Es sabido que los estratos socioeconómicos más bajos no comen lo que quieren, ni lo que saben que deben comer, sino lo que pueden. Las restricciones al acceso a alimentos saludables determinan al menos dos fenómenos simultáneos, por una parte un grupo de la población sufre inseguridad alimentaria porque no tienen lo suficiente para alimentarse, y por otro lado las personas sufren obesidad porque acceden a alimentos de baja calidad nutricional, altamente procesados, y de bajo costo. Segun datos entregados por FAO, un tercio de los chilenos no podía financiar una dieta saludable en el año 2016, cifras que aumentaran en forma significativa a raíz de la crisis social y la actual pandemia de coronavirus.

Sólo el 15% de los chilenos consume suficientes frutas y verduras, según la última Encuesta Nacional de Salud 2016-2017. En áreas urbanas, el consumo de frutas alcanza un 15,5%, mientras que en áreas rurales sólo un 11,7%. Nuestro país es la segunda nación que más compra alimentos ultra procesados en Latinoamérica y el Caribe, superado solo por México. Los alimentos ultra procesados son elaborados industrialmente y tienen altas cantidades de azúcares, grasas, sal y un escaso valor nutricional.

Según el reciente estudio llamado “Radiografía de la alimentación en Chile”, realizado por Elige Vivir Sano, se concluye que los hogares chilenos tienen un patrón alimentario poco saludable, con un alto gasto en productos como bebidas azucaradas y dulces y un muy bajo consumo de frutas, verduras, pescados y legumbres. 

Los datos del estudio muestran que en un hogar promedio en Chile, compuesto por 3,3 personas, se compran mensualmente 23,4 litros de bebidas azucaradas, 17,5 kilos de pan y 5,1 kilos de dulces. En contraste, se consumen 14,1 kilos de verduras, 9,9 kilos de frutas y solo 700 gramos de legumbres al mes. Si lo anterior lo llevamos a consumo promedio mensual por persona, esto equivale a 7,1 litros de bebidas, 5,3 kilos de pan, 1,5 kilos de dulces, 4,2 kilos de verduras, 3 kilos de frutas y 212 gramos de legumbres.

Las cifras mencionadas nos hacen ver que es urgente y necesario que se tomen medidas para transformar los sistemas alimentarios, mediante regulaciones que aseguren a la población acceder a productos nutritivos, seguros, variados, a precio justo y producidos de manera responsable con el medioambiente. 

Foto: Huawei / Agencia Uno