El Vuelo Celeste de los de La René

11 Febrero 2013

Estuvimos con ellos la fría noche en Talcahuano, cantando, saltando y gritando los dos goles de O`Higgins contra el campeón Huachipato. Por Esteban Valenzuela VT y Gregorio Valenzuela P.

Esteban Valenzu... >
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Galería sur, sólo 200 ó quizás 300 hinchas celestes. Los buses, dos grandes y una micro de recorrido interior en Rancagua, de la línea Isabel Riquelme, esperan a fuera del cerrito de Las Higueras. Por el sendero de tierra en medio de pinos y aromos, nos depositan en la espléndida caja de acero del Estadio CAP. Son las 10 de la noche, viernes 8. Veraneamos en la zona y vamos hacia Lota y Tirúa, en nuestro intinerario el Chiflón del Diablo, el Museo de Cañete, la comunidad jesuita en Tirúa, las machis y lonkos amigas del lago Budi.

El casi campeón del apertura del 2012 (hasta el minuto 91 en que la U se nos coló en la historia) vence 2 – 0 al actual campeón. Somos punteros, esa noche, saltamos, bailando, los de Trinchera, celestes de corazón.

Había dos grupos claros de hinchas: jóvenes alegres y diversos de La Trinchera y los viejos estandartes del Arca de Noé, un grupo de septuagenarios hinchas que recorren el país viviendo sus años celestes. Los organiza la señora Mónica, secretaria ad eternum de más de medio siglo del club. Los trajo nuestro amigo Daniel Sánchez, ex presidente del Club, conductor de la línea Manzanal, orgulloso con su bus turismo que hace viajes a fruteras, paseos a Viña y Pichilemu, y su añorado viajar por estadios. Nos hizo un relato premonitorio: “pasamos a almorzar a Dichato, pasando con mucha lentitud la bajada a Tomé”.

Conocemos el lugar: la laguna de Pingueral, la playa azotada por el tsunami de Dichato, las caletas de Coliumo, los copihues en los pocos retazos de bosques de boldos en la zona de Cocholgue -sobrevivientes de la masa verde y ácida del radiata-. También esa carretera Penco-Tomé, por lo que fue el Chile industrial de lozas y tejidos-, la que ha sido mejorada y convertida en dobles pista, pero que no cuenta con barreras de fuste- de hormigos como se usan ahora-a su derecha, hacia el barranco aquel que va a dar a los patios de la otrora Bellavista Oveja Tomé.

Repasamos las imágenes de la barra esa noche. Muchos jóvenes festejando, sin la agresividad o un líder carismático cruel, como se ha conocido de chunchos y colocolinos. En la Trinchera van hijos de minero de la Villa Nelson Pereira, abogados pijes de colegios cuicos, y la mayoría de Rancagua Oriente, sobre todo de la gran población René Schneider, donde sus callejuelas, su Plaza Pablo Neruda y la zona de la feria, se fueron tiñendo de celeste como identidad grupal y comunitaria. Los de la René se convirtieron en un puntal de la Trinchera.

La televisión es un magnetismo. Dichato su tragedia, su reconstrucción y su festival se convierten en un imán. Los otros tres buses retornan por la autopista del Itata. Los de la René quieren pasar a Dichato a tomar cerveza. Hay mucho que celebrar, demasiada energía recargada por los goles y el festejo del paraguayo Rojas, nuevo ídolo de la hinchada.

El vuelo celeste de la micro de Los de la René marca nuestra vidas. Daniel Sánchez nos avisó llorando desde la salida de Chillán. Nosotros estamos en Lota. En Tomé se ha cerrado una tragedia. Recuerdo el equipo de Green Cross que perdió a su equipo en un accidente aéreo. Nosotros perdemos el corazón de la trinchera. En las imágenes de la galería sur del Estadio CAP, aparece una mujer joven con un niño en brazos. Parejas que se besan, jóvenes que alzan brazos al cielo.

Joaquín se pone la camiseta celeste. Y vamos cantando el estribillo que ellos (as) cantaron muchas veces, y que seguiremos entonando hasta que nos llegue nuestro vuelo:

¡Vayas a donde vayas yo voy contigo,

Local o visitante yo te voy a ver

Ni la muerte nos va separar,

Desde el cielo te voy alentar!