La columna de Vargas Llosa sobre Daniel Zamudio "La caza del gay"

La columna de Vargas Llosa sobre Daniel Zamudio "La caza del gay"

08 Abril 2012

El Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa escribió una columna en el diario El País de España, sobre el asesinato de Daniel Zamudio. "Lo más fácil y lo más hipócrita en este asunto es atribuir la muerte de Daniel Zamudio sólo a cuatro bellacos".

Equipo El Martutino >
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El asesinato y tortura de Daniel Zamudio no solo remeció a Chile, sino que se universalizó en lo impactante de la situación. En España, el escritor peruano y Premio Nóbel de Literatura, Mario Vargas Llosa escribió una columna sobre este brutal crimen en el diario El País de España.

En su texto, no se centró en lo bestial del asesinato, ni en lo bestial de sus asesinos, sino que hace una mirada más profunda en lo bestial de nuestra cultura y sociedad que cultiva estos odios que desencadenan en este crimen. Bien lo dice "Lo más fácil y lo más hipócrita en este asunto es atribuir la muerte de Daniel Zamudio sólo a cuatro bellacos", Vargas Llosa va más allá, pone el asento en lo profundo por sobre lo urgente.

El marica, el maricón, la tortillera, palabras que aparecen en el texto de Vargas Llosa y que las usa con el acento recriminador que debiera siempre existir en nuestra cultura cuando alguien que las diga. "Esta idea del homosexualismo se enseña en las escuelas, se contagia en el seno de las familias" dice el escritor.

A continuación algunos párrafos de la columna que tituló "A la caza del gay":

 

Este crimen, hijo de la homofobia, ha causado una viva impresión en la opinión pública no sólo chilena, sino sudamericana, y se han multiplicado las condenas a la discriminación y al odio a las minorías sexuales, tan profundamente arraigados en toda América Latina.

Ojalá la inmolación de Daniel Zamudio sirva para sacar a la luz pública la trágica condición de los gays, lesbianas y transexuales en los países latinoamericanos, en los que, sin una sola excepción, son objeto de escarnio, represión, marginación, persecución y campañas de descrédito que, por lo general, cuentan con el apoyo desembozado y entusiasta del grueso de la opinión pública.

Esta idea del homosexualismo se enseña en las escuelas, se contagia en el seno de las familias, se predica en los púlpitos, se difunde en los medios de comunicación, aparece en los discursos de políticos, en los programas de radio y televisión y en las comedias teatrales donde el marica y la tortillera son siempre personajes grotescos, anómalos, ridículos y peligrosos, merecedores del desprecio y el rechazo de los seres decentes, normales y corrientes. El gay es, siempre, “el otro”, el que nos niega, asusta y fascina al mismo tiempo, como la mirada de la cobra mortífera al pajarillo inocente.

Seguramente, lo más terrible de ser lesbiana, gay o transexual en países como Perú o Chile no son esos casos más bien excepcionales, sino la vida cotidiana condenada a la inseguridad, al miedo, la conciencia permanente de ser considerado (y llegar a sentirse) un réprobo, un anormal, un monstruo.

 

Acá el link de la columna completa. Recomendada para leerla.