En las afueras de estas salas habilitadas para lo mejor del “cine para cambiar el mundo”, les esperan tres peceras que tienen como objetivo recoger -luego de cada función- su opinión respecto a lo que vieron, con las opciones “Me gustó”, “Me gustó un poco”, “No me gustó”. Lo anterior se suma a las opiniones entregadas en sala, en los espacios destinados a los diálogos y el intercambio de ideas. Recordemos que la asistencia a esta Sexta Versión fue de más de 5 mil niños, niñas y jóvenes de diferentes lugares del país.

Tal como señala la directora del Festival Ojo de Pescado, Alejandra Fritis Zapata, se trata de “instalar dentro del festival espacios de reflexión donde niños, niñas y jóvenes pueden dar su opinión, que a través del cine expresen sus puntos de vista y visiones de mundo. Sus votaciones al momento de ver películas van a incidir en la programación que haremos como festival año tras año siempre dentro del margen de traer cine de calidad y que está fuera de circuitos comerciales. hay un crecimiento en muchos sentidos en esta sexta edición y un gran desafío para seguir creciendo.”

La importancia radica a su vez en fortalecer relaciones desde la reciprocidad, desde la escucha. Sus opiniones han sido fundamentales para la selección de las muestras, para ir perfilando junto a un equipo interdisciplinario cuáles están siendo los intereses, y lo que los niños y niñas están queriendo y exigiendo ver.

Que niños y niñas y jóvenes puedan ver contenidos acordes a su edad continúa siendo uno de los desafíos por los que año a año ha trabajado el Equipo del Festival Internacional de Cine Ojo de Pescado, y sus opiniones sin duda representan indicadores fundamentales a la hora de perfilar eventuales nuevas versiones de este Festival.