Manifiesto Antibasura

06 Enero 2015

En todos los barrios en que he vivido no existe ninguna o casi ninguna instancia donde reciclar la basura. No existe por parte de las autoridades educación ni voluntad de gestionar talleres o campañas ciudadanas para educar a la gente respecto al tema. 

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Por Eli Neira

Recuerdo que cuando niña podía sentarme en las escaleras de cualquier cerro en Valparaíso a mirar el horizonte y pasar horas ahí, extasiada por la vista panorámica del inmenso laberinto - ciudad. Yo vivía en Santiago pero los paseos al puerto eran la delicia de la clase obrera. Hoy no se puede porque están, todas, (excepto aquellas dos o tres que marcan los paseos más turísticos) llenas de basura. Cajas de vino, bolsas plásticas, papel higiénico usado, excremento humano, orina, vidrios rotos, cadáveres de ratas y gatos, apilan su pestilencia dejando poco espacio para el que quiera circular por entre los restos de la juerga de los turistas y la desidia general, acumulados por años de abandono público y privado. Lo mismo aunque menos visible ocurre en muchas comunas pobres de Santiago y en la mayoría de las ciudades latinoamericanas cuyo signo es la común apatía y la ausencia de administración.

Durante el 2013,  un paro de aproximadamente un mes de los funcionarios municipales, entre ellos los basureros, nos permitió presenciar con horror la magnitud de nuestra producción de desechos. Bajo mi ventana, en el barrio Yungay donde los problemas con la basura se arrastran desde que el ex alcalde Zalaquett se negó a reponer los contenedores bajo la excusa de que los estudiantes los quemaban en las protestas, una mañana vi a una mujer durmiendo en los cerros de desperdicios. La imagen fue demoledora pero certera. En eso nos hemos convertido, en un desecho más entre los desechos.

Nos hemos acostumbrado a caminar entre medio de nuestra propia mierda. El pañal descuartizado, la botella de plástico, el colchón inservible, el envase de tetra aplastado en el suelo forman parte de nuestro paisaje habitual y lo que es peor, de nuestro paisaje mental. Nadie hace nada porque todos están esperando que “otro” lo haga. Y mientras tanto los basurales y su peste crecen en nuestras narices. Escombros, perros muertos, comida en descomposición, y todo cuanto bota la vida moderna se pudre al sol, liberando al ambiente partículas tóxicas que todos respiramos e incorporamos a nuestros metabolismos ya mutantes. Cerros de basura resistiendo al tiempo y a nuestra indiferencia, como si no fuera un tema de salubridad, sino puramente estético. Tal vez sea parte de nuestras mentes colonizadas pensar que no tenemos derecho a vivir en un medioambiente limpio.

En todos los barrios en que he vivido no existe ninguna o casi ninguna instancia donde reciclar la basura. No existe por parte de las autoridades educación ni voluntad de gestionar talleres o campañas ciudadanas para educar a la gente respecto al tema. El papel del gobierno  y municipios ha sido prácticamente nulo en esta materia, excepto por dos o tres estaciones de reciclaje mas decorativas que efectivas. Porque ¿De qué sirve poner contenedores para vidrio papel y metales si no se explica a la gente cómo usarlos? ¿De qué sirve si nadie asume su producción de basura como un problema presente y futuro?

Al igual que las ciclo vías, las estaciones de reciclaje (contadas con los dedos de una mano) fueron puestas como por gracia divina en algunos parques al parecer para maquillar el paisaje, sin que nadie asuma la labor de explicar e incentivar su uso a una comunidad acostumbrada a naturalizar los desechos en la calle.

El tema del reciclaje en Chile es tan urgente como no abordado. Y se relaciona directamente con la producción de desechos. En las últimas décadas con la implementación radical del neoliberalismo más despiadado, se ha generado una cultura que glorifica el “progreso” entendiendo como tal la sola producción de bienes y sus ventas, sin cuestionamientos acerca de dónde termina ese progreso. Es decir, sin tomar en cuenta que la cadena de vida de un producto no termina en su consumo sino en su degradación o reciclaje y que de esa degradación y reciclaje depende nuestro futuro en el planeta.
En Chile se reciclan de manera bastante artesanal algunos metales, vidrio y papel principalmente.

Pero ¿Qué pasa con toda la enorme gama de plásticos que se desecha?, ¿Qué pasa con productos como los insecticidas, cámaras fotográficas, pilas, tetra pack, envases de cartón con metal y plástico incorporado, desechos electrónicos, cuya circulación supone una planta de reciclaje? ¿Qué pasa con ellos? Nuevamente no hay respuesta y lo peor es que tampoco hay elección.

Por muy consciente que seas, en Chile, no puedes no consumir y producir una enorme cantidad de basura irreciclable. Hay iniciativas loables de grupos de personas que han activado por iniciativa propia y sin financiamiento de nadie talleres de reducción de basura en sus comunidades, lo que implica compostaje para basura orgánica, aprender a reutilizar plásticos tetra pack y otros. Hay personas que han incorporado a sus vidas algunas pequeñas acciones como juntar y regalar las bolsas de plástico a la señora que vende ensaladas y esas cosas que sumadas sin duda generan pequeños cambios, pero ¿Hasta qué momento podremos seguir viviendo en nuestras ciudades sin que la basura comience a ocupar nuestro espacio vital?, ¿En qué momento el tema será materia de políticas públicas?

¿Hasta cuando estamos obligados a consumir productos cuyas empresas no se hacen cargo de su reciclaje? Hace unos años atrás yo pensaba que esperar una política de estado al respecto era iluso e inútil. Sin embargo, hoy pienso que hacerse cargo de los problemas públicos es justamente el papel del estado y el motivo que justifica que nosotros paguemos nuestros impuestos, que dicho sea de paso, pagan sueldos millonarios a la administración. Y la basura es un problema público no privado y es político porque supone también un cuestionamiento sobre los medios de producción y las leyes que regulan esa producción que finalmente terminará siendo producción de desechos.

Me parece que hoy es urgente trabajar en todos los frentes, denuncia, toma de consciencia, información, educación, micro y macro políticas y sobre todo activar el necesario ejercicio de la presión ciudadana a través del propio consumo. Será solo a través de un consumo consciente que las empresas se verán obligadas a  cambiar sus políticas e implementar acciones de responsabilidad social y medioambiental.

Mientras tanto toda acción que se haga cargo del tema, suma y ayuda, afiches, talleres, no solo dirigidos a los niños sino a todos porque todos consumimos y todos generamos desechos. Insistir sin descansar hasta que nos quede claro la gravedad del problema y el riesgo vital que corremos frente a la acumulación de la basura y un consumo desaforado e inconsciente. Sin olvidar que finalmente vivir en un medio ambiente libre de basura,  en conformidad a la  dignidad que todo ciudadano merece, es un derecho humano especificado en la declaración universal de los derechos humanos aunque dicho documento en el actual estado de cosas no sea más que una declaración internacional de buenas intenciones.

Comentarios

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Sólo para aclarar, los

Sólo para aclarar, los envases de Tetra Pak (compuestos por cartón, alumnio y polietileno) son 100% reciclables, y actualmente se reciclan en el país... Los planes de reciclaje integrales que adoptan cada comuna es municipal y está dirigido por cada Municipalidad, por lo que en Chile existen varias realidades pero recalco que es más por voluntades que por recursos... con ejemplo está San Antonio, La Granja, La Florida, etc, con planes de reciclaje activos e integrales para la comunidad.