Incendios, accesos y grifos

Incendios, accesos y grifos

11 Abril 2013

Si bien la prensa acota que el acceso de los carros bomba fue expedito, algunos vecinos señalaron que no estuvo tan despejado debido a las eternas camionetas 4x4 y vehículos grandes que se acomodan en las estrechas calles y veredas de ese turístico cerro.

Amelia Carvallo >
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El oculto pasaje Pierre Loti de Cerro Concepción fue noticia el martes pasado: casi al mediodía comenzó un amago de incendio en la vivienda de la esquina de ese pasaje con Templeman. A las 12:15, según consigna la prensa local, “la emergencia fue superada”. Al parecer, el fuego comenzó en el altillo de la propiedad y se debió a un desperfecto eléctrico.

En menos de quince minutos acudieron bomberos de seis compañías, que conectaron sin problemas de presión sus mangueras a los grifos del sector. Casi 24 horas después de ocurrido el hecho, un leve olor a chamuscado era el único vestigio del siniestro ya que la casa no mostraba claros signos de fuego.

Por cierto todos respiraron aliviados ya que esta vez, a diferencia de otros tristes episodios de incendios en la ciudad, no falló ni la presencia masiva y diligente de bomberos que pudieron detener el fuego, ni el suministro y presión del agua requerida.

Una vez que llegaron los bomberos, dos de las principales calles del cerro fueron clausuradas (Urriola y Almirante Montt). Según cuenta el facebook de la Junta de Vecinos de Cerro Alegre, justo en esos momentos el concejal Neumann, vecino del sector, necesitaba urgente una ambulancia que lo trasladara al hospital porque sufría el fatal aneurisma que finalmente produjo su deceso.

Si bien la prensa acota que el acceso de los carros bomba fue expedito, algunos vecinos señalaron que no estuvo tan despejado debido a las eternas camionetas 4x4 y vehículos grandes que se acomodan en las estrechas calles y veredas de ese turístico cerro.

Esto último hace eco de un reclamo frecuente de muchos vecinos de Alegre y Concepción que se quejan por la sobrecarga de automóviles que transitan y estacionan en sus barrios. Piden que el municipio ya no otorgue más patentes de alcoholes porque están cansados de convivir diariamente con los turistas que llegan y ocupan día y noche el espacio público.

Por otro lado están los comerciantes del sector, principalmente dueños de restaurantes y hoteles, que defienden las inversiones que han hecho y les complace la vocación turística de este sector, consolidados a estas alturas como los cerros más “onderos” de Valparaíso.  Por su parte, el municipio también ve con muy buenos ojos el auge que viven estas áreas y considera que hay que replicar este modelo en otros cerros Valparaíso.

Lo cierto es que el impacto del turismo en este sector patrimonial ya es un hecho de la causa sobre el que no hubo una reflexión previa; como muchas dinámicas urbanas, el fenómeno ya está instalado y sólo resta pensar cómo pueden convivir de manera armónica comerciantes, nuevos residentes y propietarios antiguos. Necesitamos regular este territorio mixto donde conviven usos residenciales y comerciales y hacerle sentido al tan cacareado turismo cultural.

En términos simples y coloquiales podemos definir la mentada gentrificación que viven estos cerros como una especie de “acuicamiento”; es decir, personas con mejores ingresos que los habitantes originales han comprado y mejorado viviendas, lo que provoca el éxodo del vecino original. Un proceso triste por donde se le mire y que rompe esa ilusión de transversalidad y diversidad de clases que muchos afuerinos le celebramos a Valparaíso.