Propuesta para una Asamblea Constituyente ciudadana en Chile

Propuesta para una Asamblea Constituyente ciudadana en Chile

25 Febrero 2020

El reemplazo del sufragio en la elección de los convencionales constituyentes a través de un método de sorteo garantizaría la participación política ciudadana en el órgano con una mejor representatividad de la diversidad del país. 

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Por Isaías Antonio Rojas Peña, Licenciado en física y máster en astrofísica. Profesor del departamento de Física de la UTFSM. Presidente del sindicato de profesores SIDESUP

La Convención Constitucional (CC), una de las opciones del plebiscito del próximo 26 de abril para ser el órgano que redactará la nueva Constitución chilena, ha sido diseñada para ser una réplica de la Cámara de Diputados. En la práctica la CC prevista no será una Asamblea Constituyente (AC) que refleje la diversidad del país, es decir, que incluya ciudadanos independientes, representantes de pueblos originarios y que tenga paridad de género. Sin una participación popular directa, la CC corre el riesgo de no aplacar los anhelos de la ciudadanía que son los que provocaron la actual crisis. ¿Es aún posible conseguir una AC ciudadana?

La CC tendrá 155 integrantes elegidos con las mismas reglas que la actual Cámara de Diputados: mismos distritos electorales y mismos números de escaños asignados con un sistema proporcional. La ley orgánica constitucional sobre votaciones populares y escrutinios asigna los escaños del Parlamento por el método d’Hondt, a través de listas de partidos o de coaliciones de partidos políticos. En este contexto cada candidato independiente (fuera de pacto), para poder obtener un escaño debe competir como una lista de un único candidato y sumar tantos votos como las listas de los partidos o de coaliciones de partidos políticos, haciendo prácticamente imposible obtener un escaño.

Según los datos del Servicio Electoral (SERVEL), 1.014.968 están afiliados a partidos políticos. Si comparamos esa cifra con el Padrón Electoral para el plebiscito de abril, se puede concluir que 93.12% del padrón no se encuentra afiliado a un partido político. Además, según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) los parlamentarios cuentan solo con un 3% de la confianza ciudadana y los partidos políticos con un 2%, lo que muestra que estamos viviendo una profunda crisis de representatividad.

Una posibilidad para hacer estadísticamente representativa y plural a la CC es asignar escaños a través de un sorteo. En Chile el método de sorteo ya se usa para asignar a los vocales de mesa y con algunos ajustes se podría aplicar perfectamente a la elección de convencionalistas.

¿Qué ventajas tendría un método de sorteo?

Las progresiva complejidad de las campañas electorales modernas y post modernas, han llevado a requerir recursos y maquinaria electoral a la que, casi siempre, solo tienen acceso los partidos políticos, celebridades y personas que poseen una elevada influencia económica, por lo que las elecciones les favorecen a ellos, reduciendo casi a cero las posibilidades de la mayor parte de los ciudadanos de participar en la disputa. En un sistema de sorteo la probabilidad de ser elegido para cualquier candidato/a es la misma independientemente de su origen, su nivel socioeconómico o en qué colegio y/o universidad estudió, quitando así el monopolio de los partidos políticos para la obtención de los escaños, además no se requieren campañas ni recursos para los candidatos, ni tampoco ser militante de algún partido político o el ofrecimiento de promesas.

Para asegurar que los escaños sean asignados a candidatos/as con competencias mínimas para la misión a realizar, además de poseer la licencia de enseñanza media o su equivalente reconocida por el Ministerio de Educación, se podría agregar superar, con un puntaje o calificación mínima, un examen de conocimientos de educación cívica. El estado podría proveer a través de sus universidades, un curso de educación cívica en modalidades presenciales y a distancia. El examen 2 se podría rendir en dos oportunidades a la entrada, para evitar que quienes tengan los conocimientos estén obligados a cursarlo y al término del curso. Todos quienes no superen el examen de entrada deberían seguir obligatoriamente el curso de educación cívica para poder rendir nuevamente el examen. Ambos exámenes deberían ser rendidos de forma presencial y simultánea por todos/as los/as precandidatos/as. Cada precandidato/a debe inscribir su candidatura en el Servicio Electoral, quién deberá comprobar que cumple los requisitos mínimos.

De acuerdo con los datos del Censo de 2017 y los del Padrón Electoral, si queremos una estricta paridad de género, para 155 escaños 79 deberían pertenecer a mujeres y 76 a hombres. El número de habitantes por representante es de 113.381. Datos de la CONADI (2018) registran 327.606 personas pertenecientes a pueblos originarios. Esto significa que proporcionalmente a los pueblos originarios les corresponderían solo 3 escaños, sin embargo, hay nueve etnias reconocidas legalmente en Chile, por lo que, si se asigna 1 representante de cada una de ellas, habría sobrerrepresentación.

Supongamos que se decidiera asignar 1 escaño reservado a cada etnia y que ellos autónomamente eligieran a sus representantes. De los 146 escaños restantes, se podrían repartir por regiones y comunas en vez de los actuales distritos electorales. Si reajustamos el número de habitantes por representante a 120.369 (debido a que ahora son 146 escaños) y usando los datos de la población del Censo de 2017 podemos calcular el número de escaños redondeado al entero que le correspondería a cada región: Tarapacá 3, Antofagasta 5, Atacama 2, Coquimbo 6, Valparaíso 15, Libertador General Bernardo O’Higgins 8, Maule 9, Biobío 13, La Araucanía 8, Los Lagos 7, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo 1, Magallanes y de la Antártica Chilena 1, Metropolitana de Santiago 59, Los Ríos 3, Arica y Parinacota 2 y Ñuble 4. Adicionalmente, a comunas que tengan, según el mismo Censo de 2017, un número de habitantes mayor o igual al 85% del número de habitantes por representante, asignar un número de escaños redondeado y dentro de cada región, las comunas que no cumplen con este número se comportarían como un único distrito eligiendo entre ellos los escaños restantes de la región. Se excluirían de esta asignación las regiones que tienen 2 o 1 escaño.

Para lograr paridad de género hay varias alternativas posibles, una de ellas es realizar sorteos de grupos separados por géneros. En otros términos, es un problema del algoritmo matemático que es absolutamente solucionable

El sistema de sorteo puede ser cuestionado desde el punto de vista del ejercicio del poder en una democracia, al no permitir elegir a través de sufragio a los/as candidatos/as. Sin embargo, es eficaz a la hora de garantizar una mayor representatividad respecto a otros sistemas. Con el sistema proporcional d’Hondt, sería matemáticamente imposible con 155 escaños lograr representar la diversidad del país, y sin un sistema de cuotas es imposible asegurar paridad de género y escaños reservados a pueblos originarios, lo que si puede ser logrado con un método de sorteo.

En resumen, el reemplazo del sufragio en la elección de los convencionales constituyentes a través de un método de sorteo garantizaría la participación política ciudadana en el órgano con una mejor representatividad de la diversidad del país. Además,si se establecen condiciones, se podría asegurar que los/as ciudadanos/as elegidos tengan competencias mínimas, permitiendo ahorrar recursos del Estado en campañas y eliminar las barreras de entrada de los ciudadanos independientes en la política, ya sean económicas o de otra naturaleza.

Foto: Huawei / Agencia Uno