[OPINIÓN] Las preguntas que deja el informe sobre la (no) contaminación en Quintero y Puchuncaví

[OPINIÓN] Las preguntas que deja el informe sobre la (no) contaminación en Quintero y Puchuncaví

21 Marzo 2019

La incertidumbre se inicia, primero, en la fecha que se le indica a NILU tomar las muestras, entre diciembre de 2018 y enero de 2019, donde las condiciones atmosféricas son absolutamente distintas a las del mes de agosto, fecha en que ocurrieron las intoxicaciones.

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Por Eduardo Pastén

Hace pocos días atrás se hicieron públicos los resultados del estudio realizado por el Instituto Noruego de Investigación del Aire (NILU), cuyo mandante fue el Gobierno, que evaluó las condiciones del aire en Quintero, Puchuncaví y Concón, posterior a los episodios de contaminación medioambiental de agosto de 2018 que dejó más de 1700 personas intoxicadas. Los titulares de la prensa en general, respecto de la conclusión del informe fueron: Instituto Noruego descarta concentraciones riesgosas de hidrocarburos en el aire de la bahía de Quintero o la calidad del aire en la zona “no es peligrosa para la salud”.

No estoy poniendo en duda el prestigio, seriedad, la capacidad profesional y técnica del Instituto Noruego, NILU, tampoco los resultados o conclusiones del informe, la experiencia y seriedad de los noruegos, en general de los escandinavos, en temas ambientales son lejos, unos de los más capacitados del mundo.

La incertidumbre se inicia, primero, en la fecha que se le indica a NILU tomar las muestras, entre diciembre de 2018 y enero de 2019, donde las condiciones atmosféricas son absolutamente distintas a las del mes de agosto, fecha en que ocurrieron las intoxicaciones.

Originalmente, el equipo Miran del Ministerio del Medio Ambiente detectó algunos compuestos que despertaron preocupación debido a su peligrosidad, tales como: isobutano, tolueno, sulfuro de hidrógeno y metilcloroformo. Este último prohibido en Chile desde 2015.

NILU examinó las concentraciones de aquellos compuestos y aunque se detectó su presencia, esta se presentaba en niveles mínimos, correspondientes a los presentes en la atmósfera de cualquier lugar.

La pregunta que surge ahora es: si el metilcloroformo apareció, aunque haya sido en concentraciones residuales, ¿Cómo puede ser posible que se encuentre presente en el aire de la zona de sacrificio, si este compuesto está prohibido en Chile? ¿Qué empresa lo está o estaba utilizando?.

Se debe destacar que la situación contrasta con los resultados de 35 días de mediciones durante los episodios de contaminación de agosto, que a través de transparencia obtuvo la PhD en Ecología de la ONG Fiscalía del Medio Ambiente, Fernanda Salinas, quien manifestó que en lo referido al metilcloroformo, apareció registrado en 33 días y en concentraciones varias veces más altas de cuando fue tomado por el equipo Miran en pleno desarrollo de la crisis.

En este sentido, ¿la medición de gases que solicitó el gobierno, fue sólo a los compuestos anteriormente mencionados? ¿Se pidió también examinar la presencia de plomo, arsénico y/o dióxido de azufre y otros?

Ahora, llama la atención lo que manifestó, al conocer los resultados del informe el Ministro de Medio Ambiente (s) Felipe Riesco, quien dijo: “Algunos compuestos como bencenos y toluenos existen, como ocurre en muchos centros urbanos a lo largo del mundo. Pero están bajo la norma europea y de Estados Unidos”. “Algunas veces alcanzan concentraciones que son percibidas como olor por las personas. Si bien esos olores causan cefaleas y náuseas, no están dañando la salud”. A buen entendedor pocas palabras.

Asimismo, para evitar la mirada complaciente post informe, dado que los eventos de intoxicación ocurrieron, es urgente que el Gobierno publique o comparta todas las conclusiones de dicho documento con la comunidad de Puchuncaví y Quintero, de modo que los resultados sean conocidos por todos.

Finalmente, es una necesidad ampliar las mediciones a los meses de invierno que es cuando las condiciones de ventilación se agravan en la zona.

Foto: Huawei / Agencia Uno