Cuando aplaudir no basta

28 Mayo 2020

Aplaudimos, mientras en el Van Buren un grupo de enfermeras de la UCI acusan no recibir sueldo desde marzo, y que no tienen plata para seguir manteniéndose. 

Matías Cortés Rosati >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Aplaudan, decía Piñera para homenajear a nuestros funcionarios de salud. Porque claro, aplaudir es la mejor forma de retribuir el trabajo que hacen; mirándolos desde sus casas.

Aplaudimos, mientras en el Van Buren un grupo de enfermeras de la UCI acusan no recibir sueldo desde marzo, y que no tienen plata para seguir manteniéndose. 

Aplaudimos, mientras en el hospital de Maipú denuncian que las políticas implementadas atentaría contra la vida de sus trabajadores, obligándolos a almorzar en 15 minutos y en espacios de menos de un metro en donde son más propensos al contagio.

Aplaudimos, mientras vemos que los funcionarios de salud deben fabricar sus propios insumos porque el Gobierno es incapaz de proporcionarlos, pese al tiempo que tuvo para prever la situación e idear un efectivo plan para evitar una catástrofe. Tiempo en donde se destinaron U$ 6.6 millones en carros lanza aguas y vehículos blindados.

Aplaudimos, pese a tener un sistema de salud que acostumbra a operar al borde del colapso, en donde todos los años, gente muere esperando ser atendida y que hoy arriesga además la vida de sus funcionarios. 

Aplaudimos, pero seguimos siendo de los más indisciplinados, ignorando la huella psicológica que dejará esta pandemia en quienes se encuentran en primera línea combatiendo, todos los días, jornada completa, esperanzados de que permaneceremos en casa sin salir por meros caprichos, para el día de mañana no tener que presenciar el colapso total del sistema de salud y no ver a gente morir en las calles o en las  entradas de los hospitales.

Por si fuera poco, aplaudimos mientras muchos se ven en la necesidad de salir a las calles y conseguir algo de dinero para sacar adelante a sus familias y combatir el hambre, arriesgándose a ser contagiados y además, sancionados. Las protestas vuelven con el objetivo de exigir lo necesario para poder sobrevivir ante estas dos amenazas que coexisten a causa de la crisis originada por el coronavirus; la falta de ingresos en los hogares y el eventual colapso del sistema de salud. 

Mientras aplaudimos, surgen desde la misma ciudadanía, distintas iniciativas organizadas a lo largo del país para hacer frente a dichos problemas, tales como ollas comunes y canastas solidarias, porque lo importante es ante todo, cubrir las necesidades básicas para poder sobrevivir. Si la gente no tiene dinero para poder comer, y ni siquiera le alcanza para pagar un paracetamol, subsistir ante un eventual contagio sería prácticamente imposible.

Que nuestros aplausos no se nutran meramente de intenciones infructuosas. Apropiemonos de todas las decisiones sensatas que estén dentro de nuestras posibilidades para ayudar a nuestra primera línea. Si no existen razones vitales que requieran salir de casa, entonces el llamado es a no salir. A su vez, bienvenidos sean todos los aportes materiales que provengan de los propios ciudadanos, y lo que respecta al Gobierno, que actúe acogiendo todos los consejos proporcionados por especialistas y el colegio médico, pues con urgencia, Chile necesita medidas eficaces para combatir el hambre y la crisis sanitaria que nos atormenta.

Destinemos todos nuestra voluntad a contribuir fuerzas reales a esta batalla para que nuestros aplausos cobren significado cuando contemplemos los frutos obtenidos gracias a nosotros mismos. 

Seamos fieles a esto, de lo contrario y desgraciadamente, solo seguiremos aplaudiendo.