El futuro de Valparaíso: Una conversación pendiente

El futuro de Valparaíso: Una conversación pendiente

31 Agosto 2017

Hoy no hay una posición única sobre el futuro de Valparaíso, que duda cabe. Su desarrollo portuario cumple un activo rol en la economía local, sin embargo no da, ni dará, abasto para sacar a la comuna de su pobreza actual.

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Por Juan Carlos García

El casi fallido debate entre el ex Presidente Ricardo Lagos, el Alcalde Jorge Sharp y el consultor internacional Juan Luis Isaza, terminó siendo un importante detonador en el debate de ideas sobre el futuro de Valparaíso. Contar con un muy buen nivel de discusión de los tres protagonistas se transformó casi en una provocación. El diálogo, la mirada de futuro y la convicción que Valparaíso puede avanzar más y mejor de lo que estamos haciendo hoy, fue la matriz de una conversación extremadamente necesaria.

Valparaíso del siglo XXI no es el mismo del siglo XX. Hoy tiene nuevos desafíos que deben acoger la historia e identidad de la ciudad, pero también debe ser capaz de pensar en las oportunidades de futuro para los niños y jóvenes de hoy. Valparaíso está viviendo lo que muchas ciudades portuarias del mundo han vivido. Aprender de ellas, de sus aciertos y errores, debe ser nuestro deber. No vivimos un proceso único, un puerto globalizado, como ha sido siempre nuestra historia, no vive aislado.

Nuestro presente es un tanto calamitoso, como decía Isaza. El principal deber de una ciudad es ofrecer una mejor calidad de vida a sus habitantes, y eso se logra integrando más empleos y buena calidad de la ciudad. Hoy nos debe preocupar que familias jóvenes emigren, buscando una mejor calidad de vida en otros lados, despoblando barrios y afectando su desarrollo. Para revertirlo, es necesario crear más y mejores espacios públicos, ya que son oportunidades de integración, con beneficios directos en la calidad de vida de todos los habitantes, niños, jóvenes y adultos.

A su vez, una ciudad con buena calidad urbana incentiva la creación de oficinas, que además de oportunidades de nuevos empleos, permiten recuperar barrios, y son importantes eslabones de nuevos encadenamientos productivos, ya que buscan la contratación de servicios en los sectores que se instalan. Sólo de ese modo se incentiva una mayor diversidad productiva y se generan empleos sostenibles, cuidando que una actividad económica no anule las otras, y ayudando a que se potencien entre sí.

Las ciudades construyen su futuro teniendo miradas estratégicas que permitan potenciar al máximo su capital instalad. A su vez, aprovechan sus crisis como oportunidades de transformación, entendiendo que es importante tener una mirada de largo plazo para dar un futuro mejor a las próximas generaciones.

En Valparaíso estamos en deuda en todo eso. Hoy no hay una posición única sobre el futuro de Valparaíso, que duda cabe. Su desarrollo portuario cumple un activo rol en la economía local, sin embargo no da, ni dará, abasto para sacar a la comuna de su pobreza actual. Nos olvidamos que el gran auge que tuvo la ciudad estaba ligado a industrias que en su momento necesitaban del puerto, pero que hoy partieron con sus ofertas de empleos a otros lugares, y que no hemos sabido reemplazar.

Los porteños requerimos tener una convicción profunda de que Valparaíso puede ser mas de lo que es hoy. Eso fue lo que demostró el debate, con un ex Presidente que jugó un rol fundamental para sacar a Valparaíso de su inmovilidad de las últimas décadas, un Alcalde con ambición, que está convencido en las capacidades de la ciudad para salir adelante, y un consultor internacional que se sorprende de nuestra incapacidad de soñar un futuro mejor. 

Sin duda ese debate nos invita a aprender a conversar, para que discutamos nuestras diferencias poniendo al centro la ciudad que dejaremos de legado a nuestro hijos.