Crónicas de medianoche: Está de moda estar soltero

Crónicas de medianoche: Está de moda estar soltero

30 Julio 2021
Todo esto puede parecer algo egoísta, pero es lo que estoy viviendo. ¿Cuánto durará? No tengo idea, pero mañana bajaré a buscar unas empanadas a Las Famosas y me comeré dos de pino, sin que a nadie le moleste mi tufo de cebolla, ajo y aceituna.
Ajenjo >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Antes de irme a San Pedro de Atacama le festejé, en mi casa, un cumpleaños a una muy buena y querida amiga (la que come como pajarito, pero bebe como elefante). Preparé cositas ricas para comer, compre una torta, algo para tomar y le dije que invitará a sus amigos y que el aforo no sobrepasara lo que exigía la ley, para no tener atados. 

La cosa empezó como a las 16 horas, con la llegada de los invitados, todos treintañeros de la comarca, que se alejaban generacionalmente de mí, pero que manteníamos la misma filosofía de vida: pasarlo bien sin molestar a los demás. 

Entre los invitados había un muchacho que señaló que en estos tiempos estar soltero estaba de moda. Era lo que se llevaba en épocas de encierro y pandemia. La mayoría le encontró la razón e incluso chocaron sus vasos, brindando por la ausencia de pareja estable. 

Me gustó su frase. Llevo dos años sin una relación continúa, esas de pololeo normal, de llamadas diarias o de convivencia rutinaria y lo he pasado bien. El factor más importante es la libertad para decidir sobre la propia vida, sin hacer concesiones o compartiendo las decisiones. Uno hace lo que quiere, cuando quiere y eso no tiene precio. 

¿Quiero irme a comer una cazuela mañana al almuerzo al Moneda de Oro? Sólo yo lo decido. No tengo que estar preguntando nada a nadie. ¿Quiero ir a cenar una pizza de alcachofas a Ciudad de Pie? Voy. ¿Quiero ir a escuchar punk a Cervezocracia y bailar y conversar con toda la gente que quiera? Se hace. 

Para viajar es lo mejor. No hay que estar consensuando fechas, ni lugares, ni nada. Me largo a San Pedro de Atacama y puedo salir en bicicleta y perderme en el desierto con un buen libro o quedarme tres días seguidos encerrado en mi pieza. 

Obviamente echo de menos la compañía femenina, el sexo, las conversas, el sentirse amado y querido. Pero sinceramente, si pongo en una balanza la posibilidad de que lo que quiera hacer sólo lo decida yo, no hay donde perderse. Nunca lo había experimentado por tanto tiempo. Desde los 27 años que siempre había mantenido relaciones estables y tradicionales. Ahora, en la cincuentena, me siento libre y me hace bien. 

Estoy viendo la distorsionada y cuática serie I Love Dick, en Amazon. Trata sobre el amor, el sexo, el arte y otros temas. Se habla sobre la monogamia, la identidad sexual y se desarrolla el tema de la pareja. Cada vez que avanzo un capítulo, más me aferró a esta libertad emocional en la que me encuentro, ya que el guión va demoliendo las relaciones tradicionales, románticas y heteronormadas. 

Igual podré decir que me siento feliz, libre, que puedo juntarme con mis amigos del Moneda en cualquier momento. Que si tengo antojo de una tortilla española y una jarra de sour me largo a Viña y sacio mis deseos en la Flor de Chile, pero sé que en cualquier momento el rayo del amor te puede volver a destrozar el cerebro y el corazón. 

Todo esto puede parecer algo egoísta, pero es lo que estoy viviendo. ¿Cuánto durará? No tengo idea, pero mañana bajaré a buscar unas empanadas a Las Famosas y me comeré dos de pino, sin que a nadie le moleste mi tufo de cebolla, ajo y aceituna. 

En resumen: sólo y libre. 

Ajenjo, Valparaíso Invierno 2021