Con TODAS si no pa qué

Con TODAS si no pa qué

02 Marzo 2020

La unión contra el abuso, como base del feminismo actual, este lenguaje que manifiesta el espíritu de supervivencia en el cruce de opresiones diversas, la aceptación de “la otra” sin exigencias ni auto exigencias que generan comparaciones, debe manifestarse en lo concreto.

Ignacia Imboden >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Por Ignacia Imboden

Mon Laferte sube al escenario con más de 30 mujeres. Un acto magnífico e histórico que, con la sola imagen, arrasa con una historia social marcada por la competencia. 

En esa imagen vemos cómo el feminismo de hoy es la esperanza de cumplir una promesa antigua: si yo puedo, todas pueden. No desde la certeza de que todas tendrán la oportunidad, sino desde el reconocimiento de lo contrario y la asunción de la responsabilidad de abrir el espacio. Ella, Mon Laferte, abre las puertas desde dentro. 

De paso y sin querer se me viene a la mente Harvey Weinstein, la figura más representativa del trato abusivo hacia la mujer que quiere surgir en el mundo del arte, la triquiñuela de abrir la puerta y cobrar el peaje de la manera más violenta y burda que puede existir, una negociación que, solapadamente, termina siendo una forma de comercio sexual, te doy trabajo y tu me das lo que quiero.

Aparece ante nuestros ojos Mon Laferte como un ejemplo de sororidad, rompiendo con la idea de competencia y enemistad entre nosotras alimentada por el  patriarcado, animándonos a reafirmar el sentimiento de que el feminismo se ve enfrentado por fin, a la tendencia de no poner a unas feministas por sobre otras (como en una escala de mérito). Podemos reconocer la diversidad dentro del feminismo y no por eso generar una competencia entre las diversas luchas que se dan desde ahí, e inmediatamente se hace posible pensar en que todas juntas podemos generar las grandes transformaciones que son necesarias hoy.

Volviendo a la figura de Harvey Weinstein, es inevitable reflexionar sobre la construcción de la desigualdad de los sexos y pensar en cómo, a lo largo de la historia, el patriarcado se ha encargado de alejar a la mujer de la tecnología y la técnica, dejándola desprovista de herramientas y vulnerable. El feminismo y la inclusión de la mujer en ámbitos como la ciencia y la tecnología, han cuestionado expresiones prácticas de esta desigualdad con ejemplos concretos que muestran que las “soluciones” en estas materias están hechas a la medida del hombre, partiendo por los procedimientos ginecológicos y sistemas de control reproductivo, este cuestionamiento desde la ciencia ha ido derribando mitos. Para que la mujer tenga las mismas oportunidades de “acceso a…” y adquiera las herramientas necesarias, necesitamos a toda una sociedad viendo a las niñas como sujetos capaces de acceder, ejercer y practicar, no como seres que deben ser bendecidos por la generosidad de un macho que les abra las puertas a cambio de lo que este estime conveniente.

Hasta ahora la única expresión masiva de sororidad transversal, transgeneracional, transnacional, transcultural ha sido entregada por Las Tesis, en una performance con la que millones de mujeres rompieron simbólicamente con este sino, diciendo “no más, no voy a ser más tu víctima”, quedando el abuso como centro unificador de la lucha feminista. Esta sentencia masiva es una tremenda expresión de la capacidad que tiene el feminismo de generar nuevas respuestas y nuevas soluciones. 

A lo largo de la historia, en el feminismo ha existido siempre el cuestionamiento de cuáles son los caminos que se deben tomar para deconstruir la desigualdad, el dilema ¿masculinizarse para pelear un espacio? ¿buscar el mérito para ser integrada? No creo que sea posible unas respuesta única, pero si creo en qué hay más alternativas. Abrir la puerta desde dentro a las que no han sido reconocidas, es un acto de generosidad, pero por sobre todo, una parte del lenguaje que debemos construir después de cerrar la puerta al abuso para transitar por un nuevo camino.

La unión contra el abuso, como base del feminismo actual, este lenguaje que manifiesta el espíritu de supervivencia en el cruce de opresiones diversas, la aceptación de “la otra” sin exigencias ni auto exigencias que generan comparaciones, debe manifestarse en lo concreto. Recorrer el camino presupone trabajar para salir de lo abstracto y emprender acciones que modifiquen la política, porque de eso se trata, abrirse paso para construir la realidad que consideramos justa. Cada 8M salimos a las calles, las llenamos de color, cantos y lucha. Y no se trata solo de visibilizar, se trata de conectar con sororidad lo que nos remueve y trenzar el tejido social desde la justicia y la igualdad. Este 8M nos toca desbordar nuestra energía transformadora para asegurar que la asamblea constituyente sea, si o si, paritaria e inclusiva. Una constitucion sin nosotras sería anti democrática.

Foto: Huawei / Agencia Uno