Medio Ambiente y represas

Medio Ambiente y represas

22 Junio 2014

Las represas construidas con muros de contención y embalses destruyen los ríos por la extrema sedimentación que producen al manipular los cauces, cambiando totalmente el hábitat del río en si mismo, destruyendo la flora y fauna del territorio intervenido

Andrés Gillmore >
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Haciendo memoria y leyendo la amplia literatura existente sobre los cuidados del medio ambiente y la relación con las represas, me tope con un informe presentado hace treinta años a tras, cuando  se realizó en Estocolmo en el año 1984 la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Humano y Ambiental. Los informes que salieron de ese congreso determinaron con lujo de detalles ya en ese entonces, las nefastas consecuencias de los malos manejos ambientales para el ser humano, sus emplazamientos y territorios, si no se tomaban los recaudos al generar estrategias de desarrollo que no tuvieran como objetivo primordial la sustentabilidad ambiental. Resulta increíble que en una sociedad como la nuestra, que nos decimos a  nosotros mismos estudiosos y lideres en América Latina al producir conocimiento, que pasados 30 años de esa conferencia, aun continuemos en una eterna reflexión para entender la problemática ambiental y que aun no hemos logrado un cambio radical en la forma en como nos relacionamos con el medio ambiente.

No podemos eludir más el tema ambiental y seguir admitiendo que nos sigan maquillando las diferentes propuestas de desarrollo, con informaciones poco claras y totalmente ideologizadas sólo por preservar los intereses creados de las transnacionales extranjeras que quieren hacer en nuestro país lo que no pueden hacer en el propio. El Estado en todos estos años no ha sabido tomar la iniciativa para desarrollar estrategias con conocimiento científico-tecnológico y desde ese fundamento tomar las decisiones más adecuadas y certeras, que nos permitan resolver nuestros problemas energéticos y posicionarnos con nuestras ventajas comparativas con soluciones que vayan de acuerdo con nuestras verdaderas necesidades.

La educación ambiental debe tener la capacidad de crear las condiciones apropiadas, para que entendamos las graves condiciones en que se encuentran hoy nuestras regiones por los malos manejos dados a nuestros recursos naturales y las consecuencias con que deben vivir los habitantes de estas regiones, simplemente por la falta de proyección que nos ha regido en las últimas décadas al dictaminar las políticas de desarrollo con que proyectamos el modelo. Debemos definir, situar y reconocer los problemas sin falsas consideraciones ideológicas y generar los mecanismos efectivos que permitan cambiar el rumbo de las cosas, para que en algunos años más tengamos la posibilidad cierta de ser una sociedad educada ambientalmente y sustentable en todo sentido, si es que de verdad queremos ser competitivos.

Debemos proyectar estrategias que faciliten el manejo eficiente del medio ambiente, considerando nuestras comunidades con respeto y consideración y considerarlas como una parte relevante de la ecuación, con consenso y realismo, definiendo las prioridades con una perspectiva global de la problemática, de lo micro a lo macro y no como sucede hoy en día que es todo lo contrario.

De acuerdo con la realidad actual y las diferentes variables expuestas, no es posible continuar con la falta de perspectiva ambiental con la que se toman las decisiones, en un formato que ni siquiera a mediano plazo es posible de seguir sosteniendo si queremos avanzar realmente. La incompatibilidad del modelo económico actual, basado en la producción y la generación de un consumo desmedido, va en relación directa con la sustentabilidad de los recursos naturales que poseemos, haciéndose tan evidente y tan fuera de propósito el mal manejo que le hemos dado a lo que nos pertenece a todos y que es administrado por unos pocos, que se hace imposible contenerlo por más tiempo en la forma en como nos estamos proyectando en la actualidad, haciéndose urgente equilibrar los procesos, persiguiendo objetivos claros, sin falsos planteamientos, reconociendo la descompensación entre lo natural, social y lo tecnológico, variables de trascendencia para el mantenimiento de la vida humana y de la calidad de vida de nuestras comunidades.

Pero a pesar de todo el gobierno a través del ministro de Energía Máximo Pacheco, se lo ve trabajando enconadamente proyectando políticas energéticas para la matriz, sustentándose en la hidroelectricidad, promoviendo las represas de muros de contención y embalses, aduciendo que es limpia y renovable cuando no lo es. Si esa es la decisión que tomará el gobierno para proyectar la matriz energética de aquí en adelante, entonces debemos tener la capacidad de decir las cosas como son, desmitificar el tema, aclarar los conceptos y poner las cartas sobre la mesa, para tomar una decisión seria, fundamentada y definitiva con un debate profesional.

Profesionales chilenos con amplios curriculum en la materia, como el geofísico Luis Donoso: asesor en políticas estratégicas en Energía de Medio Ambiente y protección civil; Roberto Román Latorre, Profesor Asociado de la FCFM de la Universidad de Chile, Ingeniero Civil Mecánico, con especialización en energías renovables, integrante del Directorio de la ISES (International Solar Energy Society), han dicho hasta el cansancio en innumerables seminarios, debates y publicaciones, que las represas construidas con muros de contención y embalses destruyen los ríos por la extrema sedimentación que producen al manipular los cauces, cambiando totalmente el hábitat del río en si mismo, destruyendo la flora y fauna del territorio intervenido y el hábitat natural de las comunidades que viven cerca de los emplazamientos de estas moles de concreto, que de construirse estas represas, es asumir invariablemente la destrucción en términos sociales, culturales y de proyección de vida de las comunidades afectadas.

Represar los ríos es ayudar a producir gases de efecto invernadero, que a la larga terminan destruyendo el medio ambiente y ensuciándonos a nosotros mismos. Algo muy diferente seria hablar de represas de paso, que es otro concepto y otra forma. En una economía como la nuestra tan subdesarrollada y poco equitativa como lo hemos constatado en los últimos años, debemos sacarnos las anteojeras y considerar seriamente los altos costos que deberíamos enfrentar en un futuro próximo y tengamos que solucionar los grandes impactos sociales y ambientales que se derivaran de estas megas intervenciones en regiones.

Los que construyen estas represas esconden los verdaderos costos, exageran los beneficios, omitiendo estratégicamente todo lo negativo para lograr los beneficios económicos, ocultando el daño irreversible que producen, desestabilizando los procesos naturales de inversión gubernamental en esta materia, estancando el desarrollo y la gran inversión que necesitamos para concretar estudios de estas nuevas tecnologías; que es un tema serio que debemos tener en perspectiva, sobre todo en un país como Chile, rico en energías renovables no convencionales (ERNC): geotermia, mareomotriz, eólico, solar, matrices energéticas que debemos desarrollar mejorando la inversión y la investigación de estas, debido a nuestras características propias como territorio geográfico.

El debate no puede fundamentarse en si eres ecologista o no, termino utilizado despectivamente por los interesados en construir estas mega-centrales. Lo que corresponde en la actualidad es trabajar con sentido común en busca del equilibrio y la sustentabilidad del modelo, de acuerdo con las ventajas comparativas propias que tenemos como país en el más amplio sentido de la palabra, sin destruir lo poco y nada que nos queda. Entendiéndose que represar un río es asumir su destrucción y que en 30 años a lo sumo, las represas construidas bajo este formato estarían sin utilidad y transformadas en basurales de concreto.