta apertura, sin embargo, estaba acotada a solo a algunas regiones, predominando el pacto de mutuas omisiones como propuesta base, en el mejor estilo de la “vieja política”.

Más allá de la responsabilidad de este u otro partido en particular, ha de convenirse que el fracaso opositor en construir un acuerdo que permitiera hacer partícipe a la ciudadanía, en la elección de candidatos que los representen más fielmente en los próximos comicios de gobernadores y alcaldes, es una mala noticia para Chile.

En vez de lograrse un acuerdo que pusiera en práctica las numerosas declaraciones a favor de la participación ciudadana en la designación de los candidatos de oposición, hubo quienes se propusieron birlar este derecho, recurriendo a las viejas prácticas de la “cocina” política, tan repudiadas a nivel declarativo, pero tan socorridas al sentarse a la mesa de negociaciones, pidiendo blindaje para algunos candidatos que se deseaba proteger —con la percepción que sin ese blindaje no logran el caudal electoral que requieren para ser electos— y pactos de omisión mediante los cuales los partidos que suscriben el pacto no pueden llevar candidatos en tales territorios electorales.

Tales prácticas de la “vieja política”, pero reclamadas hoy por los portavoces de la “nueva política”, distorsionan completamente el sentido de las primarias como un instrumento democrático para elegir candidatos a cargos claves de representación popular.

Las razones del fracaso deben ser transparentadas e informadas a la ciudadanía sin mayores miramientos. La ciudadanía tiene derecho a saber quiénes se negaron a usar este mecanismo, las primarias, que permitía avanzar en la unidad opositora, y conocer las razones. Ello por algo muy simple. En primer lugar, porque la ciudadanía reclama la UNIDAD de la oposición para tener un gobierno eficiente y capaz, preocupado de verdad de resolver sus demandas esenciales. En segundo lugar, porque la ciudadanía reclama TRANSPARENCIA en la toma de decisiones políticas fundamentales, hastiada de las negociaciones entre cuatro paredes y en contra de los intereses de las grandes mayorías del país. En tercer lugar, porque la ciudadanía reclama REPRESENTATIVIDAD de las autoridades políticas, requisito que percibe como algo esencial para resolver la crisis de legitimidad que estas presentan hoy. Quienes no entienden esto y siguen demandando blindajes y pactos de omisión para ciertos candidatos, no comprendieron el estallido social del 18-O, aunque hayan marchado a la cabeza de alguna columna de manifestantes de manera instrumental.

Digámoslo con claridad: ni los partidos del Frente Amplio ni el Partido Comunista estuvieron dispuestos, por las razones que sea, a suscribir un acuerdo para realizar primarias a nivel nacional. Específicamente, exigieron blindaje en 6 regiones, aceptando omitirse en otras 6 y dispuestos a competir en solo 4. Y mientras negociaban, inscribieron primarias internas en el SERVEL. Esto no solo es incoherencia entre el discurso público del Frente Amplio y la conducta real de sus dirigentes en una mesa de negociaciones, que sorprendió incluso a los dirigentes del PC. Es una práctica desleal absoluta en un proceso de construcción de la unidad opositora que la ciudadanía reclama. La "nueva política" ha resultado más mañida que la vieja, a pesar del discurso moralista recurrente de sus precursores.

Quienes han obstruido este proceso, no lo han hecho por ceguera, errores de cálculo o inexperiencia (ya son grandecitos), sino por razones estratégicas. El FA solo puede crecer en el espacio de la izquierda tradicional y potenciarse crecientemente mediante su desgaste, lo que es factible en la medida que esta no logre reconstituirse en alternativa de gobierno. Por esta razón, a los líderes del FA no le importa que la próxima elección presidencial la gane Lavín u otro candidato de la derecha, si acaso acentúa el debilitamiento de la izquierda tradicional y amplía los espacios de expansión del FA. Esto es algo que la militancia de la izquierda tradicional, asentada en la historia del movimiento social y popular, no puede perder de vista: el alacrán siempre será alacrán cuando pida a la tortuga que lo ayude a cruzar el río.  

Debe tenerse en cuenta que el escenario óptimo buscado, para disputar el poder presidencial, está pensado para el 2025, no en la elección que se avecina, y emerger en ese escenario polarizado, como la única opción de izquierda frente a una derecha desgastada con dos malos gobiernos, un centro desarticulado y una izquierda tradicional semi destruida.

El tema de fondo radica en que tales aspiraciones de poder dejan de lado el sufrimiento de todo un pueblo a merced de los gobiernos de derecha y olvida que el sentido esencial de nuestro devenir está en contribuir a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, impulsando las transformaciones que hagan falta para el cumplimiento de este objetivo. No mañana ni pasado mañana. Hoy.

¿En qué quedó la primaria de alcaldes? Toda la atención se centró en la definición del mecanismo de elección de los candidatos a gobernadores. En mi modesta opinión, esto constituye un error de quienes llevaron adelante este proceso, pues no solo conculca el derecho ciudadano a participar activamente en la selección de los candidatos a la alcaldía de cada comuna, sino además, pone el acento en una instancia del poder del Estado que todavía no tiene asignados todas sus facultades y atribuciones, con lo que corre el riesgo de ser una figura decorativa. 

De esta manera, el acuerdo suscrito por un grupo de partidos de centro y de izquierda (PDC, PR, PPD, PS, Ciudadanos y PRO) se circunscribe a la elección de los candidatos a gobernadores y no contempla la realización de primarias legales para la elección de alcaldes. Como el plazo legal de inscripción de las candidaturas a alcalde vencía también anoche, se asume que NO HABRÁ PRIMARIAS legales en este nivel. En este caso, ¿qué sigue? ¿Se realizarán primarias voluntarias en fecha indeterminada? ¿Se negociará con la DC y los demás partidos? ¿El tema quedará en stand by hasta después del plebiscito?

Seamos francos. El panorama no es el mejor. No hay claridad acerca del escenario que se ha generado a partir de la NO inscripción de las candidaturas a alcalde para las primarias legales que esperábamos todos. Una posible realización de primarias convencionales o voluntarias deben ser financiadas por los partidos. ¿Estarán dispuestos a solventar este mecanismo, desperdiciando la opción de hacerlo con financiamiento público, teniendo en consideración que tampoco es un mecanismo vinculante, o preferirán volver a la negociación de cupo por cupo al margen de la opinión ciudadana?

Invito a los candidatos a la alcaldía de Valparaíso a cerrar filas en torno a la necesidad de realizar primarias como mecanismo de legitimación y participación ciudadana, y dar una señal concreta de oxigenación de la política en nuestra ciudad.

Foto: Huawei / Agencia Uno