[OPINIÓN] Cuenta Pública Presidencial: El humo después de la pirotecnia

[OPINIÓN] Cuenta Pública Presidencial: El humo después de la pirotecnia

11 Junio 2019

El plan anunciado está llamado a convertirse en la viga maestra de las políticas de reactivación que el gobierno se ha visto en la obligación de impulsar para enfrentar la desaceleración económica que enfrenta desde mediados de 2018. 

Patricio Rozas >
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Por Patricio Rozas

En su controversial y publicitada segunda Cuenta Pública —en horario prime de la teleaudiencia—, el presidente Piñera anunció la ejecución de un Plan Nacional de Infraestructura, que propone una red integrada de carreteras, puertos y aeropuertos y una ambiciosa cartera de proyectos estratégicos. Al respecto, señaló que su programa contempla inversiones por más de US$ 4 mil millones este año y más de US$ 20 mil millones para el cuatrienio 2018-2022.

Asimismo, el presidente hizo varios anuncios en el sector transporte: a) duplicación de la red del Metro en la Región Metropolitana, pasando de 150 a casi 300 km; b) puesta en marcha de trenes suburbanos (Rancagua-Santiago; Nos-Santiago; Melipilla-Santiago, y Tiltil-Santiago); c) extensión de las redes Merval y Biotren, y d) declaratoria de interés público de la construcción de tren Valparaíso-San Antonio-Santiago.

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Sin duda, el plan anunciado está llamado a convertirse en la viga maestra de las políticas de reactivación que el gobierno se ha visto en la obligación de impulsar para enfrentar la desaceleración económica que enfrenta desde mediados de 2018. Una nueva retracción del IMACEC (al 1,6%), dado a conocer la semana pasada, determinó que se tomara la decisión de adelantar para el segundo semestre de este año algunas de las inversiones planificadas para su implementación en el 2020.

Como era de prever, los anuncios presidenciales fueron recibidos con algarabía y beneplácito en la Región de Valparaíso, especialmente por los principales exponentes de Chile Vamos: mientras el senador Chahuán aplaudió de pie, otros líderes de la derecha local hacían analogías del proyecto de tren rápido Valparaíso-San Antonio-Santiago con la construcción del molo a comienzos del siglo XX. Al fin, la Región de Valparaíso reencontraba su camino al desarrollo y a los desafíos del siglo XXI, dejando atrás la pléyade de desaciertos registrados en los últimos años en materia de inversiones. El Mercurio porteño editorializaba que, a diferencia de las demás regiones, esta vez los habitantes de Valparaíso podían sentirse satisfechos.

Los líderes de la derecha local sentían que no solo habían sido escuchados por el gobierno central en sus demandas por medidas reactivadoras de la economía regional, a tan mal traer, sino también que empezaban a escribir una nueva historia en el desarrollo de la Región, reproduciendo una vez más esa actitud tan provinciana de caracterizar como “hito histórico” hechos que no necesariamente constituyen puntos de inflexión de una tendencia estructural del desarrollo territorial.

¿Se justifica tanta alegría? ¿Estamos dando un paso importante en la construcción del desarrollo nacional y regional? ¿Cuánto hay de planificación estratégica y cuánto hay de improvisación en la definición del plan que el presidente Piñera presentó al país?

Por cierto, se trata de proyectos importantes que el país requiere (no solo la Región o, más específicamente, el denominado Gran Valparaíso) para su modernización y ampliación de su capacidad productiva, y para una mejor calidad de vida de la población residente. Ha de tenerse en cuenta, sin embargo, que tales anuncios ya habían sido dados a conocer a lo largo de los primeros 15 meses de gobierno, incluyendo muchas disposiciones adoptadas en los gobiernos precedentes, especialmente de Michelle Bachelet, que esta administración presenta como propios.

De hecho, en esta misma columna ya habíamos comentado (“Piñera y su mega plan de inversiones viales…”) los bemoles del programa de inversiones anunciado a mediados de mayo por el ministro de Obras Públicas en el ámbito vial, tanto respecto de la viabilidad, como del origen y consistencia de las iniciativas dadas a conocer. Ha de considerarse, asimismo, que los proyectos anunciados no están insertos en un plan integral de desarrollo regional, razón por la cual se desaprovechan las sinergias que es posible desarrollar en inversiones integradas sectorialmente.

En este sentido, la alegría resulta un tanto desmesurada y fuera de lugar, casi como la demostrada por el diputado UDI Patricio Melero, que celebró con frenesí el anuncio presidencial de restringir el número de reelecciones parlamentarias, obviando que él ya lleva 29 años en la Cámara de Diputados.

Vamos viendo: los anuncios que provocaron tanta alegría en la cúpula de la derecha local, además de la declaratoria de interés público de la construcción del tren rápido que conectará, en principio, a Valparaíso con San Antonio y Santiago, fueron los siguientes: a) extensión de la red Merval desde la localidad de Limache hasta La Calera; b) inicio de las obras de construcción del Embalse las Palmas; c) modernización y ampliación del aeródromo de Viña del Mar (ex Torquemada), y d) Paseo del Mar en el borde costero aledaño al sector Barón, en Valparaíso, más alguna palabra de buena crianza para referirse al Puerto Gran Escala de San Antonio.

Red Merval

La extensión de la red Merval es un proyecto que se viene afinando hace varios años y que responde a la demanda que surgió de la decisión del gobierno de Frei Ruiz-Tagle de suprimir la prestación del servicio de transporte vía ferrocarril a la provincia de Quillota, aduciendo motivos de rentabilidad (el típico argumento del gobierno central para no hacerse cargo de las necesidades regionales). ¡Cuánto daño ocasionó el neoliberalismo centralista infiltrado en los gobiernos de la Concertación!

En diciembre de 2017, al término del segundo gobierno de Michelle Bachelet, se dispuso el llamado a licitación las obras de ingeniería básica avanzada de la extensión del metro Valparaíso hasta Quillota y Calera con el propósito de reponer esta prestación, esencial para las necesidades de conectividad de la población de la provincia de Quillota. En septiembre de 2018, el gobierno de Piñera declaró desierta la licitación, rechazando las ofertas presentadas, con el propósito de reformular los fundamentos y bases de la licitación. Se estima que esta decisión retrasó la ejecución del proyecto en alrededor de 10 meses.

A fines de mayo reciente, sin embargo, la Empresa de los Ferrocarriles del Estado adjudicó al consorcio CDI SPA – CONSULTRANS S.A., Agencia en Chile, la licitación pública de las obras de ingeniería básica (ahora no avanzada) de las obras civiles y sistemas ferroviarios para la extensión del servicio de Metroval a Quillota y La Calera. Asimismo, el Directorio de EFE adjudicó la asesoría de gestión y contraparte técnica del proyecto a la empresa R&Q Ingeniería, que realizará el acompañamiento durante el desarrollo del estudio. En definitiva, el proyecto de extensión del metrotren a Quillota y La Calera viene ejecutándose desde bastante antes del inicio del gobierno de Piñera.

Embalse de Las Palmas

La construcción del Embalse de Las Palmas, en la comuna de Petorca, es el objeto específico de un proyecto que también se concibió en la administración anterior, procediéndose a su licitación en julio del 2017. La adjudicación de la concesión por 228 meses ocurrió el 6 de marzo de 2018 y recayó en la empresa China Harbour Engeneering Ltd (decreto 34 de la DGOP), comprometiendo una inversión de 158,8 millones de dólares.

En consecuencia, tampoco procede que el gobierno de Piñera se adjudique la construcción de este embalse como una de sus iniciativas, menos aún si se considera que postergó para el próximo período presidencial la construcción del Embalse Catemu y, en general, muestra una clara posición deficitaria en la construcción de infraestructura que se requiere para hacer frente a la crisis hídrica que ya está afectando con fuerza el consumo humano de agua en varios territorios de la Región de Valparaíso.

Aeródromo de Viña del Mar (ex Torquemada)

De igual manera, la modernización y ampliación del aeródromo de Viña del Mar (ex Torquemada), localizado en la comuna de Concon, es un proyecto que empezó a concebirse en 2017 a petición de empresas de navegación aérea en el marco de la política impulsada por la administración anterior de estimular los niveles de competencia en los vuelos internos.

Ha de considerarse que el Ministerio de Desarrollo Social —encargado de evaluar la rentabilidad social y económica del proyecto— ya ha rechazado en dos oportunidades los anteproyectos presentados por el Ministerio de Obras Públicas, atendiendo a no estar suficientemente acreditada, en su opinión, la proyección de la demanda que justifique la inversión. Ello ha determinado que la ejecución de este proyecto no esté incluida en la cartera de iniciativas y proyectos que el Ministerio de Obras Públicas tiene contemplados para su ejecución, sea de modo directo o mediante el mecanismo de las concesiones, durante el quinquenio 2018-2023, según las publicaciones oficiales de este ministerio.

Es posible que la proyección de demanda de servicios aeroportuarios tenga mejores números si este proyecto fuese parte de una política pública destinada a fortalecer la industria turística de la Región, que contemplara, entre otras medidas, la construcción del muelle para cruceros —algo omitido en la Cuenta Pública, no obstante su urgencia para la industria turística de Valparaíso y Viña del Mar—, mejoras de conectividad vial relacionadas con el aeródromo devenido en aeropuerto, incentivos para la industria hotelera y habilitación de espacios públicos en áreas circundantes.

Paseo del Mar

La recuperación del borde costero y habilitación de un espacio público en el entorno del muelle Barón —el Paseo del Mar— están lejos de ser otra iniciativa del gobierno de Piñera. Sin duda alguna, esta iniciativa fue el resultado de la movilización de organizaciones ciudadanas que pusieron en entredicho, entre otros logros, al gobierno municipal del UDI Jorge Castro y al mal proyecto de expansión portuaria en el Terminal Dos (T2), concebido en el primer gobierno de Sebastián Piñera, y que catapultaron la elección de Jorge Sharp como alcalde de Valparaíso.

Más aún, como recuerdan las porteñas y porteños, los lineamientos de este proyecto fueron definidos en una consulta pública en la que participaron alrededor de 16 mil personas.  

El tren rápido Valparaíso-San Antonio-Santiago

Sin duda, la declaratoria de interés público de las dos propuestas de construcción y operación del tren rápido de Valparaíso a Santiago, anexando un ramal a San Antonio en uno de los proyectos, constituyó el plato fuerte de los anuncios presidenciales.

¿Un tapaboca para quienes hemos puesto en cuestión la capacidad de este gobierno para generar proyectos y opciones de inversión, situación que se ha visto agravada por la decisión de descartar o postergar indefinidamente la ejecución de iniciativas aprobadas en la administración anterior? No necesariamente. Los chilenos hemos aprendido a leer la letra chica de cada proyecto o iniciativa que ha emanado de los gobiernos de Sebastián Piñera, del primero y de este.

El primer signo de alarma se produjo apenas un día después de pronunciado el discurso presidencial: en una destacada entrevista en El Mercurio (2 de junio), el presidente de EFE Pedro Pablo Errázuriz declaró que el tren rápido Valparaíso-Santiago no tiene prioridad para el gobierno, calificando de inaceptable el proyecto postulado por SK-China Railway Group.

Ello en virtud del altísimo porcentaje de los costos de inversión y de los costos operacionales (70% de los primeros y 55% de los segundos con una tasa de descuento al 7% anual) que la empresa postulante exige que se le garantice percibir durante los primeros 25 años de la concesión. Esto implica, señaló Errázuriz, que SK-China Railway Group no solo está pidiendo que le sea financiado el 70% de la inversión, sino que además agrega una tasa de interés implícita de 7%, lo que equivale a financiar la inversión en un 170% sin interés. El presidente de EFE también dio a conocer en esta entrevista que el porcentaje pedido por Agunsa (grupo Urenda), que postula el proyecto alternativo, pide asimismo que se le garantice el 70% de los ingresos proyectados.  

Disipado el humo de la pirotécnica presidencial, se asentaron las dudas incluso entre quienes habían dicho que los porteños podían darse por satisfechos luego de escuchar la cuenta del presidente Piñera y el trato preferencial que había dado a Valparaíso, muy por encima de las demás regiones, apenas mencionadas en su discurso.

Algunos analistas hicieron ver distintas objeciones de carácter técnico que ponen en cuestión la calidad de los proyectos presentados y su factibilidad. Otros analistas han sostenido, sobre la base del conocimiento de la industria (y del negocio) que las estimaciones de los costos están groseramente subestimadas en tanto la proyección de los ingresos están también abultados. Esta situación estaba en conocimiento del Concejo de Concesiones, presidido por el ministro Juan Andrés Fontaine, que en sesión extraordinaria celebrada una semana antes de la Cuenta Presidencial optó por aprobar ambas iniciativas, a pesar de la existencia “de dudas razonables respecto de la real viabilidad” de ambas iniciativas, conforme a lo estipulado en las actas del Concejo.

El análisis de ambas propuestas será materia de una próxima columna.

 

Foto: Huawei / Agencia Uno