Luis Bastías, dueño del Café República de Playa Ancha: “Si estoy aquí es porque tengo esperanza”

07 Julio 2020

Ubicado en plena avenida Playa Ancha, el Café República es testigo privilegiado de la vida del barrio y dos momentos que han marcado la historia del país en el último año: el estallido social y la pandemia del Coronavirus.

Hernán Castro >
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Luis Bastías es dueño del Café República y además presidente de la Junta de Vecinos. Ubicado en plena avenida Playa Ancha es testigo privilegiado de la vida del barrio y dos momentos que han marcado la historia del país en el último año: el estallido social y la pandemia del Coronavirus.

Conversamos con Luis sobre cómo ha sido mantener funcionando el café en cuarentena, cuál es la realidad que se está viviendo en Playa Ancha y el rol que han jugado las autoridades. También hablamos sobre un futuro que parece incierto y ante el cual se plantea esperanzado, especialmente si somos capaces de actuar en forma solidaria entre todos. Algo que ya está sucediendo en Playa Ancha.

(Mira la entrevista en Instagram)

La resistencia del Café República

¿Cómo está el Café República?

Ha estado lento. Hemos podido seguir funcionando en modo delivery y hemos tenido que conformarnos con un 20% de venta, porque la gente está priorizando otras cosas. Tomarse un café en Chile hoy es un lujo. La gente está preocupada del día de mañana, ya que la incertidumbre es grande respecto al tema laboral y la cesantía.

En cierta medida es un consuelo seguir trabajando…

Claro. Porque el nuestro es un pequeño negocio familiar y logramos mantenerlo en pie. Casi no obtenemos sueldo, pero estamos cooperando entre todos. Hay un lazo afectivo que nos mantiene en pie. 

Para mucha gente que no puede abrir sus negocios y que están vinculados al turismo debe ser tremendo. Me imagino a esos negocios que eran un poquito más grandes, que tenían empleados… Imagínate tener que dejarlos cesantes y sin ninguna protección a futuro. Las autoridades han actuado muy lento. Las ayudas están llegando, pero están llegando muy lento y en algunos lugares simplemente no llegan.

Yo me doy con una piedra en el pecho por tener la posibilidad de estar aquí. A veces tengo la suerte que viene un amigo y se toma un café al otro lado de la puerta, ya que no pueden entrar. Eso me da la posibilidad de mantenerme en pie.

La vida de barrio en tiempos de pandemia

¿Cómo está Playa Ancha?

En Playa Ancha Bajo hay mucha gente que tiene problemas. Yo soy presidente de la Junta de Vecinos, por lo que me enviaron un listado desde la Municipalidad para que lo llenara con los nombres de personas que necesitaban las cajas con mercadería. Aquí vinieron y se inscribieron como 80 personas. Sumado a los inscritos por otros dirigentes llegamos a las 200. 

Quizá antes de la pandemia en Playa Ancha Bajo no había tanto problema, pero ahora sí, porque mucha gente quedó sin trabajo y vivía al día. Entonces la gente lo está pasando mal. Aquí uno puede ver casitas bien paradas, pero muchas veces en esas casas viven dos o tres familias.

¿Y han podido entregar la ayuda a las familias?

Hace un mes y medio que nos pidieron listados y aún no tenemos respuesta. Las famosas cajas aquí no han llegado.

¿Se han acercado hasta el café desde algún organismo público para saber cómo están?

No, nada. Sólo postulé a un proyecto de Sercotec hace un tiempo atrás y no pasó nada. Mis pérdidas en ese minuto no eran muchas. Las autoridades no se acercan. Las autoridades en general, estoy hablando del alcalde hasta el intendente, participan de una cultura neoliberal del “sálvese quien pueda”, que trasciende y atraviesa todas las tendencias políticas.

A eso se suma el clientelismo. Hace unos días me enteré por una persona del municipio que trajo las famosas listas para llenar, que los criterios de reparto de las cajas habían cambiado. Ahora era por territorio. Ellos están más preocupados de los resultados numéricos, para decir mañana ‘se repartieron 3.000 cajas, somos eficientes’. Pero no focalizan bien la ayuda, la que está llegando a territorios específicos… Y donde cae la caja, cae. Lo que me parece mal, porque están preocupados del marketing y los guarismos en vez de la necesidad real de las personas.

Un futuro difícil, pero posible

¿Cómo ve la proyección del café?

Yo tengo esperanza. Si estoy aquí es porque tengo esperanza. Si vengo hasta acá todas las mañanas, abro y espero a que llegue alguien. Yo lo veo bien, si me reinvento y le pongo esfuerzo; quizá va a ser difícil, pero es posible. Es probable que tarde un par de años. Yo tengo esperanza, no voy a decir fe, porque soy ateo. Creo que el esfuerzo nuestro, de Gabriela, de Alicia, el mío, va a dar sus frutos más adelante. Ojalá que cuando se repliegue el tema de la pandemia podamos trabajar y subir las ventas.

¿Cómo está funcionando el café?

Estamos con los medios digitales: Facebook, Instagram y WhatsApp. Recepcionamos pedidos telefónicos y también pueden pasar a llevar. Hay días que nos va bien, con montos de pandemia, y hay días en que nos va mal. Y de esta manera vamos cubriendo los gastos del local para que no se muera. Distribuimos en Playa Ancha en forma directa y al resto de Valparaíso por Didi. Ahí estamos luchando.

¿Qué es lo que más venden?

Lo que más sale son los pasteles -el pie de limón, el kuchen, el tiramisú, el cheesecake- y los chocolates calientes, más que té o café.

Y además están recibiendo alimentos para la olla común del barrio.

Así es. En el barrio hay una olla común que la organiza El Hormiguero. Nosotros como café ponemos una caja de plástico donde la gente deja alimentos que luego llevamos a la olla común. Este mismo grupo distribuye mercadería entre los adultos mayores del sector. Son unos chicos sorprendentes. Ellos se tomaron un local que es propiedad de Walmart y han sido un aporte para el barrio del punto de vista práctico y emocional.

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Dueño del @cafe_republica de Playa Ancha, Valparaíso.

Una publicación compartida de Apuntes y Viajes (@apuntesyviajes) el 4 Jul, 2020 a las 3:47 PDT