Eufemismos y pobreza en tiempos de pandemia

18 Junio 2020

Ese miedo inconcebible a la pobreza, es casi atávico, en un país que mantiene niveles de pobreza, tan importantes como los del resto del continente, a pesar de los eufemismos como el ingreso per cápita, que son reforzados con la membresía OCDE.

Marcelo Beltrand >
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Marcelo Beltrand Opazo 

Chile es un país largo y angosto, y quizá esa sea una de las verdades que más se repitan a lo largo de nuestra enseñanza y en nuestras vidas, pero junto a esa verdad, demostrable, existen, como en todos los países y culturas, una serie de mitos y leyendas que van construyendo nuestra identidad. 

Nosotros tenemos verdaderas joyas del absurdo y la incongruencia, por ejemplo, que nuestra bandera y nuestra canción nacional son las más hermosas del mundo, y que han sido destacadas en concursos jamás demostrable, pero, que más de alguien ha intentado documentar; luego, que somos los ingleses de Latinoamérica, cuestión que encierra y oculta algo que debiera darnos vergüenza, primero, da cuenta de un arribismo monumental, tratando de diferenciarnos del resto del continente, situándonos, con un fenotipo que no tenemos, luego, con una cultura que no poseemos, es decir, no tenemos ningún rasgo, ninguna traza que nos pueda hablar de que culturalmente nos parecemos a los ingleses. Pero junto a eso, también nos muestra el arribismo con el que se nos ha querido vestir y para muchos, con el que se visten. Ser más que los otros, distintos, mejores que el resto de los vecinos, ser winner. Eso, es ocultar y negar un pasado común, una lengua, un color de piel, una misma historia.

Por lo mismo, hoy no debiera extrañarnos que los discursos y mensajes de los administradores del Estado vayan en esa línea, es decir, tratando de diferenciarse de los otros a través de las comparaciones absurdas y ridículas, por ejemplo: “Estamos mejor preparados que Italia para enfrentar esta pandemia”. Palabras que encierran ese exitismo ramplón y banal que nos da cuenta de la actitud winner que tanto se ha intentado imponer culturalmente.

Chile, se ha construido en su identidad, con esas mentiras absurdas, que impiden mirarnos lo que somos realmente.

Y si podemos con esos absurdos, también podemos con los eufemismos, ya que, al parecer, no queremos mirarnos y estamos siempre queriendo ser lo que no somos. Vivimos y construimos nuestra realidad con eufemismos, y claro, nos cuesta vernos.

El “Gitano” Rodríguez lo dice en la primera estrofa de la canción Valparaíso: “Porque no nací pobre y siempre tuve un miedo inconcebible a la pobreza”. Nadie quiere ser pobre, porque la pobreza degrada, precariza, daña. La pobreza es violencia, social, económica, política y cultural. Por lo mismo, ese miedo inconcebible a la pobreza, es casi atávico, en un país que mantiene niveles de pobreza, tan importantes como los del resto del continente, a pesar de los eufemismos como el ingreso per cápita, que son reforzados con la membresía OCDE. Nada de eso puede ocultar la pobreza y la precariedad del país. ¿O sí? 

La mejor forma de ocultarnos nosotros mismos la verdad, es llamando la pobreza con otro nombre. En Chile no hay pobres, en Chile hay “vulnerables”. Los eufemismos ayudan a ocultar la verdad, la realidad. Porque si el Estado considera la pobreza como vulnerabilidad (que lo es), solo atiende a una dimensión de la problemática, pero no al conjunto. Y como nadie quiere ser pobre, el eufemismo “vulnerable” no le viene mal.

La realidad es la realidad. La pobreza es la pobreza. Y que el Estado no la nombre no quiere decir que no exista, solo logra ocultarla. Pero esa verdad se derrumba y se cae a pedazos en estos tiempos, en los tiempos de pandemia que vivimos. Hoy, como nunca, la pobreza se deja ver y ya nadie puede negarla. La precariedad absoluta, de la gran mayoría de la población se ha desnudado, porque parece que somos más los “vulnerables”. Al parecer, somos muchos los que trabajamos a honorarios, los que ganan el sueldo mínimo y menos, somos más los que no tenemos acceso a una buena educación, a un buen trabajo, a una buena salud, a una pensión digna. Al parecer, no somos los ingleses de América Latina. Parece que tampoco somos los tigres del continente. No, solo somos un pequeño país, con rasgos arribistas y bastante racista que quiere actuar como winner en un barrio que nos mira como lo que somos, arribistas, racistas y que se creen winner. No somos el país que recibe al extranjero y al visitante de buena manera, ya vemos a todos los inmigrantes que hoy viven precarizados afuera de sus embajadas esperando una respuesta, una ayuda, una mano.

Hoy, en plena pandemia, el discurso winner se cae, porque no se puede sostener. No tenemos la mejor salud del planeta, no estábamos preparados desde enero y no somos los ingleses de América. Somos un pequeño país con mucha pobreza, y con una de las desigualdades más grandes del mundo. Somos un país que vive una pandemia y que sus gobernantes, empresarios y políticos que aún se creen los ingleses del barrio, no quieren ver más allá de su metro cuadrado. Somos un país donde la gran mayoría se conforma con ser gobernada por una minoría.

Somos un país, en que no solo ellos, sino que todos, no lo vimos venir.

 

Foto: Huawei / Agencia Uno