De libros buenos y gobernantes malos

02 Mayo 2013

En espera que se reduzca el impuesto a los libros, seguiré dando vueltas por alguna feria del puerto o mi ciudad natal, para rescatar un nuevo amigo que acompañe mis horas de ocio por unos módicos pesos.

Paulo Carreras ... >
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Al finalizar el mes de la lectura y cuando se ha instalado en el ideario popular el alto valor de los libros, que alcanza un 19% en nuestra nación, traigo a colación una de las tantas reflexiones para el olvido (o no tanto) que en su época de candidato, el actual Presidente de la República expuso en torno a la lectura y lo caro de los textos en nuestro país.

Aquella vez el debate presidencial transmitido por canal 13, me dejó aparte de momentos irrisorios con las payasadas de algunos faranduleros candidatos, una sensación de firmeza y convicción en mis pensamientos a veces ideologizados ora no, de la incapacidad de Piñera para ocupar la primera magistratura, lo que se ha corroborado con el transcurso de los años.

En gran parte de ese debate, para no decir en todo, repitió las mismas frases hechas y pauteadas que venimos escuchando hace más de 4 años mostrando ya una patética forma de enfrentar los problemas y con escasas propuestas e ideas. Pero cuando uno de los jóvenes seleccionados para participar en el mismo, de 16 años, le preguntó sobre el impuesto a los libros y el difícil acceso a la cultura, no supo que responder o lo que es peor para él, entregó una respuesta tan estúpida y humillante para quienes amamos la lectura y la consideramos una de las formas para surgir socialmente y crecer como personas, que lo retrató en cuerpo y alma.

"Bajar el IVA sólo a los libros buenos..." otro de los egregios adagios de Piñera. Una ofensa y un acto de completa ignorancia, contra aquellos que nos gusta leer y la cultura, además de un atropello a la libertad de creación y de elección, o más simple al gusto de cualquier mortal de leer lo que se le plazca.

Quienes gustamos de ello y es parte de nuestra vida, sabemos lo caro que es comprar libros, en mi caso bendigo las ferias de libros usados y locales de los llamados libros de "segunda mano", tan vilipendiados y repudiados por aquellos moralistas que no dan solución alguna de acercar los precios a la clase media y bajas de Chile.

Lamentablemente con mi sueldo y la cantidad de libros que adquiero tanto por mi profesión como por interés personal, no habría sueldo que aguante. Pero me las arreglo en aquellos oasis con libros empolvados y de ediciones remotas que se convierten en una adicción de visitar cada vez que transito por mi comuna o el puerto. Quienes realmente me conocen, me han acompañado y aún me acompañan a revisar aquellos textos muchas veces olvidados, saben que es así. Mas ese es mi caso, y no podía dejar pasar esas palabras descontextualizadas y frívolas del millonario candidato, hoy Presidente de la Nación.

Querámoslo o no, la cultura, el arte, son subjetivos, de ahí mi desconfianza a los críticos, pero ese es otro tema. El acceso a la cultura debe ser igualitario para todos (o para quienes lo deseen), y es la gente, el pueblo, quien decide que leer o que no, que película u obra de teatro es de su gusto. En reiteradas ocasiones copiamos y admiramos a los países primer mundistas, bueno imitemos el compromiso de los estados de aquellos países en esa materia, donde el acceso a la cultura es parte de la canasta familiar, un derecho inconculcable.

Si tenemos un Presidente que está clasificando los libros en buenos y malos y empieza a censurar desde ya, veo un lúgubre panorama para otras áreas. Lo más probable es que sea esa su cosmovisión. Etiquetar las cosas en buenas y malas, en las que sirven y no sirven, en las que puedo lucrar y en las que no...bien mercantil su pensamiento. Bueno, acorde a su persona.

En espera que se reduzca el impuesto a los libros, seguiré dando vueltas por alguna feria del puerto o mi ciudad natal, para rescatar un nuevo amigo que acompañe mis horas de ocio por unos módicos pesos.

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