COVID y salud mental: historias de la otra pandemia

08 Octubre 2020

¿Cómo está la salud mental de los chilenos? ¿Qué sucede cuando la pandemia afecta la salud mental? A continuación 3 personas de diferentes edades comparten su experiencia.

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Por Julio Quezada y Elizabeth Utreras - Periodismo UVM

No cabe duda de que la crisis sanitaria ha dejado huellas en nuestros hábitos. Diversos son los cambios inesperados que hemos hecho en nuestras vidas. Hoy hay mayor preocupación por mantener limpias las superficies, algunos se alimentan mejor para fortalecer su sistema inmune, hay cambios en las jornadas laborales, hay teletrabajo, mayor confinamiento, uso de mascarilla.  

A finales de junio de este año, el gobierno lanzó una plataforma web “Saludablemente” un programa de acompañamiento psicológico para personas que están pasando por periodos de ansiedad y ante la posible intensificación de trastornos psicológicos y sociales.

Pero ¿cómo está la salud mental de los chilenos? ¿Qué sucede cuando la pandemia afecta la salud mental? A continuación 3 personas de diferentes edades comparten su experiencia.

Miedo a los gérmenes

María Ignacia tiene 27 años y vive en Providencia, es profesora y está en modo teletrabajo. Cada vez que llegaba del supermercado seguía las recomendaciones que había visto para evitar el contagio por Covid-19: se bañaba, desinfectaba todo lo comprado y se cambiaba ropa. De a poco, este pequeño hábito se extrapoló a otras cosas, el piso de su departamento pasó a ser algo “sucio”, pese a que lo limpiaba, lo mismo que el basurero, las manillas, la escoba, la pala, así hasta abarcar otros objetos de contacto y a transformarse en un problema.

Al teléfono, hoy habla con tranquilidad sobre lo que está viviendo y cómo ha sido este periodo de confinamiento, no tiene hijos y vive con su pareja. Los pequeños cambios a su rutina comenzaron a afectarla emocionalmente, sentía malestar e incomodidad cada vez que algo limpio tocaba lo que ella consideraba sucio, relata que, colgando ropa recién lavada dentro de su departamento, movió el tendedero, lo que hizo que cayera todo al suelo, como este era sinónimo de sucio “me puse a llorar de rabia y todo lo que había tocado el suelo, tuve que lavarlo otra vez, me cuestioné si esto estaba bien. También me pasó cuando se cayó la toalla nova al suelo, era con la que me secaba las manos, eso no podía estar sucio”, explica.

Habló con sus amigas, luego con una psicóloga quien le aconsejó buscar ayuda con un psiquiatra, tras una crisis de ansiedad donde luego de ir al baño, encerrada se lavó las manos entre 7 a 8 veces seguidas, al punto del dolor: “me lavaba y me lavaba, sentía que seguían sucias. Me fui a la pieza y llamé a mi pareja, le expliqué que algo me pasaba.  Con un nudo en la garganta me puse a llorar, mis extremidades comenzaron a tiritar y me aceleré”, cuenta. En un día llegó a lavárselas más de 50 veces.

Esto también le generó problemas con su pareja, Carlos (30) quien salía todos los días a trabajar, debía realizar la rutina que María Ignacia le pedía para estar lo “suficientemente limpio” antes de entrar al hogar. 

La situación se complicó al punto, que no quería ser tocada por él. Carlos creyó que era él quién le generaba el problema. Esta situación no mejoró, hasta que comenzó su tratamiento con un psiquiatra, fue diagnosticada de trastorno de ansiedad agudo, relacionada con su rechazo a los gérmenes en el contexto de confinamiento y crisis sanitaria.

Actualmente, María Ignacia desconoce el programa de gobierno “Saludablemente”, pero se siente tranquila porque tiene la solvencia económica para tratar su estado en el sistema privado. Tiene incertidumbre sobre la vuelta al trabajo presencial, sobretodo con los niños, pero irá viendo cómo será su progreso en este tratamiento.

Situación de la salud mental

Lo anterior, refleja un caso, pero son muchos los chilenos que están más ansiosos que antes. A nivel nacional, el panorama de salud mental se midió a través de una encuesta telefónica realizada a 663 personas durante el mes de mayo. 

Este estudio hecho por la Asociación de Municipalidades de Chile (AMUCH), visibiliza cómo el contexto de la crisis sanitaria ha impactado la salud mental de las personas.  

En ella el 79,5% de las personas afirmó que la crisis sanitaria ha afectado negativamente las emociones de su entorno cercano. El 56% manifestó presentar ansiedad durante la actual pandemia. Un dato preocupante es que sólo un 7,4% declaró haberse comunicado con líneas de apoyo y contención emocional.

Pequeños y confinados

Si esto pasa en los adultos, también en los más pequeños. No ir a clases, perder el contacto con personas de su misma edad y vivir dentro de un espacio reducido, son posibles factores que inciden en su salud mental.

Alonso, es un niño de 3 años que vive en San Bernardo, habla con soltura y su lenguaje es elevado para su edad. Por primera vez este año iría al jardín infantil. Todo se vio truncado por la crisis sanitaria, no conoció a sus “tías”, tampoco hizo nuevos amigos “Mis expectativas era que Alonso fuera al jardín y yo a trabajar. Él es muy activo y le gusta el aire libre. Llevamos varios meses encerrados”, cuenta su mamá Mirna Martinez.

Hace dos semanas comenzó a quebrarse las uñas sin razón, la semana siguiente se le desencadenó un parpadeo excesivo sin ninguna anormalidad aparente “Decía que sus ojos le picaban, pero con los días fue más frecuente, mis familiares se dieron cuenta que era excesivo decidí llevarlo a un doctor”, explica. Hasta el momento no existe una causa confirmada, pero el diagnóstico inicial del doctor, lo asocia a posible ansiedad, estrés o razones de conducta por la crisis sanitaria. Espera su examen ADOS para saber si es un niño trastorno del espectro autista (TEA), ya que todo indica que está presentado indicios de crisis ante las condiciones de confinamiento.

Ante lo anterior Cristina Utreras, psicopedagoga, quien trabaja niños TEA, dice que este tipo de cuadros se pueden dar cuando se modifican las rutinas sin previo aviso, lo que genera diferentes desórdenes como en la alimentación, trastornos de sueño, episodios de estrés, entre otros que han ido afectando la cotidianidad de los menores.

¿En qué momento un padre debe consultar a un especialista?

"Generalmente se debe acercar a un especialista cuando los cambios, ya sea en el área socioafectiva, conductual y académica en los niños y adolescentes no se pueden abordar dentro del hogar ya que están interrumpiendo la cotidianidad y generando dificultades en el ambiente familiar. El apoyo que se debiese entregar es para desarrollar las habilidades que se encuentren descendidas y aportar nuevas estrategias para generar un cambio o adaptabilidad al entorno". 

¿Qué recomendaciones les darías a los padres para sobrellevar el confinamiento?

"Las principales recomendaciones que se les da a los padres son  mantener una rutina en donde se incluyan responsabilidades escolares respetando horarios a modo de “recreos” para no generar hostigamiento, también se sugiere crear a diario espacios de entretenimiento con juegos que involucren a la mayoría de los miembros de la familia para reforzar los lazos y generar un ambiente de confianza. Igualmente se aconseja que los niños y niñas tengan responsabilidades dentro del hogar realizando actividades que sean acordes a su edad cronológica como ordenar sus juguetes, alimentar a las mascotas, entre otras. A su vez, se sugiere respetar las horas de sueño para disminuir problemas en el comportamiento. Por último, es importante generar un ambiente seguro y de confianza transmitiéndoles información relevante con respecto al confinamiento para no generar ansiedad en los más pequeños".  

Hay que pasar agosto…pero ¿cómo? ¿de qué manera?

*Se decidió cambiar el nombre del entrevistado por resguardo de la identidad – para efectos de este reportaje lo llamaremos César.

César (79) es un hombre jubilado, residente de la ciudad de Viña del Mar, actualmente vive solo. A simple vista se ve un hombre seguro, fuerte, con una presencia imponente debido a su altura y a su voz grave y profunda. Cualquier persona podría pensar, “este hombre se ve súper bien”. Pero tal como César, el aspecto que las personas de la tercera edad desean representar, a veces oculta otra historia.

Quizás muchos de los grupos más jóvenes, se preguntarán, ¿cómo será el día a día de los más viejitos y viejitas?

En estos tiempos de crisis sanitaria, Chile ha mermado los índices de contagio por coronavirus, y fue pertinente la medida del Ministerio de Salud (MINSAL) para que las personas de la tercera edad pudiesen salir a caminar al menos tres veces a la semana.

Pero ni el permiso parece ser un tranquilizante en estos tiempos turbulentos y lleno de interrogantes. La situación en Viña del Mar no ha mejorado desde que se decretó la cuarentena obligatoria. Desde el 12 de junio la ciudad jardín no ha avanzado ni un solo paso, y eso está reflejado en los indicadores, marcando 26.211 casos confirmados acumulados hasta la fecha y 826 fallecidos totales. Sin duda el pronóstico es incierto, y todo depende de la responsabilidad cívica y de las medidas que el gobierno implemente para el resguardo de la población.

Comenta César, “yo no me preocupo, tengo de todo acá. Me levanto a las 6 am, prendo la tele, me quedo dormido y me despierto a las 10, para ver los matinales, voy a la cocina, me preparo mis galletitas de soda con un té, y durante la tarde me pego mi siesta ahí en mi silla, y así se me van los días. Hay veces que me despierto en la madrugada eso sí, y me cambia el sueño, pero nada que hacer”.

Y sí, tal vez la realidad de César no es la misma que de la gran mayoría de los ancianos de Chile. Él cuenta con una jubilación que supera los $700.000 pesos, considerando que el promedio según la Superintendencia de Pensiones es de $300.000 pesos e incluso menos (según género).

Así también lo estima la psicóloga clínica y Magíster en Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con larga experiencia en atención clínica, Mónica Martínez, que habla sobre las inequidades del encierro, “el confinamiento y cuarentena que ha significado la pandemia ha afectado en términos generales a toda la población de los diversos países. Estar en confinamiento o en cuarentena en familia, acompañado, conectado, con buena salud y con todas las necesidades básicas satisfechas, es muy diferente a estar solo, sin los seres queridos, con baja o nula conectividad, con escasez de recursos y con enfermedades de diversa índole”.

El factor económico puede ser crucial para que un anciano pueda decaer bajo el contexto de la pandemia, junto con el encierro, la imposibilidad de interactuar con el resto, estar lejos de la familia y amigos. Estos antecedentes coinciden con el estudio realizado por Esteban Calvo, director del Centro de Investigación en Sociedad y Salud (CISS), que profundiza en las desigualdades en la depresión que presentan los adultos mayores a nivel mundial. El informe consideró a más de 100 mil personas mayores de 55 años en Chile y otros países de diferentes continentes. Los resultados fueron devastadores ya que sitúa a Chile con un 63%, como el país con mayor prevalencia absoluta de depresión en el grupo de países estudiados.

¿Cuáles son las razones?

Según el estudio del CISS, la mayor cantidad de casos de depresión se da tras enviudar, por divorcio y separación matrimonial.

Oiga don César, ¿y cómo lo ha hecho para abastecerse durante la cuarentena?

“Hago mi comida, mi hija desde Santiago llama a una señora para que me venga a dejar a la puerta del edificio, verduras, frutas y carne. Además, tengo mis plantitas acá, hace un tiempo planté porotos y lentejas, en eso también me divierto.”

Pero ¿usted aquí está solo?

“Así es, ¿pero y…? ¿qué le voy a hacer? No me quejo, tengo una buena jubilación, pero tampoco te niego que sí extraño a mis amigos, las famosas juntas de truco en Quilpué, o el típico cafecito de jubilados en el centro”.

A pesar de rehusarse a la soledad, la situación de César no deja de ser llamativa, ya que si bien, cuenta con todo lo indispensable para vivir, en lo personal y emocional, se esconde algo que probablemente no lo desea expresar.

Lleno de recuerdos y anécdotas, el departamento de César cuenta con todo el pasar de su vida. Momentos con sus familiares, amigos y cercanos. Pero lo que más llama la atención, es el fecundo recuerdo que mantiene latente por su esposa fallecida hace tres años, S.H (71). Ella era amante del arte, pintaba cuadros, y contaba con una basta colección, que ya a estas alturas, cubría la totalidad de las paredes del departamento. Un departamento añejo, con picadas en la pared, el papel tapiz rasgado, muebles viejos, pero que mantenía la esencia viva de la familia que alguna vez allí habitó. Ahora solo cuenta con César, un hombre duro por fuera, blando por dentro, que guarda sus emociones para no ser ayudado, pero que la sociedad sabe perfectamente que estos casos deben ser observados y atendidos en plenitud. 

¿Y qué ocurre con las personas psicológicamente más vulnerables?, responde la especialista Mónica Martínez.

"La pandemia ha significado la posibilidad de enfrentar la fragilidad del ser humano y estar de cara a la enfermedad y la muerte.

Todo este contexto ha generado ansiedad, incertidumbre, miedo y angustia en las personas. Imagínate que, en la Encuesta Nacional de Salud, en Chile 1 de cada 5 personas ha tenido una enfermedad mental durante el último año (2019).  La misma encuesta, muestra que un 6% de la población chilena tuvo depresión durante 2019. Esto se ve acentuado en aquella población que arrastraba condiciones mentales de base, cuadros patológicos u otros. Y en especial, las personas que tienen trastornos obsesivos o cuadros depresivos. El aislamiento, la distancia, la soledad y la posibilidad de enfermarse han acentuado mucho la sintomatología de estos rasgos de personalidad. También han sido frecuentes los trastornos del sueño y los trastornos de la conducta alimentaria”, señaló la psicóloga.

Y justamente este argumento que señala Mónica Martínez, es el que reflejan los resultados marcados en un estudio realizado por la Universidad Católica y la Subsecretaria de Previsión Social, que buscaba medir la salud mental de los adultos mayores en Chile antes de la pandemia.

Las cifras son preocupantes ya que indican que cerca de 500 mil personas presentan deterioro cognitivo, un 23,8% siente que muchas veces o siempre le falta compañía, el 14,5% que muchas veces o siempre es ignorado por los demás y 50,1% que nunca o pocas veces es parte de un grupo de amigos.

Población de más de 60 años representa 2,99 millones de personas.

Fuente: Estudio, “Las Personas Mayores en Chile: Resultados Preliminares de la Aplicación del Protocolo Armonizado de Evaluación Cognitiva”. Realizado por el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales UC y la Subsecretaría de Previsión Social.

Estos resultados están acompañados de otras cifras que indican que la prevalencia de depresión en los mayores de 60 años en Chile es de 39,8%, lo que representa cerca de 1,2 millones de personas. De acuerdo con la totalidad de estas cifras, en 10 años aumentó más de 10 puntos la depresión en los adultos mayores, considerando que son marcadores previos a la pandemia, por lo tanto, se espera que la cifra aumente cuando la crisis sanitaria se normalice.

Para 2050 se proyecta que los adultos mayores representen el 28% de la población total del país.

  

Población mayor de 60 años

Fuente: Estudio, “Las Personas Mayores en Chile: Resultados Preliminares de la Aplicación del Protocolo Armonizado de Evaluación Cognitiva”. Realizado por el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales UC y la Subsecretaría de Previsión Social.

Mientras César cierra la puerta de su departamento luego de despedirse, la vida de él y muchos adultos mayores sigue en pie, a paso lento pero seguro, esperando en muchos casos, la mano amiga que los pueda ayudar.

Ellos ya pasaron agosto, y aún siguen esperando aquella ansiada libertad que les permitirá sonreír junto a sus amigos y familiares.