Nuevos impuestos permitirán calmar la sed de forma más saludable

01 Abril 2014

Chile es el tercer consumidor de bebidas azucaradas en el mundo, con 127 litros per capital al año, sólo antecedido por Estados Unidos y México.

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El impacto del “impuesto saludable” a las bebidas azucaradas, que anunció el Gobierno en el marco de la Reforma Tributaria que se intenta implementar en el país, fue bien evaluado por el jefe de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad  de Valparaíso, Rafael Jiménez. Según el profesional, esto desincentivará el alto consumo de este tipo de productos, que si bien no es el único factor, en forma importante favorece el desarrollo de la obesidad y sobrepeso en Chile, que en estos momento alcanza niveles del 70 por ciento.

Jiménez  indicó que con esta iniciativa se busca resultados similares a los que tienen los impuestos al tabaco o al alcohol. “Además de desincentivar el consumo por los nefastos efectos para la salud, dado que ayuda al desarrollo de la obesidad y todas sus enfermedades relacionadas (diabetes, hipertensión, infartos cardíacos, etcétera), también tiene como propósito el reforzar el presupuesto de los servicios de salud,  que son los que tiene que responder a los problemas que el consumo de estos productos tiene sobre la salud”, afirmó.

Daño

“El azúcar es un hidrato de carbono simple, corresponde a las denominadas calorías vacías. Así, al contrario de lo que aporta una manzana, que por cien gramos entrega quince gramos de azúcar al organismo, junto a minerales, agua, vitaminas, fibra y antioxidantes, en el caso del azúcar su aporte es de sólo calorías”, explicó el nutricionista.

Siguiendo las palabras de Jiménez, el organismo absorbe el azúcar con mucha rapidez, por lo tanto aumenta el nivel de glucosa en la sangre. La glucosa es la unidad básica en la que se transforman los hidratos de carbono y aportan calorías al organismo. Para que el organismo obtenga estas calorías, la glucosa  entra a la sangre y ésta se encarga de distribuirla a los distintos tejidos que lo requieran.

Jiménez agregó que “como la absorción es demasiado rápida, porque no existe ningún elemento que lo evite (a diferencia del ejemplo de la manzana, cuya absorción es mucho más lenta por la fibra que contiene),aumenta rápidamente la glucosa en sangre, y eso produce que el organismo genere una mayor cantidad de insulina, que es la hormona encargada de permitir que el azúcar pase a los tejidos, para reducir la cantidad de azúcar en la sangre. Con esto se produce una baja abrupta de azúcar, y esa baja brusca de azúcar en la sangre (de glucosa en la sangre y glicemia), al cabo de dos horas provoca hambre”.

Por lo tanto, concluyó, “el azúcar es un producto que favorece el hambre a corto plazo, aumentando el consumo de carga calórica y de los triglicéridos, porque aquellos hidratos de carbono que el organismo no ocupa como calorías se empiezan a reservar como grasas, desencadenando una serie de efectos dañinos para la salud”.

Recomendación

Finalmente, académico aconsejó que lo ideal es consumir agua que no aporte calorías —sin azúcar— y en lo posible con la menor  cantidad de aditivos, como el agua mineral o purificada.

A modo de recomendación, señaló que es muy apropiado leer la información nutricional que viene en los envases. “En la tabla de ingredientes, éstos aparecen en orden decreciente, de mayor a menor presencia en el producto; por lo tanto, mientras más cercano del comienzo esté ubicada el azúcar, más azúcar tiene el producto”.