Forestín nació en 1976 como una mascota destinada a la prevención de incendios forestales. Con el tiempo, se transformó en un símbolo de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), destinado no tan sólo a cumplir su función original, sino también al cuidado y conservación del medio ambiente. 

Su nombre surgió de un concurso infantil realizado en la región de Valparaíso. 

Así, se convirtió en un ícono de la institución y en un referente para la comunidad en general, al tener un alto índice de recordación tanto por su figura como por su mensaje de protección de la naturaleza. 

Debido a un alto impacto, Forestín está presente en casi la totalidad de las actividades públicas de CONAF, ya que con su asistencia se consigue una mayor penetración del mensaje, provocando además un ambiente más grato en los eventos. 

Frente a esta positiva percepción de las personas, se empezó a recurrir a él en las acciones relativas a las campañas de protección contra los incendios forestales, como también en las Áreas Silvestres Protegidas del Estado, en la forestación campesina y en aquellas actividades orientadas a la participación de la comunidad, especialmente en educación ambiental con escolares de todos los niveles.