Comunidad Vulnerable o Resiliente: ¿Estamos preparados para las catástrofes?

Comunidad Vulnerable o Resiliente: ¿Estamos preparados para las catástrofes?

03 Agosto 2020

Saber convivir con escenarios de riesgos sin bajar la guardia, siendo proactivos y reforzando nuestros vínculos comunitarios locales son nuestras mejores armas para ir construyendo una sociedad cada vez más resiliente e inclusiva frente a los desastres.

Felipe Zumaran >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

La pandemia del covid-19 ha sumergido a la ciudadanía en una especie de “congelamiento” de su rutina de vida donde mantener cuarentena en casa es la mejor forma de evitar un posible contagio; sin embargo, los fenómenos de la naturaleza que ponen a prueba la correspondida capacidad de resistencia y respuesta de la población siguen activos. 

El pasado 23 de junio, se registró un sismo de 7.5 grados de magnitud, con epicentro en Oaxaca, México, que obligó a la evacuación de hospitales y poner en funcionamiento planes de protección civil que no estaban del todo preparados para desenvolverse eficazmente en el contexto de una pandemia, especialmente en lo que concierne a medidas de prevención como el distanciamiento físico y la continuidad de servicios médicos en recintos asistenciales afectados. Indudablemente al conocer dicha noticia, surgió la pregunta: ¿Chile se encuentra preparado para enfrentar un escenario similar? 

A nivel local, deslizamientos de tierra en los cerros de Valparaíso hicieron recordar a su población la eterna problemática habitacional generada por la construcción en zonas de riesgo y la relocalización de sus habitantes que lo perdieron todo luego de los graves incendios forestales del verano pasado, pero también de complejos incendios estructurales en zonas de muy difícil acceso para los equipos de emergencias. Todo esto, en medio de una pandemia con marcados conflictos sociales. 

¿Comunidad Vulnerable o  Resiliente?

La Agencia de las Naciones Unidades para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) define el concepto de Vulnerabilidad como “…la incapacidad de resistencia cuando se presenta un fenómeno amenazante, o la incapacidad para reponerse después de que ha ocurrido un desastre. Por ejemplo, las personas que viven en la planicie son más vulnerables ante las inundaciones que los que viven en lugares más altos. En realidad, la vulnerabilidad depende de diferentes factores, tales como la edad y la salud de la persona, las condiciones higiénicas y ambientales así como la calidad y condiciones de las construcciones y su ubicación en relación con las amenazas”. 

Por otro lado, entendiendo que la Comunidad es un grupo específico de personas que reside en un área geográfica determinada, podríamos analizar e identificar si nos encontramos habitando en una comunidad vulnerable; para eso debemos enumerar las principales características que la identifican como tal: 

1. El desastre sorprende a la comunidad.

2. La comunidad no conoce los peligros que pueden amenazarla. 

3. La comunidad no sabe a dónde ir en caso de emergencia.

4. La comunidad no está preparada para la ocurrencia de una emergencia.

5. La comunidad deforesta para aumentar sus parcelas cultivables.

6. La comunidad adopta una actitud pasiva ante la ocurrencia de un desastre, considerándolo un castigo divino.

7. La comunidad vive a orillas de un río que tiene crecientes frecuentes.

En la vereda opuesta, una comunidad resiliente, o sea, preparada para enfrentar desastres se caracteriza por:

1. Poseer mecanismos de alerta temprana para tomar las medidas adecuadas ante la ocurrencia de un peligro.

2. La comunidad ha identificado sus peligros y elaborado un mapa de peligros conocido por todos los moradores.

3. La comunidad ha identificado, señalizado y acondicionado lugares seguros.

4. La comunidad ha formado y capacitado un Equipos Comunitarios de Respuesta ante Emergencias (“Community Emergency Response Team”, CERT) que sabe cómo actuar en caso de emergencia.

5. La comunidad preserva la flora existente y extiende sus parcelas en zonas que no generan un riesgo para su seguridad.

6. La comunidad realiza trabajos preventivos para evitar que las crecidas del rio afecten o destruyan sus viviendas.

Entonces, teniendo como base estas características ¿Se encuentra habitando en una comunidad vulnerable o una comunicad resiliente? Juzgue Ud.  

Desde el punto de vista de una comunidad resiliente, la protección de la vida es fundamental y los planes de emergencias inclusivos deben ser una prioridad, sin embargo, debido al desconocimiento, no es posible generar un correcto diagnóstico de las necesidades a nivel local, o sea, a nivel de conjuntos habitaciones y barrios, puesto que sus dirigentes no se encuentran del todo informados. 

Para poder organizar un correcto plan inclusivo es necesario identificar los siguientes puntos: 

Participación efectiva de personas en situación de discapacidad y adultos mayores en comités / comisiones de gestión del riesgo.

Empoderamiento y construcción de capacidades de estos colectivos.

Identificación de barreras del entorno (físicas, comunicativas, actitudinales) y acciones para su reducción.

Censos y mapas con información desagregada por edad y situación de discapacidad.

Análisis de necesidades diferenciadas en situaciones de desastres.

Información de alertas accesibles para todos (as)

Simulacros y simulaciones con participación de estos grupos y con juegos de roles.

Evacuación, búsqueda y rescate con medidas y herramientas específicas para personas en situación de discapacidad y adultos mayores.

Identificación de servicios y redes de apoyo especializados.       

Teniendo estas referencias se podrá crear un buen plan de gestión del riesgo a diferentes niveles, adecuándose a los requerimientos y contextos de cada sector, lo importante es mantenerse informado de las necesidades locales, realizar un trabajo cooperativo y participativo entre todos los organismos involucrados.

El Estallido Social y la pandemia del Covid-19 ha expuesto falencias, abandono y negligencias del aparato gubernamental con varios grupos de la sociedad, pero también ha sido un llamado de atención para saber qué tan empáticos estamos siendo con nuestros vecinos, acciones como las ollas comunes, redes de voluntarios de asistencia para adultos mayores y personas en situación de discapacidad, brigadas de salud en manifestaciones o las “ferias comunitarias” son gran ejemplo de la voluntad de que “el pueblo ayuda al pueblo” siempre ha estado presente en momentos en que el Estado no lo ha hecho. Saber convivir con escenarios de riesgos (producto situaciones sociales, como el Estallido Social, o naturales) sin bajar la guardia, siendo proactivos y reforzando nuestros vínculos comunitarios locales son nuestras mejores armas para ir construyendo una sociedad cada vez más resiliente e inclusiva frente a los desastres, minimizando sus consecuencias físicas, económicas y, por sobre todo, emocionales.

Foto: Huawei / Agencia Uno