Cuando internet y las RRSS son relevantes o irrelevantes

Cuando internet y las RRSS son relevantes o irrelevantes

31 Agosto 2020

¿El teletrabajo será de gusto de los jefes cuando todo esto pase, o querrán volver a la usanza antigua cara a cara? ¿La gente que ya se acostumbró a este sistema por emergencia, se volverá más sedentaria aún, terminada la pandemia en adelante? 

Horacio Silva Duarte >
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Partiendo de la base que todo este mundo se construyó sin la existencia de redes sociales ni internet, conversando con amigos siempre aparece el tema de qué tan importante o vitales son estas herramientas en nuestras vidas, desarrollo del país, ciudad y quehaceres de las personas. En el caso de estas últimas, claramente todo depende de su profesión u oficio; por ejemplo nadie puede ser chofer de micro online, ni maestro carpintero, minero, topógrafo, camionero, dentista, mecánico online, etc. Por el contrario, gracias a la alta tecnología, incluso cirujías complejas se hacen con el paciente en un quirófano situado en Inglaterra y el doctor operando desde Estados Unidos. 

En el caso específico de las redes sociales, si tu actividad central depende de la cantidad de personas que necesiten tus servicios o productos, la labor de las plataformas tecnológicas es relevante y de crecimiento incluso exponencial ya que las ventas no tienen fronteras físicas ni legales, lo que permite una gran expansión, si así es la voluntad y disciplina del creador del negocio. En cambio si tu actividad depende del trabajo real, muscular-offline, como es el caso del fútbol por ejemplo, no creo que estas plataformas sean muy útiles la verdad; en estos casos la compleja gestión total es la clave. Por ejemplo si un club de fútbol tiene cien mil seguidores en redes, pero al estadio van sólo cinco mil frecuentemente, tiene mal rendimiento deportivo, malos jugadores, mal DT, pierde a cada rato, se va a la B y se le escapan los auspiciadores por estos motivos de pésima gestión, no existe una relación directa clave entre el éxito o fracaso real del negocio con la cantidad de seguidores o likes en las rrss.

Si por el contrario, un pueblo necesita sacar del poder a un dictador canalla, las redes sociales son y han sido vitales para ello, por este motivo los dictadores cortan internet o lo controlan cuando sospechan que el tsumani se les viene encima. Ésta es una buena forma de detectar a un dictador moderno. 

Hoy, en que todo debe ser a distancia por la pandemia, evidentemente estas plataformas y en especial internet se han vuelto claves para diversas actividades que antes eran de acceso voluntario por estas vías digitales, hoy es obligatorio usarlas. La pregunta es, ¿la gente se acostumbrará a tal punto que desde ahora en adelante la mayoría de las reuniones sean por Zoom ya acabada la pandemia? ¿El teletrabajo será de gusto de los jefes cuando todo esto pase, o querrán volver a la usanza antigua cara a cara? ¿La gente que ya se acostumbró a este sistema por emergencia, se volverá más sedentaria aún, terminada la pandemia en adelante? 

Por mi parte, creo que las cosas con el tiempo inevitablemente van cambiando, pero la vida y productividad real sin duda son lo mejor para mí y nunca serán reemplazadas por la inacción o sólo por la opinión tras un teclado, ya que una cosa que sí ha potenciado todo esto de la hiperconectividad, es que ahora todos opinan, pero los de la acción concreta siguen siendo pocos por cada rubro. Las cosas siguen siendo muy parecidas a lo histórico, sólo cambió el formato. La productividad económica y la generación de progreso siguen siendo credenciales de honor para el hombre y mujer de esfuerzo muscular-offline; aún no se cumple el sueño del flojo que cree que apretando un botón se hará rico. Los que están arriba del escenario arduamente trabajando siguen siendo muy pocos, comparado con los que están cómodos sentados en las butacas virtuales, creyendo que siendo activos opinando, serán personas relevantes en el progreso del ecosistema. No, no es así y lamentablemente volvemos a lo mismo de siempre, ya que el sistema productivo considerará a ese público como ciudadano-masa, seguidores, números, sí, los viles números que nadie de nosotros quiere ser parte. Hoy más que nunca en la historia, ser un simple número es totalmente comprobable y público. Ahora, cada uno debe elegir que postura desarrollará mayormente: La del eterno opinante que descansa en la tecnología y conectividad o el laburante por las causas tangibles y productivas para el mundo real offline.

Foto: Obra de Allan Halley en Estación Metro Miramar, Proyecto Viña del Mar en Colores 2020.

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