[OPINION] El Derecho a la ciudad, a propósito de la modificación al Plan Regulador de Valparaíso

[OPINION] El Derecho a la ciudad, a propósito de la modificación al Plan Regulador de Valparaíso

02 Mayo 2017

Hasta el momento los mecanismos legales establecidos para la participación ciudadana se han mostrado insuficientes y han sido movimientos sociales y organizaciones barriales las que con insistencia han tomado la batuta en hacer valer la voz de vecinas y vecinos. 

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Por Jorge Rauld González, precandidato del Movimiento Autonomista para el Frente Amplio por el Distrito 7, V Costa.

El alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, con el apoyo unánime del concejo municipal de Valparaíso, inició el estudio del plan regulador comunal con el fin de realizar una modificación que limite la altura de construcción en el anfiteatro. Es una realidad conocida transversalmente que los planes reguladores son de larga data y que requieren revisiones en conjunto a la ciudadanía, puesto que es impensado tomar decisiones respecto a un instrumento de planificación de esas características -que define el uso de suelos, dónde edificar y dónde comerciar, y en definitiva cómo administramos el territorio- a las espaldas de la gente de la ciudad.

 Al día de hoy, los planes reguladores de la región tienen muchos intereses que compaginar. Sin embargo, al observar la cantidad de organizaciones vecinales, políticas y sociales que se articulan y movilizan contra diversos proyectos inmobiliarios en la región, queda claro que sus intereses no fueron contemplados en la confección de los instrumentos vigentes. Conflictos que van desde cosas tan sencillas como la pérdida de horas de sol de las viviendas vecinas hasta los profundos problemas viales de las calles aledañas a los proyectos inmobiliarios, sumado al gran desplazamiento de personas desde el centro de la ciudad a la periferia u otras ciudades, son las consecuencias que muchas y muchos deben pagar por el enriquecimiento de una elite. Algo similar podemos ver a lo largo y ancho de la región con los diversos movimientos sociales que han tenido conflictos con el Plan Regulador Metropolitano de Valparaíso (PREMVAL), en definitiva contamos con instrumentos planificación territorial hechos a la medida de unos pocos.

Estos instrumentos son expresión de una visión de ciudad que opera y moldea las ciudades, que pone las viviendas de los pobres ocultas, lejos de escuelas y centros de asistencia médica, que focaliza el gasto en sectores turísticos, que le entrega un transporte público deficiente a sectores aislados, que deja zonas a la merced de los incendios. Esta visión elitaria de ciudad podemos encontrarla en Valparaíso, pero también en Viña del Mar y en Concón, y seguramente podrán estar pensando en ejemplos en su ciudad, donde avanza sin contrapesos suficientes que puedan ponerle freno.

 ¿Cómo podemos solucionar esta carencia de forma articulada? ¿Qué rol jugamos los habitantes de las ciudades en esto? La voz en común que podemos levantar en los territorios es la voz por el derecho a la ciudad, por el derecho a habitar en la ciudad, que comprende los temas de vivienda pero también del uso del espacio público y desarrollo de nuestras vidas. Requerimos de construir visiones articuladas de las ciudades que queremos, que sean capaces de hacer conversar a los diversos intereses de las y los habitantes, que comprendan que lo que pasa en Viña del Mar puede afectar a Valparaíso, que lo que se construya en el plan afecta a los cerros, que mejorar el acceso a servicios públicos está relacionado con un mejor transporte. Con visiones complejas y robustas de las ciudades que queremos, la ciudadanía tendrá una herramienta potente para expresar sus intereses en cualquiera de los instrumentos de planificación territorial hoy en cuestión.

Hace falta pensar en mecanismos concretos para facilitar estos procesos de articulación. Hasta el momento los mecanismos legales establecidos para la participación ciudadana se han mostrado insuficientes y han sido movimientos sociales y organizaciones barriales las que con insistencia han tomado la batuta en hacer valer la voz de vecinas y vecinos. Como Frente Amplio debemos poner nuestra fuerza política a disposición de apoyar y fortalecer estos movimientos en las ciudades, aportar con manos, creatividad y voluntad, pero también de que nuestras candidaturas, desde lo más local como el CORE hasta la presidencia, asuman el compromiso de pensar y construir herramientas institucionales que faciliten estos procesos donde la soberanía sobre la ciudad esté en manos de quienes vivimos en ellas.

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