¿De qué hablamos cuando hablamos de democracia digital?

09 Abril 2021
El mayor riesgo es que las cosas sean como son hoy: tener una ciudadanía que opina en RRSS, influyendo espontáneamente en las y los políticos, sin ninguna rigurosidad ni método científico que traduzca todo eso en una voz vinculante.
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¿De qué hablamos cuando hablamos de democracia digital?

Nuestro modelo democrático ya dio todo lo que tenía de sí porque claramente dejó de escuchar a la ciudadanía, nos dijo Andrés Hofmann, director de Política Digital 4.0, y agregó que debe renovarse la democracia incorporando instrumentos institucionales para que la voz de la ciudadanía sea sistematizada y vinculante, en favor de lo cual los dispositivos y plataformas digitales entran en escena. Pero ¿a qué nos referimos en concreto? ¿de qué hablamos cuando hablamos de democracia digital, cuáles son sus ventajas y desventajas?

Hicimos las preguntas a tres personas que podían agregar valor a este debate. Por un lado, al ya mencionado director de la plataforma Política Digital 4.0, magíster en comunicaciones y consultor internacional en innovación pública y gestión de la información, Andrés Hofmann. También a Giovanna Roa, diseñadora de la Universidad Católica, codirectora de Ruidosa, plataforma feminista de industrias creativas, quien fue coordinadora general de la campaña de Beatriz Sánchez y hoy es candidata constituyente por el Distrito 10, y a Lesley Briceño, licenciada en historia, docente de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, y candidata a Doctora en ciencia política en la Universidad de Barcelona.

¿Qué es una democracia digital?

Con respecto al concepto de “democracia digital” no hay acuerdo, pero sí ciertos puntos comunes. Giovanna Roa plantea que para hablar sobre esto lo primero es entender Internet como un espacio público, y tanto ella como Lesley Briceño señalan que se trata del aumento de instancias y oportunidades para la participación ciudadana mediante plataformas y dispositivos digitales pudiendo influir en políticas públicas y en cómo se lleva a cabo un gobierno. Andrés Hofmann puso un contrapunto y nos dijo que la democracia digital no existe, que es un eufemismo, un concepto demasiado amplio que termina refiriéndose a todo y a nada a la vez, que más bien debemos hablar de que hoy existen instrumentos digitales que facilitan y pueden mejorar y renovar el ejercicio de la democracia. 

Participación ciudadana digital: de dulce y agraz

El punto en el que convergen Andrés, Giovanna y Lesley es en la posibilidad de aumentar la participación ciudadana, de que se escuche a las personas y se considere la opinión pública en los procesos de toma de decisiones. Pero no es tan fácil, pues hay una serie de riesgos y desventajas de lo digital en política. Una desventaja fundamental de la participación ciudadana digital, en la que coinciden Lesley y Giovanna, es el factor de exclusión, pues no todos y todas cuentan con acceso a internet ni con los conocimientos suficientes para utilizarlo. Lesley Briceño enfatizó que este fenómeno se acentúa en el caso de los adultos mayores, quienes tienen dificultades con el uso de dispositivos y plataformas digitales, y agregó que en torno a la edad es posible también esgrimir ventajas, como por ejemplo la posibilidad de aumentar la participación por parte de jóvenes y adolescentes, que en general se sienten lejanos y desmotivados a participar en asuntos relacionados a la política.

Giovanna Roa dijo que “si queremos extender la democracia a través de internet debemos pasar a considerar su acceso como un derecho, garantizando no solo conexión sino que también educación digital”. Andrés Hofmann es aún más categórico, planteó que la era y cultura digital trae la oportunidad de renovar la democracia y que la voz de la ciudadanía tenga un verdadero impacto, para lo que es condición institucionalizar y legislar en torno a las formas de escucha.

No sirve de nada una consulta ciudadana, nos dijo Andrés, si no se tiene resuelto cómo esta será registrada, sistematizada y convertida en un mandato para el parlamento o el Ejecutivo. Advierte que el mayor riesgo es que las cosas sean como son hoy: tener una ciudadanía que opina en RRSS, influyendo espontáneamente en las y los políticos, sin ninguna rigurosidad ni método científico que traduzca todo eso en una voz vinculante. “En Taiwán se hacen consultas ciudadanas en donde participan casi 10 millones de personas para fijar la agenda del parlamento y el Ejecutivo, pero son resultados concretos que tienen consecuencias. El parlamento no puede hacerse el leso después de esa consulta ciudadana y eso está normado por ley”, nos contó. 

Nueva Constitución en la era digital

Briceño, Roa y Hofmann ven una evidente oportunidad en el uso de herramientas digitales en la Convención que elaborará la Nueva Constitución de nuestro país. “La CC debe ser a puertas abiertas, que la gente participe del debate en tiempo real y que la calle sea parte de la discusión pública. Para esto, las RRSS y el internet en general serán esenciales” dice Giovanna, mientras que Lesley pone énfasis en la información pública y la posibilidad de transparentar la actividad de las y los convencionales para que la ciudadanía sepa cómo se toman las decisiones y que estas no pasen por un lobby o actividad de pasillo a la que la ciudadanía no pueda acceder. Andrés Hofmann también plantea que los convencionales podrían realizar consultas ciudadanas institucionalizadas, así como contar con otros facilitadores digitales que ordenen su trabajo.

Finalmente, Andrés Hofmann hizo una sugerencia que supera el ejercicio de la Convención, y que tiene que ver con nuestra futura y próxima democracia: “Que [la nueva constitución] deje por escrito la necesidad de generar instituciones de escucha por medios digitales. (...) tiene que reconocer que estamos viviendo un mundo digital y eso puede ayudar a que la democracia sea más efectiva y eficiente. Y sobre todo para que la democracia se renueve, porque la democracia así como la conocemos hoy, se está agotando. La constitución tiene que reconocer la era y la cultura digital, y que esta es un pivote que va a ayudar a renovar la democracia, la participación ciudadana, la escucha de parte de las autoridades e institucionalizarla.”

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