[OPINION] El complejo y oscuro problema de las "cargas limpias" en el puerto de Valparaíso

15 Marzo 2017

Está claro entonces que el riesgo para la competitividad del puerto de Valparaíso no lo generan los trabajadores del puerto, sino que el modelo de gestión y administración del puerto que está haciendo la Empresa Portuaria de Valparaíso.

Ibán de Rementería >
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Por Ibán de Rementería

El complejo problema de las cargas limpias en el puerto de Valparaíso ha estallado como la grave amenaza que los cruceros de pasajeros eludan recalar en la ciudad puerto patrimonial. Esto se debe a que los trabajadores portuarios han obstaculizado la atención a los pasajeros en tránsito y de visita para llamar la atención por los perjuicios que les causa el actual manejo de las cargas limpias, lo cual lesionaría gravemente las actividades turístico patrimoniales y portuarias.

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Si bien aquello ha acontecido en una oportunidad, el hecho más grave en contra de los pasajeros en tránsito recientemente ocurrido se debió a una falla de programación por los operadores de los tours y de coordinación con la empresa Terminal Pacífico Sur (TPS), que opera el Terminal Uno, donde deben atracar los grandes transatlánticos de pasajeros. No a alguna acción de los trabajadores portuarios, pero en el imaginario colectivo porteño y nacional ha quedado instalado que esos trabajadores están en contra de las visitas de esos navíos y sus pasajeros, así como del turismo local.   

El asunto de las cargas limpias se suscita en 2007 con la determinación de la Aduana Nacional que instruye que la revisión por la Aduana y el SAG de las mercancías que ingresan al país, el aforo de las cargas, no se realice en los recintos portuarios sino que en la ZEAL (Zona de Extensión de Apoyo Logístico) que está localizada en los altos del puerto a 11 kilómetros.

Antes los aforos se hacían en la Puerta Varas y sobre todo en sector Barón, pero desde el mismo año 2007 la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV) optó por concesionar para fines no portuarios aquel sector, donde eventualmente se construiría el Mall Barón. Entonces, se vuelve claro que el lado oscuro del problema de las cargas limpias está en el doble negocio de, por una parte, entregar las 12 hectáreas de zona de respaldo portuario en el borde costero en una concesión irrisoria para usarla como área de comercio, habitación y recreación de alto rendimiento económico.

Por otra parte, con cargo al presupuesto público, se habilita una zona extra portuaria, el ZEAL, que es concesionada a otra empresa privada para el almacenamiento de contenedores y carga en tránsito, así como para su revisión y aforo con alta rentabilidad por esos servicios. No está demás recalcar que las áreas para las zonas de respaldo en el puerto de Valparaíso es un recurso escaso.

El aforo es la operación de reconocer las mercancías, verificar su naturaleza y valor, establecer su peso, cuenta o medida, clasificarlas en la nomenclatura arancelaria, determinando los aranceles e impuestos que les son aplicables, (Glosario de Términos Aduaneros de ALADI).  

Las cargas limpias es una denominación de los trasportistas que se refiere a las cargas desembarcadas que han terminado sus procesos de aforo aduanero e inspección del SAG y eventualmente del Servicio de Salud, liberadas y listas para ser remitidas a sus lugares de destino.

Valparaíso es el único puerto nacional donde el aforo de las cargas se hace fuera del recinto portuario, lo cual genera un proceso de sobre costos que hacen al puerto de Valparaíso menos competitivo que los otros de la zona central, como San Antonio, Quintero-Ventanas o Coquimbo.

Para los trabajadores portuarios el aforo extra portuario disminuye el número de turnos de trabajo en los recintos portuarios, con lo cual pierden unos 30.000 turnos anuales e ingresos por el valor de 2.000 millones de pesos.

Para la ZEAL el aforo extra portuario se convierte, además de un gran negocio de almacenaje, en otro por administrar la zona primaria aduanera y explotar servicios complementarios. Los transportistas se benefician con un flete agregado del recinto portuario a la ZEAL y de ésta al destino final. Todo esto recarga al cliente tenedor de las mercancías que transitan por Valparaíso en US$ 250 por cada contenedor así aforado, lo cual es mucho si se compara con el costo del cruce de un contenedor por el Canal de Panamá pagará entre US$ 64 a US$ 92, según capacidad de carga y porcentaje de ocupación de la embarcación, lo que obviamente vuelve a Valparaíso menos competitivo.

Pero hay un dato que si bien no aclara el problema de las cargas limpias en Valparaíso, sí lo ilumina; el concesionario de ZEAL es Grupo Azvi  -grupo español conocido por el fiasco del puente basculante de Valdivia-, quienes ganan US$ 240 por contenedor, según cifras de la Cámara Aduanera.  

El concesionario del Terminal Uno, Terminal Pacífico Sur (TPS), considera que la práctica de hacer el aforo fuera de los recintos portuarios le hacen perder competitividad al Valparaíso, igual opinión tienen los trabajadores portuarios agrupados en la Confederación de Trabajadores Portuarios de Chile (Cotraporchi) y que son parte de la Coordinadora Marítimo Portuaria de Valparaíso,

Está claro entonces que el riesgo para la competitividad del puerto de Valparaíso no lo generan los trabajadores del puerto, sino que el modelo de gestión y administración del puerto que está haciendo la Empresa Portuaria de Valparaíso, además el modelo de negocios que no sabemos a quienes beneficia, modelos que el Intendente Aldoney defiende a ultranza por considerarlos cosa juzgada.